22: A mil por hora

8.1K 517 178
                                    


.

.

Alba P.o.V

.

.

Volvió a soltar un bufido que más parecía el de un caballo. Cabezota no, lo siguiente. Volví a clavarle mi mirada, y ella se encogió de hombros lo mejor que pudo.

—¿Qué quieres? Es que me aburro.

—Nat, el tema principal no es que te diviertas, ¿eh?

—¡Quiero irme ya!—se quejó con voz infantil, echando la cabeza en las almohada—Llevo aquí una eternidad...Quiero estar en mi cuarto...

—Sólo llevas tres días, no seas exagerá—me senté en el lado de la cama donde estaba echada, haciéndole cosquillitas por el brazo—.

—¿Eres andaluza ahora? Maldita Julia.

—Gaditana de toda la vida—me reí, notando que me había cogido la mano con la que le acariciaba—.

—Que venga ya Rosa por favor...—gruñó sacando su labio inferior—Esto huele a hospital y no me gusta...

Estaba rara. Más blandita de lo normal. Y puede que tuviera algo que ver el hecho de haber estado al borde de la muerte, o el hecho de que estaba con un brazo en cabestrillo y todo el cuerpo magullado y con agujetas. Estar durante tres días enteros en la enfermería, que básicamente era como ser ingresada en un hospital, pues tampoco ayudaba. La cosa es que, de alguna forma, Natalia era en esos momentos como un...

—Dijo que en unos minutos volvía, animalillo—pronuncié sacando la lengua al final de la frase a modo de burla. Ella entrecerró sus ojos—.

—¿Estás...aprovechando que estoy desvalida para cachondearte de mí, Alba Reche?—me soltó la mano a modo de protesta, poniéndose de morros—.

—No haber parado el tiempo, muchacha.

"Ti quieri dimasiadi piri qui isas cosis mi higin gricia"—me remedó poniendo los ojos en blanco, con desdén—Rubia mentirosa...

—¡Yo no hablo así!—me crucé de brazos intentando hacerme la indignada, pero era imposible ocultar mi sonrisa. Me alegraba verla de buen humor—Y lo que dije era verdad, capulla. Encima, tú no me...

—¿No te qué?—subió un poco su torso, dejando su cara cerca de la mía, picándome con la mirada—.

—Pues...—un rubor llegó a mis mejillas sin preverlo. Bajé mi vista por un segundo—¡Pues que tú no me dijiste ni un 'te quiero' ni nada! ¡Así que no te burles!

Frunció sus cejas de manera muy cómica, y soltó unas risillas suaves. Aún le dolía el abdomen cuando se reía, pero le daba igual. Flexionando su cuerpo con cuidado, dejó caer su cabeza en mi clavícula, apoyándose con la frente. Comenzó a restregarla como si fuera un gato. ¿Veis? Blandita no, lo siguiente. Cómo le ha afectado todo esto...

—Si tú ya sabes que te quiero a tope, un taco—murmuró con la voz muy pequeña—.

—Qué forma de decirlo más bonita, ¿eh? Me encanta lo del taco—se rió de nuevo, y noté su respiración en mi cuello—.

Se volvió a enderezar, conectando sus ojos con los míos. A tan poca distancia, se apreciaba que había algo en ellos, desconocía el qué, pero los hacía distintos. Seguía sonriendo, aunque no tanto como antes. Bajó su vista a su mano izquierda, con la que estaba apoyada a centímetros de la mía.

Heroes Of Our Time // AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora