//HEART//-Draco Malfoy-

Parte 12: ¿Dumbledore se va?

Entramos a la cabaña de Hagrid, él se apartó para dejarnos pasar, fue a sacar la tetera del fuego, muy torpemente, y sirviendo el té se desbordó, y cuando Hagrid quiso darse cuenta ya casi había inundado el platillo sobre el que estaba posada la tacita.

- ¿Estás bien, Hagrid? - preguntó Harry preocupado - ¿ Sabes ya lo que le ocurrió a Hermione..?

- ¡Si, lo he oído! - respondió Hagrid con la voz entrecortada.

Miró por la ventana, inquieto, yo solo suspiré. Nos sirvió jarritas que contenían solamente agua hirviendo, supongo que se le olvidó poner las bolsitas de té. Cuando nos estaba sirviendo en un plato una porción de pastel de frutas, golpearon la puerta con mucha fuerza, imagino que para hacerse oír. A Hagrid se le cayó el pastel. Intercambiamos miradas de pánico, Harry y Ron se tiraron sobre la capa de invisibilidad y me arrastraron con ellos. Cuando estábamos los tres tapados por la capa, nos apartamos a un rincón oculto. Hagrid cogió su ballesta de nuevo y fue a abrir la puerta.

Era Dumbledore, que le saludó y entro muy serio, seguido de otro individuo de aspecto muy raro. Era un hombre bajo y robusto, tenía el pelo gris alborotado y se veía inquieto. Llevaba puesto un traje de raya diplomática, corbata roja, capa extensa negra y botas escarlata acabadas en punta. Sujetaba bajo su brazo un sombrero hongo verde lima.

- ¡Es el jefe de mi padre! - susurró Ron, asombrado- ¡Cornelius Fudge, del ministerio de magia!

Harry le dio un codazo para que se callase, y agarró mi muñeca para que yo no pudiera darle un guantazo ya que sonaría demaiado, aunque si esto sale mal no tendré que besar a Draco.. Aun así, no merece la pena sacrificar una misión por un mísero beso, así que tendré que aguantarme.

El pobre Hagrid estaba pálido y sudaba a chorros. Se dejó caer en una silla apesadumbrado y dirigió su mirada a Dumbledore y luego a Fudge.

- ¡Mal asunto, Hagrid!- dijo Fudge, escuetamente - MUY malo. He tenido que venir. Cuatro ataques contra hijos de muggles. El Ministerio tiene que intervenir.

- Yo nunca... Usted sabe que yo nunca, profesor Dumbledore, señor... - dijo Hagrid, mirando implorante a Dumbledore.

- Quiero dejar algo claro, Cornelius, Hagrid cuenta con mi plena confianza. - respondió él, mirando a Fudge con el ceño fruncido.

- Mira, Albus. - dijo Fudge, incómodo - Hagrid tiene antecedentes. El Ministerio debe hacer algo... El consejo escolar se ha puesto en contacto...

Le dirigí una mirada corta a Harry, muy preocupada. Yo ya se por dónde van los tiros, pero Hagrid no puede ser, es inocente! Lo he leído sobre todo tipo de arañas, y no hay ninguna que paralice a humanos tal como lo hace un ''petrificus'' ni siquiera en el mundo mágico. Y sigo teniendo mis dudas sobre la supuesta cámara de los secretos que vio ese tal Tom Riddle y le mostró a Harry mediante un recuerdo, estoy segura de que Salazar Slytherin habría creado algo más esplendoroso y escondido que un mísero baúl, o sino cualquiera lo podría haber encontrado, y destruirlo. Y si se supone que Salazar Slytherin era su dueño... ¿Nadie se ha parado a pensar que tendría mas sentido que fuese una serpiente? Él hablaba parsel despues de todo.

De repente, al acordarme de Salazar Slytherin, recordé que Draco me cubría la espaldas... ¿ seguirá allí? Saqué una botella pequeñita y me tomé lo que contenía: Una poción de vista. Dirigí mis ojos a la ventana, y me fijé en la torre, que, aunque estaba muy lejos, con la poción se veía cerca. Draco seguía allí, y parecía preocupado, /no le juzgo, quien no lo estaría/ pero seguía allí, atento para ayudarme en cualquier momento.

Sin quererlo, me había distraído por completo de la conversación de Hagrid con Dumbledore y Fudge, mirando los ojos azules de Draco mientras él estaba alerta, mirando al horizonte. Pero algo me hizo sobresaltarme, la única palabra que me llamó mucho la atención: ''azkabán'' . Miré de muy inquieta a Harry y Ron, sus expresiones de horror me insinuaron la aterradora verdad. Hablaban de recluir a Hagrid allí, creo. Volví a mirar a Draco, su cara desprendía pánico.