13. Vainilla

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Lucas:

Vaya, vaya. La mejor amiga de mi hermana. Esto podría ser gracioso. Sabía que tenía un propósito de no ser un un cabrón y portarme bien, pero el alcohol había afectado a mi cuerpo y ya no quería ser bueno.

-Con que la amiguita de mi hermana pequeña. ¿Qué se te ha perdido en este círculo?- le pregunté sonriendo ladinamente mientras me acercaba a ella.

Nunca me había fijado en ella, sinceramente. Había que admitir que estaba buena y era mona, pero nada de otro mundo. Lo mejor era el hecho de que Anne se enterara, de que supiera que me había besado con su amiga.

-Eh… Creo que no debería estar aquí. Debería irme- dijo temblando mientras se levantaba y daba un paso atrás.

La gente le gritó que tenía que jugar, incluso un par de chicas dijeron “¡lo hago yo por ella!”.

Se paró donde estaba con la cara roja como un tomate. Era adorable.

La agarré del brazo y la atraje unos centímetros hacia mí. Olía a vainilla y a inocencia. Siendo sincero, su ingenuidad me ponía un poco.

-Bueno, no te preocupes. Nadie te está juzgando. Es normal que estés nerviosa por besarme- le susurré con autosuficiencia cerca del oído.

Casi juré que se estremeció bajo mis brazos. Miré a Marcos para después reírme con él y comentarlo, pero tenía el ceño fruncido. No sabía qué bicho le había picado.

Lo ignoré y volví a mirar a Blanca. Me miraba con miedo, como si me la fuera a comer. Bueno, realmente me la iba a comer.

-¿Realmente tenemos que hacer esto?- me dijo titubeante sin mirarme a los ojos.

Cuando ví a mi hermana y a ese imbécil apareciendo en el salón para coger unos nachos, supe que era el momento.

-Ya lo creo que sí.

Le alcé la barbilla y estampé mis labios contra los suyos. Su boca se resistía a abrirse a la mía, por lo que puse una mano en su cintura y la pegué a mi cuerpo. Sentí un suspiro y entonces sus labios se entreabrieron. Para ser una novata, no lo hacía nada mal. Su boca era suave, y cuando mi lengua intentó encontrar la suya supe que esta también lo era. Tímidamente, me puso las manos en el cuello y me acarició la nuca con las uñas. Eso me animó a enredar mi mano restante en su pelo y apretarla más contra mí. Sentí sus tetas contra mi pecho y me empecé a calentar bastante, por un instante me dió miedo empalmarme allí mismo. Joder, hasta estaba disfrutando aquello y todo. Nuestras lenguas se enredaron sin control alguno y el ritmo del beso aumentó considerablemente. Las bocas se abrían y cerraban, de vez en cuando se separaban unos centímetros para después volver a encontrarse rápidamente con deseo. Le mordí el labio inferior y me tiró un poco del cabello que sostenía entre sus dedos, entonces un gruñido ronco salió de mi garganta sin quererlo.

Creo que fue ella quién se apartó de mí en ese momento. Su boca estaba hinchada, sus mejillas sonrosadas y su respiración acelerada. Se negó a mirarme a los ojos, y como si se diera cuenta de lo que acababa de hacer, se alejó un paso de mí sobresaltada.

-Ya no me trago lo de la chica vergonzosa… Llámame cuando quieras y a ver si acabamos esto- le dije guiñandole un ojo y volviendo a mi sitio.

La gente rió y empezó a comentar sobre aquello. A algunas se les caía la cara de celos, y otros sólo comentaban lo épicos que iban a ser los memes que iban a hacer después de (evidentemente) grabar todo el beso.

Lo de repetir y acabar lo que habíamos empezado no lo decía enserio.

¿O sí? 

La verdad que no me quejaría de volver a liarme con ella, pero tampoco tenía mayor interés. Había tenido mejores besos y mejores chicas, pero por entretenimiento no estaría mal.

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