Capítulo 4.

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Matías.

Me paré temprano como todos los domingos para a dar las misa. Me bañe, desayune y cepille los dientes. Fui con mi abuela para despedirme.

-Segura que ¿no me quieres acompañar?...

-No hijo, ves, quisiera ir pero me duelen mis piernas.-dijo tomándose la pastilla.

-Trabajaré duró para comprar un auto y llevarte a todos lados y no tengas que caminar.

-Ay hijo...ven.-la abuela me abraza con mucha ternura.

-De verdad.

-No tienes que hacer eso por mi.

-Quiero darte lo mejor.

-Ya para que si ya me voy a morir.

-No. Abuelita no vuelvas a decir eso por favor...

-Es la verdad. Mira...ya no tengo fuerzas.

-Para eso estoy yo aquí contigo y te prometo que compraré un auto y te llevaré a los lugares que tú quieras.

-Matías te lo repito no tienes que hacer eso por mi, haz otras cosas...

-Entonces comprare el auto por mi para verte feliz y llevarte a cualquier lado.

-Si pero no es necesario...anda ve que se te hace tarde.

-Me quedaría a cuidart...-interrumpe.-No, no tienes que quedarte, ves hijo anda.-Está bien tita.

-Te cuidas mucho y si ves un dulce de avena me compras uno ¿Si?

-Claro los que gustes.-

La abuela sonrió un poco.

-Tengo que irme.
Le di un beso en la frente y salí de casa.

Fui a casa de Amanda.
Ella es una gran amiga para mi y muy importante en mi vida, la conozco desde que éramos unos pequeños y traviesos niños. Jugábamos por las tardes, nos ayudábamos con la tarea, es como una hermana para mi.
Llegue a su casa, ella estaba en pijama, me moleste un poco por que le había dicho que se alistara antes para no ir a las carreras y pensé en irme solo pero sería muy estúpido así que solo la esperé hasta que se alistara.

-Amanda...llegaremos tarde.

-Perdón. Apenas me adapto al horario de aquí, en argentina son dos horas más tarde.

-¿Qué? Uff con razón.

-Ya estoy lista, vámonos.

Amanda y yo caminamos hasta el templo hasta llegar. Le dije que próximamente habría un homenaje y aniversario del templo. Ella sonrió y dijo que asistiría.
Al llegar vi que Martina estaba acompañada de dos personas, un niño como de 5 años y con una chica. La chica quizá es su prima o amiga ya que le he visto varias veces que vienen aquí.
Me puse mi traje y di la misa normal...bueno un poco tenso, al dar la platica me temblaba la voz, sentía como mis piernas temblaban, no me salía la voz y decía palabras en corto por culpa del trago de saliva; me disculpé antes todos, respiré profundo y Seguí con la misa. Al terminar mi plática se acercó una monja para dar un aviso, mientras la monja hablaba no preste atención y me quede pensando "¿Cómo por qué me puse nervioso?" Lo que se me vino a al mente al hacerme esta pregunta fue...Martina

¿Ella? ¿Su presencia hace que yo tiemble? ¿Por qué? Tal vez sea otra cosa.

No era mi Intención. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora