Capítulo 21.

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Matías.

Estaba dentro del templo donde suelo cambiarme, el sacerdote estaba dando su misa y pues yo estaba tranquilo pero a la ves nervioso...no estaba inquieto por lo que fuera a decir en la misa si no por lo que yo fuera a decirle a Martina cuando la vea.

"Hey Martina".— no no suena bien...

"Martinaaa".—JAJA tampoco... no sé qué hacer!

"Hola".—muy seco.

"Hola bella".—Nonono iría muy rápido.

"Viste la misa?".—aaaah.

Mi hermana y mi abuela se quedaron en la misa un rato y fueron a pasear por las calles hermosas y decoradas que estaban.

Después de que el sacerdote terminara su misa, yo fui a dar una pequeña, no duró más de 15min. Al terminar vi a Martina. No pudo estar más bella.

Le hice una señal de que iría con ella y que me esperara unos segundos.

Me cambie muy rápido y fui con ella, no pude estar más feliz, su vestido blanco largo de la parte de atrás y hasta las rodillas de la parte de enfrente, le quedaba tan bien, su peinado, ella llevaba una trenza de corona y en su cabello rizado de las puntas, sus pestañas largas y uff...que más puedo pedir con esa sonrisa que me cautiva.

—Hola Martina.

Si, eso fue lo que le dije, ella me regreso el saludo.

—¿Cómo estas?.- dije emocionado.

—Muy bien ¿y tú?.- dijo acercándose y le di un beso en la mejilla.

—También muy bien...-puse mi brazo para que pusiera el suyo.-accedió y sonreí.

—Bueno y que cuentas...

—Pues nada....me alegra mucho verte aquí y pasar esta tarde contigo.- dije y me sonroje un poco.

—A mi también..Matías?.- dijo algo dudosa.

—Háblame de tú.- sonreí

—Ay qué pena, ¿de verdad?

—Claro no le veo nada de malo.- dije, me acerqué y la vi fijamente a los ojos.

—Pues no sabría decirte...-dijo Martina sonriendo mientras yo le acomodaba un mechón de cabello.

—Que te parece si damos una vuelta.

—Claro claro aunque comer estaría mejor.- dijo riendo.

—Oh señorita, olvidaba que usted es amante te la comida.

—Háblame de tu.- de inmediato Martina soltó una enorme carcajada.

—Vamos a comer ándale.- puse mi mano en su hombro abrazándola y caminamos.

Algunas personas caminaban y se nos quedaban viendo de una forma extraña, como si vieran un fantasma, en realidad no sabía por qué.

—¿Por qué todos nos ven así?

—No lo se...bueno...

—¿Bueno?.- dijo bajando un poco el ritmo de nuestros pasos.

—Es que aquí todos me conocen.

—¿Y?.- dijo torciendo los ojos.

—Tendremos que hablar.- le agarre del brazo ligeramente con cuidado, volteando a todos lados de que nadie se percatara de esa escena, caminé con discreción hacia un lugar más apartado de los demás y puestos de comida artículos etc que atrajeran personas.

—Hey hey hey.- dijo Martina confundida tratando de no caminar rápido, repitiéndome "a donde me llevas".

—Shhh, no alces la voz o nos descubrirán.- dije susurrando más apresurado para llegar a ese lugar.

—¿Descubrir qué?.- desesperada comenzó a ponerse furiosa.—Matías ya!!! ¿Puedes decirme qué pasa?.

Solo camine un poco más despacio sin hacer tanto caso a sus berrinches, por fin estábamos más cerca de ese lugar alejado de personas, Martina comenzó a calmarse un poco.—Aquí es.- solté su brazo un poco.

—Es un lugar bello...-subió su cabeza y vió los enormes árboles alrededor de ella, un canto de pajaritos que la hizo sonreír. Una paz...vaya.

—Lo sé...-Suspiré poniendo mis manos sobre mis bolsillos caminando hacia ella lentamente.

—¿Aquí sueles acudir para tranquilizarte?—. No precisamente pero..- un sonido espantoso desde los árboles se manifiesta cerca haciendo que Martina brinque del susto y se acerque a mis brazos.—¿Estás bien?.

No era mi Intención. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora