—Eso creo...- se recostó en mi pecho rápidamente mientras me abrazaba por la cintura.
—Tranquila seguro son animalitos....—dije acariciándole el cabello dándole seguridad mientras ella se calmaba, lo notaba por que su respiración agitada de espanto iba bajando poco a poco.
—¿Ya?. —Ya gracias.—Se separó de mí y se acomodó un mechón de su cabello.—Bueno y...—Dijo en modo "¿Que prosigue?".
—Mira.—Agarre con cuidado la mano de Martina, sentándonos en unos troncos, solté su mano y la puse en mi muslo—. Hay cosas qué tal ves no sabes o no haz notado.
—¿Cómo que?.— dijo poniéndome más atención, acercándose un poco para lograr escuchar con detalle cada palabra que decía.
—Pues...tú sabes que me has visto dando misas y...
—¿Y luego?...— dijo ansiosa.
—Pues no soy un "sacerdote" como tal.—Me puse muy nervioso, no sabría como ella lo tomaría, froté mis manos.— Doy misas, digamos que estoy en "Prácticas" estoy comprometido todavía no me entrego totalmente a la iglesia, que por cierto me faltan unos meses o años.
Martina al escuchar eso quedó boquiabierta y sonrió un poco.— Estoy sorprendida.
—¿Por?.— le contesté dudoso y nervioso a la vez.—Pues...por qué número uno, no me lo esperaba, y número dos...hay tiempo...
—¿Tiempo? ¿Para qué hay tiempo?
—Para...— Un sonido de nuevo nos interrumpe, no era un ruido de la naturaleza si no humano.
—"MATIAAAAAS ESTAS AQUÍ?"
—Mierda.— dije pegando con mi puño contra el tronco.— ¿Pasa algo?.—dijo Martina viéndome a los ojos.
—MAAAAAT, DONDE ESTÁS! Necesito ayuda.— Amanda corrió hacia nosotros desesperada llorando, no sabía qué hacer, pero algo que si note fue que Martina volteó los ojos y se levantó de ahí.—Tengo que irme.—dijo Martina algo cortante.— Matiaaaaaas ayúdame.—suplico Amanda con lágrimas en los ojos.
—Me siento muy mal Matías alguien intento abusar de mi.— Amanda se lanzó hacia mi abrazándome con fuerza.
—Espera ¿que?.—dije tratando de acomodar todo y alejándola un poco de mi.
—Si Matías ayúdame, me lastimo muy feo.— Amanda no podía ni hablar de tanto llorar. Solo vi como Martina se alejaba.
—Hey Martina espera. Martina se hizo la que no escucho y siguió su camino apresuradamente.
—Matías te suplico ayúdame. —Amanda me abrazo más fuerte mientras lloraba con desesperación.
—Tranquila...¿que pasó?.— dije en mala onda. No quería escucharla pero por educación tuve que hacerlo, aunque...por un lado mío si quería ayudarla con sus problemas se veía tan mal, pero otro lado mío decía "Hey recuerda que Esta Martina". Debería estar ahí para Amanda, con lo que me está diciendo, es demasiado grave, la abracé y traté de tranquilizarla.
—Me siento muy mal me siento sucia ese hombre me besó el cuello y aaaah. No puedo parar de pensar en esa horrible escena, Matías abrázame abrázame.—suplico de nuevo, la abrace con cuidado, me sentí muy extraño.