15- Rayemma - Future

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— Oye Ray, ¿qué serás de mayor?

— ¿Qué clase de pregunta es esa?

— Bueno, cuando nos adopten tendremos que trabajar de algo de mayores, ¿no? Aunque el futuro parece tan lejano...

Emma cruzó los brazos tras la cabeza, apoyando la cabeza en el césped y los pies en el tronco del árbol, dando toquecitos en este. Ray se encontraba sentado con la espalda apoyada en dicho árbol, un libro entre sus manos y con su atención tanto en éste como en la niña. Apenas tenían siete años, Ray tenía mayores preocupaciones que saber qué sería de mayor.

Con estar vivo junto a Emma y Norman le bastaba.

Emma se irguió y cruzó las piernas y los brazos, la cabeza siempre en las nubes.

— Emma, no te pongas a pensar en esas cosas. Somos muy jóvenes.

— Eso ya lo sé, pero... Es que... — Ray suspiró y levantó la cabeza de entre las páginas, fijando la mirada en la pelinaranja. La mirada que le lanzó claramente decía que si iba a decir algo, que lo dijera ya o iba a proceder a ignorarla el resto de la tarde. La niña no necesitó mirarle para saber qué significaba. — Es que no sé qué quiero ser.

— Eso es lo normal. Aún nos queda mucho. No me hagas repetirme.

— Hmm... — Volvió a estirarse, perdida de nuevo en su cabeza. No parecía algo malo, más bien parecía entretenerse con la idea de poder ser cualquier cosa en unos años. La expresión de Ray se suavizó por unos segundos mirándola. Tenía que salvarlos, tenía que darle la oportunidad a la mujer que sería algún día de tomar esa decisión por sí misma.

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— Oye Ray... — La respiración de la chica a su lado estaba algo acelerada, ya fuera por los nervios o por estar controlando su lenguaje corporal, o ambas. Ray no era diferente; de los tres era el que peor condición física tenía. Y, aún así, tampoco estaba demasiado cansado. Recuperó el ritmo de su respiración al minuto de la pregunta y se irguió, obviamente superando por unos centímetros a Emma. Se plantó a su lado, mirando al frente con el mismo control y las mismas inquietudes. La voz de Ray salió suave y en un suspiro, entrelazando sus manos antes de que hablara. La chica simplemente dio un bote.

— De mayor quiero ser profesor. Quiero estar vivo y a tu lado. Quiero ver el mundo contigo, Emma. Los dos. — Aquello provocó unos segundos de silencio hasta que la niña que siempre había sido para él apretó su mano de manera cálida y reconfortante. Fue así, de esa forma, como se enfrentarían a partir de ese momento a todo; sobretodo a los Siete Muros. Emma seguía sin saber qué quería ser de mayor, pero en ese momento sabía que quería asegurar un futuro en el que pudiera cuestionarse aquello. 

Fictober 2019Where stories live. Discover now