Capítulo 4

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Caroline

En cuanto a mis padres con el pasar de los días, fueron olvidando aquel suceso en el colegio o eso parecía, pero al final terminaron dejando una huella en mí, que ardía e iba aumentando conforme pasaba el tiempo, no lo demostraba porque no quería seguir yendo con la psicóloga, eso me agobiaba rotundamente, debido a que nadie creyó en mis palabras y no podía expresarme como realmente me sentía ante mis padres y la duda de ¿Por qué hicieron eso? No salía de mi cabeza, tampoco me atrevía a afrontar a Ander, me ignoraba y eso era una recompensa para mí, sería una carga menos en mis hombros, no puedo negar que hubo tantas noches que pase llorando hasta que me canse y me di cuenta que no era mi culpa, intente ayudar y entregar a los culpables, pero todos me ignoraron y recibí varias advertencias, en mi casillero aparecían notas que causaban escalofrío y atormentaban mi cabeza. La más inquietante fue "Sigue siendo entrometida y paga cada vez un precio mayor, por tu bien olvídalo como todos lo hacen, insecto." Aquella noche no pude cerrar ni los ojos del miedo, opté por callar y hacer como si nada sucediera.

Dejando de lado el pasado y regresando al presente, el dolor aún seguía intacto, pero aprendí a disimularlo y sobre todo a sobrellevarlo, tomo su tiempo, pero esto me ayudo a aprender a fingir, tener dos caras ante los demás, existía dos excepciones para esto, es evidente, mi pequeña ... bueno enorme perrita Sasha, al llegar de Connecticut descubrimos conforme pasaba el tiempo y con ayuda del veterinario que era una mezcla de sharpei y dog chaw, sus encantadoras y pequeñas orejas de color café claro y su cuerpo blanco arrugado por su raza y algo peculiar de ella era su lengua morada, una completa hermosura, fue mi mayor consuelo cada día junto a Lisa, mi familia cambio un poco aunque para la vista de otros seguía siendo la misma. Sin embargo, en medio de las noches, he escuchado como mis padres discuten en el estudio y como lo descubrí, tras mis largas noches de insomnio cuando mi garganta una ocasión necesitaba un vaso de agua helada para refrescar mi atormentada cabeza, fue ahí que me entere de sus enfrentamientos, me echaba la culpa porque nunca habían discutido y se llevaban bien, una relación envidiada por otros, al parecer fui la causante de todo, quien creo un descocido en mi familia.

Dejando de lado agobiado pasado, preferí levantarme y retirar aquellos pensamientos que dolían demasiado, comencé a organizar mis cosas y guardar lo que deseaba llevar junto a mi nuevo hogar, esto se basaba en: fotos de mi tiempo en Inverness y de viajes con mi familia incluyendo a Sasha, mi pequeña no puede ser olvidada, es mi guardián y mejor amiga junto a Lisa y una robo en especial mi atención, estaba con Ander con una deslumbrante risa, éramos tan pequeños y pasábamos las vacaciones juntos hasta que se convirtió en lo que es hoy.-esto causo que hiciera un mohín de disgusto.

Me observe en el espejo y aquel reflejo me hizo notar como he cambiado, ya no tengo esos kilos extra, adelgace en exceso a mi parecer, me limite a hacer ejercicio y a comer en exceso.- Bajo mis pantalones se escondían unas cuantas estrías por mi desmedido acto de bajar de peso que no pensé en las consecuencias al hacerlo de la manera incorrecta, no me gustaba verlas ahí, me hacía sentir más insegura de lo normal, regrese a ver la foto y seguido mi reflejo, haciendo pausas en cada movimiento, la pequeña Caroline, temerosa y a la vez ansiosa por hacer las cosas que amaba, pero siempre interrumpida por las palabras demandadas por sus padres "no", "es una mala persona", "te conviene estar... " hasta el día de hoy, se acabó a quien controlan e incluso Lisa me lo advirtió, una es que sean mis padres y quieran mi bien y otra que vivan mi vida, hoy eso muere, este día entierro a la vieja Caroline aquella chiquilla que es la muñeca de quien le plazca, quien ha vivido en una burbuja que sus padres han creado, hoy entierro a esa vieja yo, que espero no volver a ver ni sentir, para dar paso a quien no bajara la cabeza por miedo a otros, empezare a enfrentar a mis propios monstruos que han invadido mi tranquilidad.

Él, mi mayor pecadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora