Las semanas pasaron y éstas se convirtieron en meses.
—¡¿Qué?!
Bucky rió ante el grito de su amigo. Tomó las llaves de su casa y revisó por última vez que no se le olvidara nada.
—Cuando regrese te cuento.
Steve boqueó un poco, pero su acción no sirvió. Su amigo salió por la puerta corriendo hacia las escaleras.
El rubio aún estaba sorprendido y lo estaría horas más tarde cuando su amigo volviera con una inmensa sonrisa en el rostro, el inicio de la camisa a medio abotonar y la clara marca de un beso en tono carmín, en la mejilla, muy cerca de la comisura de la boca.
Los pocos detalles que obtuvo al principio era que la mujer de la que había quedado prendado hace semanas, se la volvió a encontrar y que esta vez no perdió la oportunidad, pidiéndole que salieran a tomar un café, "cómo conocidos de personas que conocemos en común y que ellos se conocen" dijo el moreno haciendo reír al otro y recordando que la bella mujer también se hubo reído ante su clara y más que obvia, falta de coherencia al hablar.
Para su fortuna, ella había aceptado. Por lo mismo, esa tarde, justo cuando Steve estaba libre, él se fue corriendo a encontrarse con su cita. Porque a pesar de que ella mencionó en el encuentro que sólo era eso, un encuentro, para él era una cita.
Con esa información, Steve rápidamente dedujo de quién se trataba la misteriosa y bella mujer de la que hablaba su amigo.
Por la tarde, Bucky le contó todo. Hace días se la encontró en el café a unas cuadras de Industrias Stark, la cual, era la nueva cafetería favorita de Barnes. Ella no había querido en un inicio, pero tras unos minutos aceptó; en la cita, él había repasado mil veces lo que le diría nada más verla, la impresionaría con sus modales y con una agradable plática.
Pero todo eso se fue al caño cuando ella llegó y sus miradas conectaron. La pelirroja lo saludó y sonrió divertida cuando éste solo la veía de forma embobada. Y a pesar de que las cosas no sucedieron cómo se las planteó Bucky en la cabeza, el momento fue maravilloso.
Lo mejor, le dijo éste a su amigo sentado a su lado con una cerveza en la mano cada uno, fue cuando se despidieron y ella lo acercó del cuello de la camisa, desabotonándole en el proceso uno que otro botón, para después depositar un beso en su rostro, uno, que a pesar de haber sido breve estaba cargado de pasión.
Steve silbó, haciendo que su amigo riera al igual que él.
......
Conforme el tiempo pasaba, el tiempo acomodaba las cosas como debían ser.
Los seis meses se cumplieron y con ello la sensación amarga que invadía a Tony meguó un poco gracias a que ahora no visitaba solo la tumba de quién hace no mucho, fue la mujer que más amó, su esposa.
Cuando Tony le comentó y Steve supo que en sus palabras se escondía un petición escondida entre ellas, dudó un poco en acompañarlo a ver la tumba. Era aún un tema muy delicado a tratar, pero él castaño quería que fuese y dado que, desde aquella noche de confesiones, una amistad creció entre ellos dos.
Por la mañana siguiente, los cuatro iban rumbo al cementerio. Jarvis conducía mientras Steve miraba de reojo la expresión en el rostro de Tony. Éste, así como los demás, iban vestidos de negro; solamente Peter era el único que no iba vestido así, pues Tony pensaba que a pesar de haber perdido a su madre, era un color demasiado lúgubre para un niño tan pequeño y que Maia no lo querría ver así.
Al descender, Tony cargaba en un brazo a su hijo y en el otro, un ramo de azucenas. Las favoritas de su mujer, le comentó Jarvis al verlas en la mesa esa mañana.
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El sexy niñero
Historia CortaTony Stark a parte de ser genio, millonario, filantrópo, playboy y dueño de las Ias industrias Stark; es padre. Peter Benjamín Stark, es la luz, las estrellas, el sol y el universo entero para su papá; con tan solo 5 meses logra derretirlo con una p...