Capítulo 23

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- ¿Te duele mucho?

- ¡Nooo, como crees! Sí solo fue un corte - dijo con sarcasmo.

- Me tenía que defender. Ya no puedo más, estoy demasiado cansado y él no hace más que hacernos pelear entre nosotros - dije en queja.

Tomó mi mano entrelazando nuestros dedos, no dudé en inclinar mi cabeza sobre su hombro, me sentía bien a su lado.

- Creo que te amo - soltó.

- ¿Crees?

- Lo hago, esta si que es una relación intensa - rió.

- Luego de todo esto ya no quiero más golpes.

- Pórtate bien entonces.

- ¡Oye! - exclamé con una falsa ofensa.

Dejé unos cuantos besos en su cuello, solo él conseguía mantenerme fuera de tantos pensamientos que no hacían más que ponerme triste.

- Mi mamá debe estar como loca, llevo días sin pisar la casa.

- ¿Crees que deje de odiarme algún día?

- Tampoco es que no vayamos a estar juntos porque no te acepte, esos pensamientos antiguos no van conmigo - respondió seguro.

- ¿Y que va contigo? - pregunté coqueto.

- Tú, eres un buen complemento.

- Te amo - dije alcanzando sus labios.

Nos dispusimos a ordenar un poco, el orden muchas veces no va con los hombres pero realmente no teníamos más opción.

Yo no tenía ningún problema en que Christopher se quedara conmigo, todo lo contrario, no me sentía tan solo.

- ¿En dónde dejo esto?

- Ahí - señalé.

- Deberíamos ir por comida, no hemos estado comiendo bien y lo necesitamos - propuso.

- ¿Christopher?

- ¿Erick?

- Qué pasará con nosotros después de esto. Me refiero a que quieres hacer.

- Hmmm, seguir mi vida vida con normalidad.

- Osea que si tu padre te ofrece un trono ¿no lo aceptarás? - pregunté con emoción.

- ¿A ti ya te lo ofrecieron? ¿Qué dijiste? - consultó al ver que asentí.

- No di una respuesta - mentí.

Pareció analizar la situación, fueron segundos de silencio que me hacían desesperar.

- Lo pensaría ¿sabes?

- ¿Qué? ¿Cómo que lo pensarías?

- Suena irreal, pero pasaríamos a ser dioses, tendríamos poder frente a los demás que componen el Olimpo. ¿No te gustaría?

- No lo he pensado en realidad - respondí desanimado.

- Amo mi vida, pero allá arriba viviríamos de otra forma, una experiencia nueva. Si mi padre me llega a ofrecer aquello, aceptaré - contestó.

Me di media vuelta a terminar lo que estaba haciendo, mis planes de vida no era dejar de pertenecer aquí, pero Christopher estaba tan deslumbrado con todo esto que su emoción la dejaba sentir.

- Voy al baño, ya vengo - dije sin mirarlo.

Cerré la puerta con seguro, no entendía porque cada vez que quería pensar o llorar mi destino era ese, no era lo más hermoso.

Intentaba respirar mientras miraba hacia el techo, si lloraba iba a ser muy notorio.

- ¿Estás bien? - escuché.

- Christopher estoy en el baño - reí falso.

Abrí la puerta no sin antes mirar mi cara, no quería abundar más en aquel tema.

- ¿Por qué me mientes?

- ¿Yo? De qué hablas.

- Tus ojos están llorosos. ¿Dije algo malo?

- Solo fue porque bostecé - mentí nuevamente.

- Deberías ir a dormir un momento, yo puedo ordenar esto - abrazó acariciando mi espalda.

- Es que tengo hambre, podríamos ir por algo de comer y luego continuar.

- Acepto, solo ponte algo más abrigado.

No demoré mucho, al tomar mi sudadera y ver mi uniforme no había tomado en cuenta sobre las clases a las que habíamos faltado.

La tarde estaba realmente fresca, el ambiente se sentía perfecto mientras íbamos tomados de la mano.

- Shhh.

- No te sueltes de mi - dijo abrazándome.

- Tenemos que regresar, Christopher vamos.

Algo retumbó fuerte a nuestro alrededor, a pesar de ser semidioses teníamos nuestros temores y no era la intención demostrarnos invencible, seguíamos siendo mortales.

- Mierda.

- ¡Corre! - exclamé tomando su mano.

Mi Último Destino - ChriserickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora