Día 13: "Canción."

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Solo cuando los acordes de la canción del momento terminaban de escucharse a través de los altavoces de una tienda de conveniencia, es que Kagami Taiga dirigió tranquilamente su auto hasta el edificio donde vivía con su familia.

Amaba la música, por algo se había aventurado en ese mundo pero ahora, parecía que le estaban robando tiempo con lo más importante que tenía en su vida.

Su esposo y su hijo.

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Siempre escribía sus canciones con entusiasmo pero en este punto estaba hastiado, y es que incluso escuchar su último éxito le molestaba.

Lo escuchaba en todos lados, incluso hasta cuando entraba a un baño no faltaba que alguien la ande tarareando.

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Cuando llego, se apresuro a subir a su piso, donde seguramente encontraría a su pequeño durmiendo y capaz, incluso a su pareja. Suspiro abatido, al día siguiente había clases y tenían que descansar, no podía culparlos por ello.

Sin embargo se sorprendio al encontrarlos mas que despiertos, bien entretenidos.

—¡Papá es genial! — la voz de Tai sonaba emocionada. —Los chicos tocan genial pero papá es el mejor, mira como está brillando.

—Son las luces que colocan detrás de él, langosta. — Daiki menciono divertido. —Ni es tan bueno, yo soy fan de otros cantantes. — el niño hizo el clásico sonido de indignación sin imaginar que su pelirrojo padre hacía lo mismo.

—¡Claro que no! — el chiquillo le defendió. —¡Te he visto cantar y bailar sus canciones! — Kagami sintió el pecho hincharsele orgulloso, más aún cuando el moreno no busco que responder. —Lo extraño.

—Yo también. — el músico pego su frente a la pared. —Pero cuando él llegue, ni una palabra. — comenzo a hacerle cosquillas a su hijo. —Incluso de eso que dijiste, que sea nuestro secreto.

—¡Pues lo escuche! — entro causandoles un grito a su par amado. —Los eche de menos pero ya no más, me voy a quedar con ustedes.

Su pequeño peliazul corrió a abrazarlo emocionado por la noticia mientras, el más grande lo miro con una mueca.

—Taiga, en serio no tienes... — el músico se acerco hasta estamparle un beso, callandolo así de una vez.

—Si tengo. — le sonrió decidido. —Lo único que quiero escuchar ahora son sus risas. — miró a su hijo con una sonrisa de complicidad. —Y tal vez a ti cantando.

—¡Primero muerto! — nego el moreno con la mejillas sonrojadas. —¿Estas seguro tonto?

Y Taiga solo asintió, amaba la música pero mucho más estar con su familia.

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¡Lo logré! 😆 y es que, en serio creí que esta vez si que no lograría publicar nada en el mero día.

"Un fictober con mucha tinta: AoKaga Version."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora