36: Metamorfosis

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Alba P.o.V

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Los comienzos son para volver a florecer, para tomar nuevos caminos, experimentar y vivir más experiencias. Eso significa el comienzo del segundo año en la academia. 

Segundo año. Ya ha pasado uno desde que los 16 entramos. Y volveremos otro más, parece mentira cómo pasa el tiempo, la de cosas que han sucedido, el cómo...

—¡Alba! Que se te van las horas mirando a las musarañas, hija.

—¡Ay, Marina!—su voz hizo que pegase un rebote del susto— Solo estaba pensando un minutito.

—10 minutos llevas jugando con tus dedos y mirándote las uñas, anda—se acercó al sofá, sentándose a mi lado y tomándome las manos. Me temblaban, y ella rio al notarlo— ¿Porqué estás tan nerviosa, mi vida?

—Vaya pregunta... Pues porque empezamos curso nuevo—un escalofrío hizo que moviese todo mi torso— ¡Ay, es que tengo muchas ganas de todo! ¡Clases nuevas, prácticas con los poderes...! Y van a venir dos nuevas compis...

—Quién diría que es tu segundo año y no el primero... Acumulas más alegría que todos tus amigos, seguro.

—Deja de meterte conmigo, pesada—hice un mohín, frunciendo mis cejas. Ella soltó una carcajada—.

Me pasó el brazo por el hombro y me azuzó para que no perdiese la hora. Tenía que estar en la academia a tiempo. Este año no tenía un acto de inauguración en sí, porque ya nos conocíamos... Pero sí que se comenzaba con un almuerzo de los buenos, y estaba nerviosa por comenzar, como bien había recalcado mi hermana.

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Con la maleta tan abarrotada como el año pasado, salí de mi casa, dirección al tren. Le di un abrazo gigante a mi madre, a Marina y a Queen. Es verdad que los fines de semana podría visitarles pero jo, aún así me daba pena separarme de ellas.

—¡Dale muchos besitos a Natalia y María de nuestra parte!—gritó la Rafi cuando estaba a punto de doblar la esquina— ¡Y a Joan! ¡Invítalos a cenar la semana que viene!

Solté una carcajada al tiempo que le decía adiós con un vaivén de mano. Si es que mi madre era un amorcito. Sabía que esa invitación a cenar iba más por Natalia que por otra cosa. Le habían adoptado en la familia como si fuese una más, y yo estaba encantada con ello. Más aún cuando se enteraron de que nos podíamos llamar sin ningún problema "novias" (aún me daba cosita llamarle así, una se tiene que acostumbrar).

No es que yo lo dijese a viva voz, simplemente al dárselo a entender sutilmente a Marina, pegó tales chillidos que se acabó enterando hasta mi abuela. Un cuadro de situación, pero era nuestro cuadro...

Natalia y yo habíamos decidido, tan sólo por ver a María frustrada, no decir nada sobre nuestra relación. Actuar como siempre, dar a entender cosas, pero sin que fuese evidente. Era como jugar dándole pistas, y me gustaba la idea. La venganza se sirve fría. Era un buen escarmiento después de incontables veces leyéndonos la mente sin permiso.

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Bajé en la estación cercana a la academia, con los nervios a flor de piel por volver a ver a todos los que se fueron a sus respectivas ciudades. A Damion y África, que les había visto bastante juntos en las fotos que subían a Instagram; Alfonso, que por lo visto había estado pinchando de DJ (claro, poder modificar las ondas de sonido tiene que crear un ambiente muy chulo); a Julia, Sabela... Y Marta...

Heroes Of Our Time // AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora