Día 29: "Conejo."

172 27 0
                                    

Cualquiera de sus hermanos se reiría de él si lo vieran en esa forma estúpidamente adorable. Sin embargo y a pesar, de que le causaba arcadas mirar su reflejo, no dejaría de transformarse en eso.

No, cuando su hermoso y bello humano falto de afecto se lo entregaba todo a él.

.

Kagami Taiga era un muchacho solitario en aquel país extranjero donde su padre lo había llevado a vivir consigo para después, olvidar que así se lo había pedido. Tenía un carácter explosivo, un estomago insaciable y un par de raras cejas partidas pero lo que más le encantaba del chico, era el voluptuoso trasero que se cargaba.

Por eso, cuando el pelirrojo entro ansioso a una tienda de mascotas decidió tomar la forma de un conejo.

El único de pelaje negro y con ojos azules, a diferencia de todos esos normales animaluchos que apanicados se alejaron de él en la jaula.

—Ey, amiguito. — la caricia de Taiga lo tomó desprevenido. —Perdón por asustarte. — su risa hizo que su interior se removiera. —Ya que también estás solo, ¿quieres venir conmigo? — los anhelantes orbes rubíes le suplicaron en silencio, festejo internamente y froto su mejilla con la mano de quien ahora era su humano.

.

Esa misma noche lo marcó, después de que se desviviera en alimentarlo y acondicionar un lugar para su esponjosa versión en su cuarto.

Cuando el chico se desvistió frente a él, Aomine Daiki el íncubo insaciable se controlo así mismo para no mostrarse pues aún no era tiempo.

Para quedarse, tenía que hacerselo primero.

.

Su respiración pausada animó entoces a que el demonio tomara su forma real.

Alto, moreno, con un par de cuernos negros y una alargada cola que ansiosa se agitaba como un latigo. Sus orbes zafiros brillaron excitados al ver a su humano boca abajo.

Sin perder oportunidad quito la bermuda que este usaba. Las montañas de carne se elevaron frente a él, que no se privó del deseo y comenzó así su desfogue sexual.

Las estrujo, separo y probó con gula, los gemidos del humano solo hacían que su líbido aumentara, acarició su miembro para luego con calma penetrarlo.

Taiga se removió incomodo, Daiki sonrió malicioso porque sabía que al menos en sueño el muchacho si que lo estaba conociendo en verdad.

—D-Daiki. — escucho por primera vez su nombre de esos seductores labios. —Más. — su lengua bífida acaricio la ajena antes de perderse en esa húmeda cueva.

Lo dejo respirar mientras se divertía dejando mordidas por todo su cuello, su cola se dirigió donde el miembro de su humano para masturbarle y hacer así, que sus suplicas no paren.

Se ensañó con su prostata y cuando el orgasmo dio aviso de su llegada, marcó su nuca con sus colmillos. Él era suyo y esperaba que ningún demonio fuera tan idiota como para tocarlo.

Lo giro para acomodarlo entre sus brazos y sin esperarlo, el chico se apego a su pecho buscando calor.

—Y el animalito soy yo, ja. — el demonio le acarició la frente. —Tal vez, en algún momento me veas. — sonrió malicioso. —Sería divertido verte fruncir estas cosas raras. —le jalo las cejas haciendo que el chico hiciera un puchero. —Humano tonto.

Se burlo aunque, en ningún momento lo separo de su lado.

"Un fictober con mucha tinta: AoKaga Version."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora