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-Mamá, ¿porqué me duele el pecho?- pregunta un niño de aproximadamente 10 años a su madre tratando de que su voz no se cortara por el llanto.

-La vida es así mi niño, ésta es tu primera pena, probablemente tu primer corazón roto, pero debes recordar que la vida a pesar de estar llena de éstos, también tiene muchos momentos felices que le dan sentido a la vida- Dijo la mujer rubia mientras arrullaba a su hijo entre sus brazos.

Rubén había esperado a que su padre lo fuera a buscar ya que esa semana le tocaba estar con él.

Era la tercera vez que él no venía a buscarlo.

Rubén al darse cuenta de que su padre prácticamente lo estaba evitando no supo hacer otra cosa que llorar desconsoladamente preguntando el porqué de que el hombre al que tanto había admirado no quería pasar tiempo con él, su madre, enfadada a más no poder con el hombre, sólo trató de consolar a su hijo de la mejor forma, mientras le explicaba que ésas cosas pasaban y que él debía ser fuerte.

Rubén a duras penas proceso lo que su madre había dicho y aún así su demacrado cerebro sólo pudo quedarse con la frase "...debes recordar que la vida a pesar de estar llena de éstos..."

-¿Osea que volveré a sentirme así más de una vez?- le pregunta el pequeño niño a su mamá con la esperanza de que ésta le diga que sólo bromeaba

-Así es la vida hijo, pero debes ser fuerte...-Rubén había dejado de escucharla, su pequeña e infante mente no quería procesar que ese horrible sentimiento que ahora sentía se repetiría, no una, ni dos, si no muchas más veces de las que probablemente podía imaginar.

-¡No! ¡No quiero volver a sentirme así! ¡No quiero!- Gritó Rubén mientras se separaba bruscamente de su madre y salía corriendo a su cuarto.

Su madre preocupada, corrió tras él para acompañarlo, pero Rubén fue más rápido y cerró la puerta con la mayor de sus fuerzas en la cara de ella para, posteriormente, cerrarla con seguro y acomadar su cama, con mucho esfuerzo, frente a ésta.

Rubén escuchaba los gritos de su madre tras la puerta como si tuvieran cierto eco, él no se daba cuenta, pero estaba pasando por una crisis de pánico en ese mismo momento, su vista estaba tornándose borrosa y pesada, le costaba mucho mantenerse despierto y al estar de pie, su primer instinto fue acercarse a su cama y recostarse sobre ella mientras la voz de su madre seguía conectándolo con la realidad.

Rubén se desmayó con lágrimas corriendo por sus mejillas.

Síndrome de Peter Pan (Rubelangel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora