XXI: Plena

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POV Natasha

Steve y yo subimos torpemente las escaleras de la casa sin desenredar nuestras lenguas. Ambas sinhueso bailaban sin ningún tipo de tapujo, explorando curiosas la boca del otro.

Pronto llegamos a mi habitación. Steve cerró la puerta acompañándola con el pie y me empujó contra esta.

Sus besos bajaron el ritmo. Sus labios acariciaban los míos pausada y delicadamente. Me agarraba de la cintura como si fuera lo más frágil del mundo.

Separó nuestras bocas lentamente para después mirarme a los ojos.

Sus azules ahora casi negros me miraban expectantes. Su pelo estaba despeinado por culpa de mis manos y sus labios y mejillas, de un color carmesí.

No hicieron falta palabras. Era como si habláramos telepáticamente.

Nuestras bocas no dijeron nada; nuestros ojos lo dijeron todo.

Con las manos entrelazadas nos estiramos bajo las sábanas en silencio.

Él apoyó su mano libre en mi pómulo y depositó un suave beso en mi frente.

Era la primera vez que estaba en una cama con un hombre sin que este intentara propasarse conmigo.

Steve me envolvió entre sus brazos haciendo que una sensación cálida invadiera mi pecho.

Por primera vez me sentía plena.

No pude evitar que mis ojos se humedecieran. Cuando Steve se dió cuenta, me miró preocupado. Mas yo le sonreí y volví a juntar nuestros labios, esta vez en un casto pero tierno beso.

Así, con las frentes juntas, nos dejamos caer en los brazos de Morfeo.

Los primeros rayos de Sol empezaron a incidir en la habitación poco antes de las ocho de la mañana. Sin embargo, lejos de molestarme por ello, me alegré de despertarme tan pronto porque volveríamos a la base la mañana siguiente y quería aprovechar el día.

Me levanté de la cama silenciosamente para no despertar a Steve y bajé descalza a la cocina para llevarles un par de aspirinas, agua y zumo a Clint y Laura, que ayer habían bebido bastante más de la cuenta.

Entré en su habitación y dejé la bandeja en la mesita de noche acompañada de una nota que decía que Steve y yo nos íbamos a cuidar de los niños aquel día. Seguro les vendría bien y a los mini-Bartons seguro les parecía divertido pasar un día al cuidado de tío Steve y tía Nat.

Salí al porche descalza y vestida con una larga camiseta de Steve.

La puse sobre mi nariz para inhalar su aroma, cerrando los ojos y disfrutando de la fresca brisa.

Se me puso la piel de gallina cuando sentí sus cálidos brazos abrazar mi cintura y su cabeza reposando en el hueco de mi hombro.

- Buenos días.- susurró contra mi pelo.

Me giré poniendo los brazos alrededor de su cuello y depositando un suave beso sobre sus labios.

- Buenos días, tío Steve,¿te apetece pasar un día con los niños?

- Claro que sí, pero sólo si cuento con tu ayuda, tía Nat.- sonrió contra mis labios.

Justo cuando iba a besarme otra vez escuché las pisadas de los niños bajando la escalera como un terremoto y me aparté de él para ponerles el desayuno.

- ¿Vienes?

Desayunamos tranquilamente acordando que iríamos al lago a pasar el día para no molestar a los padres de los pequeños. Por suerte, a mí aún me quedaba el bañador de dos piezas de antes de recibir la cicatriz del Soldado de Invierno que guardaba en mi habitación de casa de los Barton y Steve había traído ropa de todo tipo. Incluso se las había arreglado para meter en su pequeña bolsa un enorme abrigo a pesar de que estábamos ya al final de la primavera.

Quince minutos después de recoger entre todos la cocina, los niños estaban abajo con sus mochilas y sus gorras preparados para salir y Steve y yo acabábamos de llenar una cesta de picnic llena de comida de todo tipo para comer allí.

Salimos todos fuera de la casa y los niños empezaron a correr hacia el lago con Steve corriendo detrás de ellos advirtiéndoles que se harían daño si corrían tan rápido.

Aquel iba a ser un gran día.

Hoy ha sido mi primer día de clase en mi nueva escuela y no la odio tanto como pensaba que lo haría. Muchísimas gracias por los mensajes que dejáis en la historia, de verdad que me hacen muy feliz :'). ¡Recordad que los leo todos!

- A

La viuda negra  (Romanogers) - ENDGAME ALTERNATIVODonde viven las historias. Descúbrelo ahora