12 MARATÓN (2/2)

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Me dirigí rápidamente a donde estaba la música, y la desconecté. Encendí las luces y volví a la cocina.

-Adiós...bye...retírate por favor -comencé a echar a todos los que estaban en la mesa, ya que Yuri a pesar de no haber música, seguía bailando. -¡Deja de verla y lárgate! -le grité a un tipo que seguía allí -¡Yuri, bájate ahora mismo de ahí! -grité tratando de controlar mi enfado.

Yuri se dio la vuelta y me vio. Yo me esperaba un "¿qué estás haciendo aquí? O un "lárgate", pero al contrario, un sonrisa se dibujó en su rostro.

-¡Hangyul! -aalrgó mientras se lanzaba a mis brazos. La atrapé y con cuidado, deje que sus pies tocaran el suelo.

-Bebiste ¿verdad? -le pregunté, pero solo lograba ver su pelo, ya que en sus cinco sentidos nunca me hubiese abrazado.

-Hangyul...todo se mueve –me dijo dándose la vuelta hacia mí, para después ocultar su rostro en mi cuello.

De pronto, todos empezaron a correr hacia fuera y la casa en cuestión de segundos quedó vacía.

-A ver ven, siéntate –le dije y la senté en una silla. -¡No te muevas de aquí! -Salí para ver que sucedía y había dos policías. Hablé con ellos y solo me dijeron que la música no estuviera tan alta, porque podía molestar a los vecinos.

Regresé a la cocina, Yuri seguía sentada, solo que apoyada en la mesa.

-¡¿Es que estas loca?! -le dije mientras le ayudaba a ponerse de pie, en eso, un grupo aproximadamente de quince entró por el jardín, debido a que no había nadie. En ese grupo venía Lía y el tipo que había saludado a Yuri en el aparcamiento esta tarde.

-¿Qué paso? -preguntó Lía extrañada viendo que Yuri me abrazaba.

-Eso mismo me pregunto yo –le contesté serio. -¿No pudieron evitar que bebiera? -les pregunté serio, ya que son sus amigos.

-¿No se supone que a ti te pagan para cuidarla? -me dijo el sujeto, lo fulminé con la mirada, ya que tenía razón.

-Tiene razón... -apoyó Lía.

-Vamos, te llevo a tu casa –dijo Wooyoung mientras andaban a la puerta.

Tomé a Yuri entre mis brazos y cargando la llevé por las escaleras. -Solo porque estas en este estado te salvas del regaño -le dije mientras trataba de abrir la puerta.

La recosté con delicadeza en su cama, tenía sus ojos cerrados, seguramente ya estaba dormida, la acomodé más centrada en la cama para que no se cayera. La solté y abrió los ojos, me quedé paralizado por alguna tonta razón.

-Que bonitos son tus ojos –me dijo sonriente. Sonreí estúpidamente, me cae bien Yuri en este estado.

-Duérmete ya –le dije entre risas.

-No quiero... -dijo fingiendo voz de niña chica.

-Claro que si quieres –dije levantándome de la cama, pero me tomó de la mano.

-No te vayas... -me dijo con la misma voz.

-Si que bebiste... -le dije, ya que el objetivo de Yuri principalmente era que me fuese y ahora quería lo contrario. Me senté en la cama. -Descansa que mañ... -le estaba diciendo, pero sus labios hicieron que parar de hablar, al momento que hicieron contacto con los míos.

Me fue imposible no seguirle el beso, así que le correspondí. Nuestros labios se rozaban de una manera increíble. Succionaba su labio inferior mientras ella hacía lo mismo con los míos. Pasó su brazo por mi cuello para comenzar a jugar con el cabello de mi nuca, subí una de mis manos a su mejilla mientras que con la otra su cintura sobre la tela del vestido.

Lentamente se fue acostando en el colchón, me acomodé sobre ella con cuidado de no aplastarla o lastimarla. Sacó sus manos de mi cuello para deshacerse de mi claqueta, me deparé de sus labios para quitármela y lanzarla. Inmediatamente cogió mis mejillas para atraerlas de nuevo a sus labios. Introduje mi lengua en su cavidad bucal, desatando entre ambos una guerra.

De un momento a otro, me encontraba yo recostado y Yuri estaba sentada en mi cadera, sus besos eran increíbles, me hacían sentir tanto... Empezó a subir mi camiseta mientras que yo solo me dedicaba a devorar sus labios y acariciar sus piernas que estaban a mis costados. Logró deshacerse de mi camiseta, sus besos comenzaron a bajar por mis mejillas hasta mi cuello. Donde comenzó a darle pequeños besos húmedos, entre besos hincaba sus dientes o rozaba la piel con la punta de su lengua, haciendo que escalofríos recorrieran por completo mi cuerpo. Dio un corto beso a mis labios, pero luego se alejó y comenzó a bajar el cierre de su vestido, dejando al descubierto la mayor parte de su hermosa anatomía. Regresó a mis labios mientras cogía mis manos y las ponía en su espalda. Los besos aumentaban de tono.

Mis manos paseaban por su espalda, por sus glúteos, hasta llegar a sus piernas, para luego repetir el mismo camino. Dejaba un rastro de besos por mi cuello, pecho y abdomen, hasta que llegó al inicio de mi pantalón. Volvió a atacar mis labios mientras bajaba el cierre y sacaba el botón de su lugar.

En ese preciso momento mi cordura volvió. 

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EL NIÑERO [X1-Lee Hangyul]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora