Capítulo 12

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En este capítulo especial conoceremos el lado de la historia por parte del primo de Caroline (la chica de los rizos rojizos o de ...¿fuego?).


Steven

Solo abrir los ojos ha llegado a ser mi mayor tortura cada día, recordar que he manchado mis manos con aquel rojo escarlata que invade mi subconsciente una y otra vez repitiéndose en mi cabeza como si fuera una película con una única escena que no tiene fin, torturándome constantemente y asfixiándome hasta invadir por completo mi cuerpo las ganas de acabar con este calvario definitivamente. Las ganas de vivir se han ido marchitando con el pasar el tiempo, aquella dulce risa la he ido olvidando y eso me tiene tan afligido, mi mayor miedo es llegar a olvidar a la única persona que he amado y he lastimado de la peor forma por ser un vil egoísta.

Paso la mano por mi rostro sudoroso, otra noche donde mis pesadillas me consumen y ahogo gritos de dolor para evitar la preocupación de mi madre y del resto de la familia, no quería preguntas porque no tendrían respuestas y la fachada que he creado ante los demás este tiempo se arruinaría por una crisis que en especial para mis padres había superado, pero todo era puta mentira.

Retiro las cobijas con brusquedad de mi cuerpo y me levanto, observo mi rostro y el resto de mi cuerpo ante el espejo, toco mi mentón y noto el crecer de mi áspera barba. Una fugaz sonrisa se dibuja en mi rostro en aquel instante seguida de una lágrima cargada de toda mi melancolía. Levanto mi puño con la intención de golpear el estúpido espejo que me ha agobiado cada día, pero lo detengo a unos escasos centímetros, abro la ducha y me tiro al suelo llorando como un pequeño niño asustado en medio de la oscuridad.

Suena el celular pero opto por ignorarlo, paso la mano por el costado izquierdo de mi cuerpo y recuerdo todo el maldito día donde mi vida cambio por completo, aquella marca que yacía era mi claro recordatorio que yo derrame su sangre, yo... maté a quien debía cuidar. Me convertí, en el asesino del amor de mi vida y tendría que cargar con aquel peso el resto de mi vida que estaba destinada a la desdicha hasta que muera, mi luz se había apagado junto a ella.

Cierro mis ojos, porque cuando lo hago es el único momento en que la veo claramente tal como era, detesto hablar en pasado. Ella no merecía lo que le paso, ella no me debía conocer, así ella...estaría viva aún si no hubiera interferido en su vida. Quisiera regresar el tiempo y nunca haber cruzado palabra en aquella obra escolar donde Anne quería interpretar al hombre en la historia y yo la apoye en su deschavetada idea ganando por primera vez su atención desde su llegada, siendo captado por aquel par de esferas grises que solo me reflejaban a mí dentro de ellas.

Entre a la ducha con todo y ropa, mientras el agua resbalaba por todo mi cuerpo, empecé a meditar un poco con el fin de tratar de calmar mis pensamientos y volver a entrar a mi papel donde debía fingir estar bien cuando por dentro sentía miles de agujas clavar mi corazón con tal intensidad que me dejaban en un momento sin las fuerzas de poder respirar.

(...)

-No voy a regresar hasta la noche. -dije sin importancia a Alice.

- ¿Sigues molesto, Steven? -cuestiono mi madre.

-No, solo que no me voy a quedar aburrido aquí mientras otros disfrutan. También tengo una vida, quería pasar con aquella mocosa, pero tú-la señale-, preferiste dejarla ir con un desconocido.

-Owen es tu amigo.

-Lo dejo de ser hace años. Cuídate, mamá. No me esperes a comer y no arrugues la frente que he notado ya unas arrugas. –bese su frente con toda la intención de evitar una charla ¿motivadora? Por su parte – Estas vieja.

Él, mi mayor pecadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora