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Rubén se despertó con un fuerte dolor en el pecho, había sido una pesadilla, una muy real, examinó su rostro en el espejo del baño y vio pequeños moretones alredor de su ojo y por la zona de la nariz, eran tan pequeños que parecían pecas, pero él sabía que no lo eran

¿Qué demonios había sido ese sueño? ¿porqué se besaba con Mangel? ¿porqué ese chico había vuelto a golpearlo?

Rubén tenía miedo, si esos pequeños moretones pudieron salir de una simple pesadilla, perfectamente la paliza podría ser real y si eso pasaba, probablemente Mangel se metería en medio para defenderlo, no quería que lo lastimaran, pero ¿y si pasaba como en el sueño? Rubén prefería que fuera así, que Mangel no estuviera cerca para que pudiera interferir, pero Mangel había pasado mucho tiempo con él en los últimos días, además no podía tener certeza de en qué momento ocurriría la paliza, tenía que alejarlo, sería la mejor forma de mantenerlo a salvo

Luego de la pesadilla no pudo volver a dormir y se quedó divagando en su cuarto hasta que llegó la hora de ir al instituto, se preparó de mala gana y con una gran melancolía en su pecho, sabía lo que iba a hacer, no le gustaba, pero no quería arriesgar a la integridad física de Mangel

Una vez llegó al colegio se fue a encerrar a los baños, quería aplazar lo máximo que pudiera su conversación con el morocho, se pasó así todo el día, corría a sus clases y en los recesos volvía a ese solitario baño, pero no pudo evitar que Mangel se fuera a sentar con él a la hora del almuerzo

-Hola Rubén, ¿cómo te ha ido?- preguntó Mangel con una sonrisa en su rostro mientras se sentaba

El castaño alzó los hombros sin darle importancia en respuesta a su pregunta

Hubo un silencio, no era incómodo, por alguna razón ninguna situación entre éstos dos era incómoda, pero Rubén estaba nervioso, sacó un cuaderno y un lápiz para empezar a escribir

-¿Qué pasa?- el castaño le extendió el cuaderno para que pudiera leer lo que había escrito

"No podemos seguir siendo amigos, lo siento"

-¿Qué?¿porqué?- Mangel lo miró preocupado, no sabía que había hecho mal

"Sólo no podemos, tengo miedo que vuelvan a lastimarte como el otro día por mi culpa"

El final de esa frase había salido temblorosa, la mano de Rubén estaba temblando

-Lo del otro día no importa, aguantaría miles de palizas por ti- el morocho extendió su mano y la posó sobre la temblorosa mano contraria

El castaño se puso a llorar, no podría lidiar con la culpa de que siguieran golpeando a Mangel por su culpa, se levantó y sintiendo como la mano de Mangel dejaba de estar en contacto con la suya, se fue.

Síndrome de Peter Pan (Rubelangel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora