Regreso

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Asistir a juntas, ir a las fábricas, redactar informes, revisar otros tantos y escuchar a las momias que tenía en el concejo, lo había dejado totalmente exhausto.

Escuchó su nombre como un eco lejano y supo que aún cuando estaba caminando hacia su oficina luego de una última sesión con el concejo, él casi se encontraba en brazos de Morfeo.

—¡Tony!— lo llamó Pepper a su derecha, meciéndolo del brazo para intentar que se despertara.

—Mmn aquí estoy Pep...—respondió con voz somnolienta.

—Mm, sí, pero por muy poco. Ven, no falta mucho para llegar a tu oficina.

Caminaron unos cuantos pasos más y supo que la rubia se había hecho cargo de abrir la puerta y llevarlo hasta el sofá, dejando que se recostara cayendo como peso muerto.

Murmuró un bajo gracias y una caricia en su cabello le devolvió la respuesta.

—Los papeles...¿Natalie se los llevó a Steve? — preguntó mientras se acomodaba en el sofá.

—Sí, — respondió Pepper lejos de él.— y se llama Natasha, no Natalie, Tony.

El tono empleado por la mujer le provocó una sonrisa burlona al moreno, pues sabía que le había hecho gracia el cómo llamaba a su secretaria y que no era una simple confusión de nombres.

—Ahora duérmete, te lo tienes merecido. Mientras yo arreglaré todo para nuestro regreso. Ha sido una semana muy dura.

Tony asintió. "Merecido", pensó. "Me lo tengo más que merecido y de paso no me caerían mal unas vacaciones de un año entero por hacer esto"

Con ese último pensamiento, sintió que caía al vacío en un profundo y reparador sueño.

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Al día siguiente, el empresario sonreía más que feliz al bajar del jet.

—¿Porqué estás tan feliz?— le preguntó su amiga fingiendo que estaba concentrada en el celular.

—¡Por volver Pepper! Ha sido una semana de horror y eso que no estamos a finales de octubre. Esos carcamanes me han chupado la sangre y la juventud.

Ante su exageración, la rubia no pudo evitar reírse.

—¿Sólo por eso?

Sabía por dónde iban los disparos, pero dormir bien y pasar horas despejando su mente de la montaña de papeles en la comodidad de su cuarto en el hotel, le habían hecho admitir varias cosas y serenarse para estar conciente en todo momento para no cometer los errores pasados enfrente de los demás.

—Y por ver por fin a mi Peter, por supuesto. De seguro que me extrañará como yo a él.

Pepper lo miró por encima de sus gafas oavuras viendo que el castaño se ponía las suyas. Lo conocía como la palma de su mano, y sabía que cuando hacía eso, era para evitar situaciones incómodas o preguntas que lo acabaran sacando de su balance, provocando que dijera todo lo que tenía oculto en esa cabeza de cabellos en rulos.

Tony le comentó que no quería que nadie supiera de su regreso porque planeaba darle una sorpresa a su hijo y que este lo perdonara por su ausencia.

"Darle una sorpresa a Peter", pensó con sarcasmo Pepper. "Sí, claro Tony. Vete con ese cuento a otro lado".

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Happy bajó sus maletas y lo acompañó hasta las puertas de su departamento, sihuiendo en todo momento, las instrucciones de no hacer ni el más mínimo ruido para que nadie supiera que estaba ahí.

El sexy niñeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora