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Narra Lucifer

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Narra Lucifer

Tiro una daga más al vacío, mi furia no puede ser controlada, ¿Cómo es posible que ese estúpido humano quiera reírse de mi?

Lucifer: abran el jodido portal, iremos por ese humano.
Azadiel: señor, los portales no pueden ser abiertos el día de hoy.
Lucifer: me importa un demonio.
Azadiel: los demonios pueden debilitar señor.
Lucifer: joder.

Las horas pasaban más lentas que de costumbre, cuando los portales por fin podían ser abiertos. Con mi ser habitando el cuerpo de un mortal (imagen en galería) podía caminar entre los humanos.

Acomode perfectamente mi saco antes de salir del auto, mis demonios seguían siendo mis guardianes estando o no el infierno, con un porte elegante salgo de la lujosa camioneta dejando ver la gran mansión de aquel humano.

Azadiel se posiciona a mi lado, caminamos con sincronía hasta entrar a la casa, camino hasta una habitación que mis instintos me llevan al abrir la puerta está aquel detestable humano con otra mujer vestida provocativamente.

Lucifer: vaya vaya vaya, miren a quien nos encontramos de nuevo.
Sebastián: señor (saca a la mujer de su regazo)
Lucifer: no has sido puntual, no quiero hablar de negocios frente a otras personas que no sean nuestras gentes.
Sebastián: una disculpa.

Con torpeza saca a la mujer de la habitación siendo escoltada por sus hombres, tomo asiento en uno de los muebles el humano tan sumiso ofrece un trago de los más fuertes sabiendo que necesito millones de litros para marearme.

Sebastián: le pido una disculpa mi señor (hace reverencia)
Lucifer: te dije que jugar conmigo era peligroso.
Sebastián: permitame pagarle.
Lucifer: no necesito tu estúpido y miserable pago, necesito la dirección de (miro a Azadiel)
Azadiel: Martín Diamonds (termina por mi)
Sebastián: será un placer señor.

De su escritorio saca una pequeña nota donde escribe una dirección, se acerca a mi extendiendo el papel uno de mis demonios lo recibe guardando en su bolso.

Sebastián: allí lo encontrara.
Lucifer: nos vemos el próximo mes (me paro)
Sebastián: a sus órdenes mi señor (se inclina)
Lucifer: sigues siendo el mismo miserable.

Nos regresamos a las camionetas, el chófer conduce directo a la casa de Martín. Al llegar observo tan linda y fina mansión tiene buen gusto, con la elegancia bajo de la camioneta acomodando mi traje camino hasta la entrada de la casa Azadiel toca el timbre, minutos después una sirvienta abre la puerta.

Lucifer: ¿Tú eres? (Enmarcó una ceja)
Xx: la nana (me mira)
Lucifer: ¿Tú dueño? (La miró con desprecio)
Xx: el señor se encuentra en su oficina.
Lucifer: dile a tu dueño que Lucifer quiere hablar con el.
Xx: si...si señor, pase por favor.
Lucifer: cómo sea.

Entramos a la casa observando cada rincón, los humanos siguen siendo los mismos ambiciosos de siempre si no fuera por ellos mi padre jamás me hubiese mandado a cuidar del infierno.

El hombre que prometió cuidar de mi hija aparece portando un elegante traje en un color rojo como las llamas del infierno, su cara expresa sorpresa al verme con educación me pide ir a su elegante despacho caminando desde el principio tomo asiento en los muebles del despacho.

Lucifer: seré breve.
Martín: mi señor, ¿A qué debo su visita?
Lucifer: he venido por mi hija.
Martín: no puede hacer eso.
Lucifer: has cometido el peor error (me levanto molesto)
Martín: he cuidado bien de tu hija (me reclama molesto)
Lucifer: te dije que nunca tocarías a mi hija.
Martín: no lo he hecho.
Lucifer: GOLPEASTE A MI HIJA. (grito haciendo que mis ojos reflejen las llamas)
Martín: fue un error (habla desesperado) no tuve elección
Lucifer: claro que lo tenías, serás castigado por esto, me llevaré a mi hija de este miserable mundo y la llevaré conmigo para que reine el único mundo que merece.
Martín: no puedes hacerlo.
Lucifer: soy el diablo (me acerco peligrosamente) no subestimes el poder del rey del infierno.
Martín: no lo hago.
Lucifer: lo acabas de hacer, me llevaré a mi hija cuando menos te des cuenta.
Martín: no lo hagas (se arrodilla suplicando)
Lucifer: eres tan miserable (río sin humor) lo que hiciste es imperdonable.
Martín: solo una segunda oportunidad.
Lucifer: mi palabra se ha dicho, vendré por mi hija cuando menos lo esperes (quitó sus manos de mis pies) estaré lo más cerca sin que te des cuenta.

Lo veo a los ojos, me alejo lentamente observando a mi dulce pequeña llorar desde su habitación, mis ganas de acercarme a ella y castigar ese maldito son muchas pero no quiero dañarla, ella merece volver al lugar que pertenece, muy pronto estaremos juntos de nuevo mi pequeña diablilla.

𝑳𝒂𝒃𝒊𝒐𝒔 𝑹𝒐𝒋𝒐𝒔 💋 ||En Edición||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora