Capítulo 9

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- Te lo juro, se quebró en mi mano y ni siquiera lo apreté.

- Quizás fue una corriente.

- Puede ser, pero y esa señora qué, me dijo que iba a morir, perdóname pero que te digan eso no es nada alentador - añadí.

- Sí está raro todo - dijo bajando la mirada.

Lo observé en detalle, solo jugaba una y otra vez con sus manos.

- ¿Por qué te quedaste callado?

- Me está siguiendo - respondió.

- Quién.

- El mismo tipo que te sigue a ti.

Obviamente me sentí culpable, no sabía las intenciones de ese hombre y ya no era algo agradable.

- Me han estado pasando cosas muy extrañas Christopher, no sé qué está pasando.

- ¿Tienes miedo?

- Sí, no es normal todo esto, primero un tipo nos sigue, escucho mi nombre sin que nadie me haya llamado, una mujer aparece y habla de mi papá como si nada y resulta que hasta animales se me aparecen. Eso no es cotidiano - comenté.

- ¿Qué podemos hacer?

- No, tú no.

- Agradece que quiero ayudarte - reclamó.

- Te lo agradezco pero es mejor así, lo prefiero así.

- Ya me metiste en esto, no sé quién mierda sea ese sujeto pero aunque sea a la fuerza le sacaremos algo.

Abrí mi mochila recordando lo que había dejado en ella, supuse que sería bueno enseñarle aquella espada que había encontrado en mi cama.

- Cuidado.

- ¿Y esto?...¡Dios! - exclamó al ver como algo filoso casi lo corta.

- Estaba esta mañana en mi cama. ¿Ves por qué te digo que todo esto es bastante raro?

- Se ve antigua. ¿Serán señales?

- De qué.

- No lo sé - dijo elevando sus hombros.

Miraba a todos lados esperando a que no hubiera nadie observando, podríamos pasar hasta por delincuentes, era un arma el que estábamos manipulando.

- C-Chris...

Fue imposible no tartamudear, sentía el filo de ese objeto cortante en mi cuello con algo de nerviosismo.

Todo lo sucedido me tenía muy a la defensiva, golpeé su brazo sin medida y por más que lanzó un quejido apreté este con la fuerza suficiente.

- Me duele. ¡Ya!

- No vuelvas a hacer eso - exigí.

No entendía como una espada podía quedar en un tamaño diminutivo, todo ahora para mí era un misterio.

Lanzó una risa que me sacó de lugar, mi mano libre iba directo a tapar su boca cuando tuve tiempo de detenerme.

- Odio que me quieran callar - susurró.

Nuestra distancia era diminuta, mi cuerpo estaba a la nada de caer sobre el de él.

- Estamos iguales, hiciste algo que no me gustó.

- Solo estaba jugando.

- No me gustan esos juegos.

- ¿Y cuáles te gustan? - preguntó soltando mi mano.

Caí sobre él acortando totalmente la distancia, hice lo mismo, dejé de apretar su brazo poco a poco.

- Ninguno en realidad - dije bajo.

- Jugar es divertido, atreverse.

- ¿Lo crees?

- Lo importante es saber si tú lo crees.

Su mano pasó a posarse en mi espalda baja, sentí un pequeño ahogo, como si la respiración quisiera faltarme.

- Quizás deba intentarlo.

- Intenta conmigo, puedo caer en tus juegos fácilmente...amigo.

Devolví mi recorrido por su brazo, busqué los espacios entre sus dedos que me dieran paso a poder entrelazar estos con los míos.

Miré sus labios por unos segundos, estaba consciente a lo que estaba dando paso todo esto.

- Si yo te...

- Solo házlo, bésame - interrumpió.

Incliné mi cabeza de medio lado, sentía su respiración más cerca que nunca y luego de jugar un poco con sus labios me decidí a dar el paso en total profundidad.

- No me vuelvas a decir amigo - susurré.

- ¿Por qué? - preguntó antes de volver a besar.

- Porque...no sé si quiero serlo, después de esto no lo sé.

Mi Último Destino - ChriserickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora