No tuve más opción que aceptar vivir con los Huxley, era eso, o estar lejos de mi hermana. Al día después de que dejáramos todo el tema zanjado, acudimos juntas a visitar a Angela para hablarle sobre la adopción. En un principio se mostró un poco reacia, pero en cuanto Isabel le aseguró que yo iría a vivir con ellos; se abalanzó a sus brazos con una sonrisa que le llegaba hasta los ojos, mi hermana la veía con inmenso cariñoy devoción e increíblemente no me molestó.
Hace un par de días que Angela formaba oficialmente parte de la familia Huxley. Por mi parte tuve que volver a Cancún para recoger algunas pertenencias y hacer diligencias de la universidad. Cambié mi modalidad de estudios a en línea para poderlo hacerlo desde la ciudad de México. al menos por seis meses antes de irme de intercambio. Con más tiempo libre quizá y con suerte encuentre un mejor trabajo, el que viva con los Huxley no cambia nada, pienso seguir trabajando. Ser independiente.
Tomo el móvil de mi buró y reviso las llamadas perdidas: Una de Bastián, dos de Angela y ocho de Carolina.
Entro a Google para asegurarme que aún es temprano en Alemania y llamo a Caro. Después de dos intentos fallidos, marco una última vez.
—Vaya ¿Reviviste de entre los muertos o algo así? —ironiza Caro desde la otra línea.
—Hola...
—¿Es neta que hasta ahora me llamas? Algún loco alemán pudo haberme secuestrado y tú ni enterada—ruedo los ojos— Eres una pésima amiga... pero te extraño. Justo buscaba un vuelo disponible para viajar a México mañana.
—¿Qué? ¡No!
—¡Me tenías preocupada! ¿Y si algún loco mexicano te tenía secuestrada?
—Tranquila, Inhala y exhala como te enseñé—tomamos aire al mismo tiempo y lo expulsamos, tal como lo aprendí en la clase de meditación online—. Ningún loco mexicano me secuestró, estoy bien—me sale menos convincente de lo que pensé y mi boca me delata al sollozar, me es difícil ocultarle cosas a ella, me conoce mejor que nadie.
—¿Qué tienes, chapis? ¿Estas llorando? ¡No! Si lloras, lloraré contigo, mi maquillaje se arruinará y tengo una cita. Ay que tonta. ¡No me hagas caso! cuéntame por fi—puedo imaginar como frunce los labios haciendo un puchero juntando las manos.
—Tranquila, no es nada. Solo he estado muy sentimental por qué estuve recordando mucho a mis padres—miento descaradamente y muerdo mi lengua para no hablar de más, suspiro con pesadez y digo:
«La muerte es lo único seguro que tenemos en la vida...Pero es tan difícil Caro, los extraño cada día. Extraño a mamá regañarme por llegar tarde a casa, o pelear con papá por qué "La vida es Bella" es la mejor película del mundo para mí; y el insistía en dormirse cada vez que la ponía»—me siento en el suelo y me hago ovillo cubriendo mi rostro con mis rodillas y mis ojos comienzan a arder.
—No tienes porqué sufrir sola, Aura. Puedes hablar conmigo siempre. Siempre. Cuando tengas tantas alegrías que ni te acuerdes mí, pero aún más cuándo necesites a alguien que sea tu soporte. Siempre vas a contar conmigo...eres mi hermanita del corazón y lo sabes.
—Lo sé, es solo qué no quería preocuparte. Estoy bien ahora—limpio mi cara y sonrío para ordenar a mi cerebro a estarlo.
—¿Segura que estás bien, o hay algo más que no me estás contando?
—Segura—digo con convicción.
¿Cuándo me volví tan buena mintiendo? «Es una mentira piadosa» Sé que si le digo la verdad ahora, será peor. Caro es muy impulsiva, seguramente tomará el primer vuelo a México y no querrá volver a Alemania. Necesita mejorar sus notas, no empeorarlas; no es que sea mala estudiante, pero lo suyo no son las leyes, solo entró a estudiar derecho porqué quería impresionar a sus padres.
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El tiempo entre nosotros
RomanceLejos de tener una vida perfecta Aura sufre los designios que esta se empeña en hacerla padecer. Para ser una joven de veinte años ha tenido tantas experiencias que haría quebrantar el espíritu de cualquiera, después de toda tormenta llega la calma...