El anuncio

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Steve Rogers era un simple muchacho que estudiaba su último año de la universidad. Una prometedora carrera como pintor, se vislumbraba en su futuro; o al menos era así como él lo veía dentro de sus posibilidades, tenía un techo dónde dormir: un pequeño departamento que compartía con su mejor amigo; y un buen trabajo.

Sin embargo, aquél lugar tan bonito y acogedor, el restaurante del señor Callaghan había cerrado sus puertas para siempre.

Habían surgido varias complicaciones, primero aunque el establecimiento era agradable, pintoresco y alegre, las personas ya casi no lo visitaban; segundo, el dueño ya no tenía dinero para pagar la renta y tercero, los años ya le cobraban factura.

Por eso, en el momento menos esperado, él recibió su pago de ese mes y el próximo justo cuando despedía a un cliente y el señor Callaghan volteaba el letrero de la puerta, lo que provocó que frunciera el ceño, dado que, el restaurante se cerraba a las 8 de la noche, no a las 3:30 de la tarde.

—Lo siento muchacho, has sido un buen empleado.—fueron las únicas palabras del hombre grande hacia él.

Steve asintió y lo abrazó. Luego de recoger sus cosas y despedirse por última vez del dueño, caminó calle abajo para verse con su mejor amigo.

—Así que el viejo Callaghan, por fin se retiró.— le dijo Bucky al verlo llegar.

—Los clientes cada vez eran menos.
— respondió Steve con una mueca en los labios, metiendo sus manos en los bolsillos de su chamarra, igualando la postura de su amigo.

—Extrañaré los emparedados de jamón con el pan a la plancha y queso derretido.— comentó el castaño cerrando los ojos, con un gesto de pena.

Ambos rieron. Sí, esos emparedados eran exquisitos. Charlaron de camino a casa, sobre lo que Steve haría a continuación; no era urgente que encontrara otro empleo, pero sus costumbres y su moral lo presionaban a no dejarle la carga monetaria a su compañero por demasiado tiempo.

—Por el departamento y lo demás, no te preocupes punk, vamos al corriente y no pasa nada por que por unas semanas no vayas a trabajar. Víctor te pagó por adelantado, así que tómatelo con calma.

El rubio suspiró, y casi a regañadientes tuvo que aceptar el consejo.

Los dos meses que tenía seguros, se fueron volando. Y aunque había ido y venido de un lado a otro para dar su currículum en varios locales, nadie lo contactó.

—¿Porqué no buscas en el periódico? Tal vez encuentras algo bueno.—fue lo que le dijo Bucky una mañana mientras desayunaban.

Leía el periódico, casi todos los días, pero los anuncios sobre los trabajos nunca le parecieron confiables, la mayoría de las personas que se fiaban en ellos, terminaban decepcionados o no era lo que decían.

Así que luego de varios días en los que meditó la idea, caminó hasta el puesto de periódicos y compró uno. Lo puso bajo su brazo y se fue a la escuela.

Cuando las clases terminaron, metió el periódico junto a sus cuadernos y se encaminó hacia su casa. Fue hasta que en medio de su tarea y el escuchar las noticias en la tele, que recordó el diario

Ni siquiera necesitó consultar las páginas correspondientes a la oferta de trabajo, porque en la primera plana, al lado del último revuelo del famoso Tony Stark, estaba en la esquina inferior derecha, un anuncio que buscaba un niñero o niñera, con las letras de la palabra 'urgente' en mayúsculas.

—Ahí lo tienes.— dijo Bucky atrás suyo de repente, lo que provocó que diera un pequeño salto en su lugar.

—¿De qué hablas?— preguntó dándose la vuelta para ver a su amigo.

—El anuncio dice que necesitan de una persona que cuide a un niño; y tú eres muy bueno con ellos, todos los chiquillos con los que te cruzas o convives te adoran. Además no veo que pidan algo que tú ya no sepas hacer.

—Es que no lo sé. Sabes que éste tipo de cosas no me dan confianza.

—No pierdes nada con ir y presentarte. El no ya lo tienes, ¿Pero qué tal si por tu indecisión se te va la oportunidad de tu vida de conocer algo en lo que eres bueno? Quizá puede y te  sorprendas.

Aquello hizo que pensara dos veces en la oferta de empleo.

Jamás imaginó encargarse de un niño de forma seria. Era cierto que los pequeñines que conocía se alegraban cuando jugaba con  ellos, y hasta los que se encontraba en el transporte o en las calles le sonreían nada más verlo. Bien, se fiaría de las palabras de Bucky y de su buena suerte.

Mañana a primera hora, estaría en el lugar citado. Suspiró. Esperaba que todo saliera bien.
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¡Volví!❤️🌟
¡Un mes! 😱😓
Bueno no había estado taaan desaparecida pero si en ésta historia.
Espero que les guste el nuevo capítulo, ya estaré actualizando más seguido, lo prometo.
¿Qué les está pareciendo? Espero sus comentarios, preguntas o dudas.
Ciao

El sexy niñeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora