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-¿Para qué irme corriendo, si tú lo estás haciendo? -le dije firmemente, sin moverme del lugar donde estaba.

-¿Yo? -soltó una carcajada. Se dio nuevamente media vuelta, para quedar frente a mí, solo que ahora a unos metros de distancia –No lo creo, yo aclaré -remarcó la última palabra. -las cosas antes de irme, cosa que tú nunca pudiste hacer.

-¡Pero lo intenté y tú decidiste ignorarme toda la semana! -fui hacia la cocina y pude ver que todas las de la limpieza, incluso el jardinero, miraban la escena. Hangyul los fulminó con la mirada, e inmediatamente todos volvieron a hacer sus tareas. -Es más, tienes razón, hagamos que no "aclaré" nada y olvida todo –le dije ya desesperada, me di media vuelta y comencé a subir los escalones.

-¡Lo ves! -me gritó viniendo detrás de mí. -Esa es tu maravillosa forma de resolver los problemas. Solo te interesas por ti misma.

-¿Y tú? -me detuve. -Intentaste conmigo, viste que no funcionó, te vas con la otra y ahora que terminaste con ella, vienes conmigo y quiere que actúe de lo más normal... no me hagas reír –le dije para retomar mi camino.

-Ya te lo dije. Me equivoqué y por eso corté con ella –se quedó parado donde mismo. -Ves, ni siquiera me escuchas. No sé cómo me pude fijar en una egocéntrica, engreída y chiflada como tú.

-Te faltó inmadura y malcriada... -le dije antes de entrar a mi habitación y cerrar la puerta de un fuerte golpe.

Me fui directamente a mi cama, para esconder mi cara en una de las grandes almohadas, para poder sacar todo mi enfado y frustración con un grito. Cuando estuve más tranquila me acosté mirando al techo. Era inútil que Hangyul y yo pudiéramos mantener una conversación sin gritarnos u ofendernos y aún más ridículo era pensar en que él y yo podríamos tener una relación sentimental.

***

-¿Qué? -me preguntó Lía impresionada.

-Si... -le conté sin ánimos. -Llevamos dos semanas sin hablarnos, excepto el día que discutimos.

-¿Y por qué discutieron?

-Por una estupidez –le dije sin interés.

-¡Cuéntame! -me dijo ansiosa.

-Me dijo que le gustaba –le dije rápidamente.

-¿Qué? ¿Y su novia? ¿Y por qué se pelearon? -me dijo sorprendida.

-Me dijo que había terminado con su novia, me besó y no supe qué hacer ni que decir y hui nuevamente...

-¡Estás loca! ¿Sabes? -me dijo casi gritando.

-Calla.

-Es que, Yuri, ese hombre es incluso más o igual de orgulloso que tú ¿Tienes idea de lo que le debió haberle costado decir eso? -susurró mientras se ocultaba para que no se dieran cuenta de que hablábamos, ya que estábamos en plena clase.

-Pero... Tienes razón -le dije apenada, pero agradecida.

-¿Y qué harás? -preguntó, aunque claramente sabía la respuesta.

-Puede ser que considere pedirle disculpas -Lía automáticamente sonrió.

Las clases como de costumbre pasaban rápido, solo que ahora iba más atrasada por esas dos semanas.

Llegué a mi casa, saqué las llaves de mi mochila para poder entrar, entré al salón para buscar a Hangyul, pero no estaba. Llegué a las escaleras y lo encontré. Legó al último escalón y me miró.

-Quiero hablar contigo –dijimos al unísono.

-Está bien, dime -habló serio.

-No, tu primero.

EL NIÑERO [X1-Lee Hangyul]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora