Día 30: "Granja."

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La granja parecía buena idea.

Y es que, después de la operación de Daiki, este necesitaba un sitio tranquilo donde descansar y despejarse de las preocupaciones que conllevaba dejar su despacho jurídico en manos ajenas.

—Es un lugar genial, mi abuelo siempre se ha encargado solo pero seguro que se divertirá haciendote sufrir aunque estes a medias. — el moreno lo mal miro, con su brazo y pierna enyesada así como, la frente empapada de sudor. —Cambia esa cara Ahomine.

—En este momento, te estoy odiando mucho. — le respondio el hombre mientras estiraba el cuello de su playera. —Si querías calor y ponerme a trabajar gratis, pude hacerlo así como estoy en la cama de nuestra habitación, en nuestra casa. — recalcó.

—Tch, imbécil. — le gruño el pelirrojo para luego pasar el resto del viaje quejándose de lo poco valoradas que eran sus ideas, mientras que de forma nada discreta, velaba por la comodidad de su novio.

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Al llegar, Kagami sonrió aún más tras notar el vehículo de su padre fuera de la casa de su abuelo.

—Lo que faltaba. — se quejo Daiki que fue ignorado por este mientras se estacionaba y salía cual niño pequeño, del vehículo. —Claro, a mi que me lleve el diablo, ¿no?. — rezongó. —No necesito tu ayuda Bakagami. — sentenció mientras se las ingeniaba para quitarse el cinturón de seguridad sin girar la cadera que también tenía resentida por su accidente.

Cuando ya iba saliendo del auto, un disparo interrumpió el silencio acostumbrado del sitio.

Aomine se quedo pasmado, mientras sus pupilas se dilataban ansiosas.

Se dirigió a tropicones a la casa.

—Taiga, ¿donde estas? — lo busco con la mirada por todos lados. —¡Ahhh, mierda!

Le tomaron del tobillo y antes de que pudiera responder con una patada, los orbes rubíes de su amado le miraban en pánico desde el piso de madera.

—D-Dai, mi pap-á está muerto. — el hombre gimió por el dolor, mientras se sostenía el vientre. —Mi abuelo, él...

—¡Salgan malditos, estas son mis tierras! — el grito del anciano se escuchó enardecido, Taiga se recriminó así mismo pues, ya lo había escuchado en ese estado una vez.

Esa, cuando había dejado de tomar su medicamento.

Sollozo aún más, tras recibir el cuerpo de su pareja encima suyo después del segundo disparo.

La granja parecía buena idea pero el tiempo había sido el incorrecto.

"Un fictober con mucha tinta: AoKaga Version."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora