Así...vamos, falta poco
Ya casi nena...
Respiro con dificultad sintiendo el sudor recorrer por mi sien. Satisfecha cierro la ventana de YouTube después de terminar la rutina "Glúteos de acero" y tomo una ducha rápida. Abro el closet que está lleno a reventar, al rincón noto una caja que ayer pasó desapercibida por mis ojos con una nota color lila pegada en la tapa.
"No hay devoluciones y sin respingar. Quiero que tengas un poquito de lo que le has brindado a Angela, te lo mereces. Ahora, si no te sientes cómoda; siempre puedes pagarme comiendo mis postres, un trabajo arduo de catadora de pasteles. ¿Te apuntas?"
Isabel.
Retiro con cuidado la tapa de la caja que está bajo la nota y sonrío al ver su contenido. Son cubiertos dorados envueltos en un mantelito beige, junto a un delantal que dice: "Catadora de pasteles profesional".
«Perfecto para mi gusto culposo» guardo todo de nuevo en la caja. ¿Cómo dice el dicho? Si la vida te da ropa, ve e impone la moda.
Ahora comprendo como se sintió Lily cuando su mejor amiga Miley le mostró el armario de Hannah Montana por primera vez.
Wow.
Es como una tienda de ropa, reducida dentro de mi armario. Hay faldas, monos, pantalones, tops, blusas, incluso hay lencería. Jamás había tenido problemas con elegir lo que me pondría, pero claro, tampoco había tenido tanta cantidad de ropa en toda mi vida. Tomo un vestido en corte A color mostaza que contrasta con mi piel dorada, debo aprovechar antes de que el bronceado se vaya. Suelto mi cabello aprovechando que se ve decente el día de hoy; me aplico rubor y chapstick y cubro mis pies desnudos por unas sencillas sandalias. Bajo a la cocina donde veo a la señora Isabel muy concentrada batiendo una sustancia viscosa dentro de un bowl.
—Buen día querida, no te había visto. ¿Dormiste bien? —asiento sonriéndole, toma dos huevos y los rompe vertiendo el líquido dentro del bowl.
—¿Necesita ayuda, señora Isabel? Además de ser catadora profesional, me defiendo muy bien en la cocina—guiño el ojo y ríe mientras sigue concentrada en su bowl.
—Isa. Llámame Isa. Lo de la ayuda te lo acepto, una mano extra me viene como caída del cielo. Angela sigue dormida, pero mi hijo y Hugh fueron a correr, y no tardan en volver. ¿Puedes poner esta mezcla en esas charolas? —Señala unas charolas de acero y con un cucharon verte la mezcla en círculos—. Así ¿Ves?
Asiento y me pongo un delantal de frutas y tomo el bowl para comenzar a verter todo el contenido. En total me salieron veinte bolitas.
—Bastián me dijo que usted horneó el pastel que llevó para mí en la cárcel. Creo que lamí el plato, estaba increíble. ¿Siempre cocina usted en casa?
—Siempre linda. Que mejor forma de demostrar mi amor que a través del estómago—«Totalmente se ganaría mi afecto si hornea más pasteles»—. Disfruto cocinar para mi familia y eso te incluye ahora. Bastián ama la comida dulce, para él son aquellos panes que se están horneando, es de las pocas comidas típica que come y adora. Para los demás haré omelette de claras de huevo con verduras, aunque creo que como Bastián prefieres el pan dulce...
—Me atrapó. Tengo una debilidad por los postres y mejor aún si son caseros.
Seguimos charlando y bromeando mientras esperábamos por el pan. El horno sonó indicando que era hora de sacarlo y con cuidado Isabel sacó las charolas con ayuda de unos guantes; la cocina quedó inundada por olor a pan recién horneado y chocolate, sublime.
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El tiempo entre nosotros
RomanceLejos de tener una vida perfecta Aura sufre los designios que esta se empeña en hacerla padecer. Para ser una joven de veinte años ha tenido tantas experiencias que haría quebrantar el espíritu de cualquiera, después de toda tormenta llega la calma...