Inesperado amor

Capítulo 1

Megan

Me despierto sobresaltada por el sonido insistente de mi teléfono, me levanto desganada de la cama para contestar el llamado, mientras voy en su búsqueda bostezo y estiro mis músculos adormecidos. Me siento en el sillón de la sala y contesto, del otro lado se escucha a la sexy y ronca voz de mi mejor amigo.

_ Hola dormilona.

_ Hola Dave.

_ ¿Quién fue el causante de tu cansancio?

_ Esta vez el trabajo.

_ Sí y yo soy totalmente heterosexual.

_ Jaaaa eso sería imposible.

_ No decías eso la noche que te follé.

Mi loco y sexy amigo David es bisexual, le fascinan hombres y mujeres por igual, lo quiero demasiado, es como un hermano para mi, pero... aún así en una noche descontrolada de alcohol tuvimos sexo salvaje durante horas, ambos la pasamos bien pero no lo hemos repetido, él es un Don Juan y además no queremos dañar nuestra linda amistad.

_ Dave mejor cambiemos de tema. _ A él le divierte ponerme nerviosa o sonrrojarme, me recuerda constantemente esa loca noche y me tira indirectas subidas de tono todo el tiempo.

_¿Qué llevas puesto en este momento princesa?_Su voz ronca y sugerente me producen un escalofrío, el maldito ya empieza con sus jueguitos.

_ David, ¿para esto llamaste?

_ Contesta o cuando te vea nalguearé ese hermoso y perfecto trasero.

_ ¡Diossssss dame paciencia! _Le miento descaradamente, en este momento llevo una amplia y vieja camiseta, calcetines y ropa interior de algodón, pero como él no puede verme que se joda._ Solo llevo una tanga de encaje blanco y nada más. _ Trato de que mi voz suene sensual, pero quiero reírme.

_ ¡Mierda nena ya me la pusiste dura!  ¿No me estarás mintiendo no? Porque si lo compruebo tendrás problemas.

_ Yo nunca miento, además estás a cientos de kilómetros no puedes comprobar nada._ Mi amigo me abandonó por unos meses para ir a trabajar a 500 km de aquí, lo extraño demasiado a pesar de que todos lo días hablamos por teléfono o nos vemos por Skype.

_ Más te vale y no me subestimes, sabes que no puedes mentirme ni ocultarme nada.

_ Sí lo sé, ¿ahora de una vez me dirás para qué llamaste?

_ Para darte una mala noticia.

_ Suéltala, soy toda oídos.

_ No podré viajar, no podré llegar para el sábado.

_ ¿Me estás jodiendo? ¡Pero es tu cumpleaños!

_ Lo sé , pero no obtuve permiso en el trabajo.

_¡No es justo! _ Estoy enojada y frustrada.

_ Lo sé , tranquila, no te enojes, ya verás que en un par de meses más ya estaré otra vez por allí para molestarte todo el día.

_ Siempre me dices lo mismo.

_ Paciencia princesa.

_ Sí, no queda otra.

_ Bueno debo dejarte, tengo que trabajar.

_ Ok, hablamos después.

_ Te quiero amiga.

_ Yo igual, cuídate._ Cuelgo la llamada con el ánimo por el piso y me voy rumbo al baño, me lavo la cara, me cepillo los dientes, luego mientras me observo en el espejo escucho el timbre.