-Oye Lucas, no sabía que teníais una hermana. – Dijo Sergio, el nuevo del curso.
-Pues sí, pero la verdad no suele estar mucho conmigo. Dice que soy imbécil.
Los chicos rieron y algunos le dieron la razón a Anne. Sin darse cuenta, situaron la mirada en la mesa de la chica. La mayoría le daría un aprobado de físico, pero tampoco hacía nada para resaltar su belleza. Siempre con ropa ancha, sin maquillar y con el pelo recogido en normalmente una trenza. Debía ser porque a ella no le gustaba llamar la atención y siempre iba discreta. A pesar de que tampoco era muy guapa, tenía algo que despertaba el interés de la gente. Quizás fuese su determinación y la manera en la que le daba igual lo que pensaran de ella.
-Pues no está mal – Añadió Sergio observándola desde la distancia.
Los chicos se miraron entre ellos y Lucas se dispuso a contestar.
-Ni te molestes en intentarlo. Muchos de esta mesa han intentado acercarse a ella por retos o por simple curiosidad, pero ninguno lo ha logrado. Bueno, excepto Marcos, que la conoce desde que eran niños. – Le sonrió y todos soltaron un susurro conjunto.
Un rubor comenzó a extenderse por las mejillas de Marcos. Rodó los ojos y fingió que aquella broma continua no le afectaba lo más mínimo.
-Siempre con lo mismo, idiota. No me gusta tu hermana, acéptalo ya.
Nadie en el grupo le creyó, y siguieron con bromas subidas de tono. Él desconectó de sus amigos, pues en ese momento Marcos deseaba que su cabeza dejara de cuestionarse los únicos sentimientos que aún le quedaban estables.
*********
Alex:No sabía qué pensar después de lo ocurrido. No pensaba que la vuelta al instituto iba a ser tan difícil, ni que me sentiría tan solo. La chica que me había defendido la tenía al lado en clase, y por lo que recordaba de hace unos años, nunca hablé con ella ni ella me habló a mi. Probablemente pensaría que era un cretino, porque lo era. El típico adolescente vacilón que necesitaba atención y hacía todo lo que se le ocurría para conseguirla.
Pero había cambiado. Esos años en Francia me enseñaron que tienes que vivir la vida para ti y no para los demás, porque al final todos estamos solos realmente. Los amigos del colegio, con el tiempo se pierden, más tarde, entregas tu corazón a alguien y le das el poder de romperlo. Al final, todo se vuelve negro y ya nada importa. Era una manera muy triste de ver la existencia, pero nadie me había hecho cambiarla. Ahora, me preocupaba por hacer lo que realmente me gustaba: dibujar. Dibujar todo lo que transmite algo, todo lo que transmite una emoción que yo sabía cómo plasmar en un papel. Sólo dibujaba naturaleza y lugares, porque no había encontrado a nadie que me transmitiese esa sensación tan difícil de sentir.
Debería haber agradecido a la chica de la trenza por haberme defendido, pero en ese momento no me atreví a decirle nada. En clase se lo diría, pensé. Esa era la conclusión a la que había llegado después de reflexionarlo en la comida, mientras le miraba desde la distancia. Ella se giró un par de veces y nuestros ojos se encontraron. Yo los apartaba rápidamente, me incomodaba el contacto visual directo con la mayoría de las personas.
El timbre sonó repentinamente, y cada uno se fue a su respectiva clase. Ya allí, me dispuse a agradecer las palabras que tuvo con su hermano a la chica, pero esta parecía muy concentrada. Estaba mordiendo un bolígrafo y tenía un cuaderno de cuero en la otra mano. Desistiendo, dejó caer el cuaderno en la mesa y descubrió mi mirada.
-Soy Alex, alias el semi-nuevo. Sólo quería darte las gracias por haberme defendido antes.
La chica me escuchó con los ojos entrecerrados, como si estuviera decidiendo qué responder. Parecía estar evaluando si iba a ser borde conmigo para que me olvidara de ella o si me iba a dar una oportunidad.
-No ha sido nada, mi hermano es un capullo que siempre se mete con todos.
Le sonreí y ella simplemente me miró a los ojos y no despego su mirada de ahí en lo que parecieron unos segundos eternos. Debería haberme sentido incómodo, pero me gustaba aquella fuerza que leía en sus pupilas, como si no tuviera miedo de nada. A pesar de aquel intercambio de miradas, ella no me había sonreído y puede que fuera eso lo que me llevó a apartar la vista. Iba a dar la conversación por terminada, pero no antes de preguntarle su nombre.
-Soy Anne. También conocida como la rara de clase.
Me sorprendió con aquella afirmación. Era mona, parecía la típica chica que salía hasta tarde los viernes y que conseguía todo lo que se proponía. Pero no lo era, y pensé que era mejor así. Si iba a conocer a Anne, prefería que no me juzgara como hacen los hipócritas de nuestro curso, y que fuera ella misma.
Definitivamente, iba a intentar acercarme a Anne, parecía una buena persona y yo necesitaba un amigo.
-Encantado, chica rara.
Tendí mi mano para estrechársela, y ella dudó qué hacer. Vacilante, me dio la mano y volvió a mirarme a los ojos, intentando averiguar si me estaba burlando de ella. Después de lo que pareció una eternidad, me soltó la mano confundida y volvió a su sitio. El resto de la clase se olvidó de mí y prestó atención. O quizás tan sólo lo fingía.
No lo sé, algunos dicen que mis ojos producen mareo.
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hilos
Teen FictionTodo parecía ir normal. Un colegio, una chica, un nuevo. A veces, aunque no desees algo, llega solo. Hay hilos que nos acercan, hilos que nos separan... E hilos que nos atan.