XXII: Compañías

768 69 7
                                    

POV Steve

Mis mejillas ardían. Era como si mil agujas se clavaran en ellas bajo el ardiente Sol del final de la primavera. Unas viejas gafas de aviador que Nat llamaría "anticuadas" protegían mis ojos.

Escuchaba como los niños y Nat chapoteaban en el agua y los gritos de Lila a Cooper para que no le tirara del pelo. Las risas abundaban. Entonces pensé. Pensé ¿cómo sería si realmente esos tres niños fueran nuestros?,¿cuáles serían sus nombres?,¿se parecerían más a ella o a mí?

Mil preguntas rondaban mi cabeza; todas relacionadas conmigo, Natasha y muchos niños. Era consciente de su condición y que no era posible que tuviéramos hijos; pero la suerte de haber despertado en el siglo XXI era que teníamos muchas otras posibilidades. Aún así, tener hijos no era una necesidad. Me valía con envejecer a su lado y poder demostrarle cuánto la amaba hasta el último de mis días.

Una fría sustancia en mi cara me despertó de mi ensoñación, una mata de pelo pelirroja me tapaba la luz del Sol y ponía una cantidad exagerada de crema solar sobre mis pómulos.

- Te vas a quemar. Date la vuelta, te pondré un poco en la espalda.

Obedecí gruñendo mientras rodaba como una croqueta sobre la gran toalla.

Me sorprendí al sentir su peso sobre mi trasero. Mi cuerpo estaba aprisionado entre sus dos piernas mientras ella masajeaba mi espalda esparciendo la crema.

- ¡Cooper, deja a tu hermana en paz y vigila que Nathan no beba el agua del lago!- la escuché gritar desde mi espalda.

Sus manos se deslizaron desde entre mis omoplatos hasta mi baja espalda resiguiendo mi columna vertebral. Repitió el mismo recorrido un par de veces y entonces me dió un beso en el hombro, un pellizco en la nalga izquierda y volvió a jugar con los niños.

- ¡Tía Nat, Nathaniel y Cooper no paran de tirarme del pelo!- fue lo último que escuché antes de volver a dormir.

Después de comer, cambiamos los turnos y ella se estiró sobre la toalla mientras yo jugaba con los niños.

Pensaba que sería mucho más complicado lidiar con esos pequeños monstruitos ya que nunca había tenido la oportunidad de tratar con ellos y me ponían casi tan nervioso como las mujeres.

- ¡Tío Steve, súbeme en tus hombros!

Obedecí a Lila y Cooper hizo lo mismo con Nathaniel. Estuvimos así hasta que el Sol empezó a desaparecer tras las montañas. Salí un par de veces para ponerle protector solar a Natasha, quien durmió profundamente bajo los rayos solares.

Nathaniel se durmió entre los brazos de Nat en el camino de vuelta y Lila hizo lo mismo pero sobre mí. Cooper caminaba tratando de no dormirse alegando que él era el mayor y dormirse en el camino de vuelta era "de niños pequeños".

Cuando llegamos, subí a los dos más pequeños a su habitación. El mayor se había quedado dormido en el cómodo y acolchado sofá tan pronto como se había estirado en él.

Salí al porche para ver cómo una suave brisa hacía ondear su pelo de fuego. Tendía los bañadores mojados con delicadeza. Sus manos acariciaban delicadamente la tela como si se tratara de la seda más fina.

Rodeé su pequeña cintura con mis brazos y le di un beso en la nuca que la hizo suspirar.

- Mañana hay que volver al trabajo.- se dió la vuelta.

- Vaya manera de cargarse un momento tan bonito agente Romanoff.- bufé dándome la vuelta y cogiendo una toalla para tenderla al lado de las demás.

- Parece ser que usted nunca deja de trabajar como icono de América, Capitán. Aunque no niego que le favorece mucho. -rió a mis espaldas.

Me giré al no entenderla solo para verla intentando aguantarse la risa con mi húmedo bañador con el estampado de la bandera de los Estados Unidos.

Sin embargo, para mi sorpresa y la suya, no me sonrojé; sinó que cogí el bañador que ella había llevado y, juntando nuestras manos con este entre ellas susurré:

- A ti el tuyo tampoco te sienta nada mal.- la sorprendí con un apasionado beso.

- ¿Desde cuándo te has vuelto tan atrevido?- susurró entre besos.

- No sé, serán las compañías.- sonreí contra sus labios para volverla a besar.


No tengo perdón, lo siento muchísimo por no haber actualizado en tanto tiempo. Pensé que podría sobrellevar escribir e ir a la escuela al mismo tiempo pero está siendo mucho más complicado de lo que pensaba y no ha sido hasta hoy que he acabado el último examen y he podido sacar un poco de tiempo para escribir. Lo siento.

- A

La viuda negra  (Romanogers) - ENDGAME ALTERNATIVODonde viven las historias. Descúbrelo ahora