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Al siguiente día, lo más temprano que el somnoliento brawler pudo, volvió a juntarse con Leon para rápidamente ganar todos los eventos. Un ritmo al que no estaba acostumbrado pero quería intentarlo. Hizo cada batalla teniendo en cuenta los consejos de Mortis: alcanzar lo que más pudiera la perfección que exigía el otro adolescente. Luchó lo mejor que su cuerpo le permitía, en todas salieron ganadores y Leon parecía estar contento con eso. No sabía si había sido de pura suerte o por su esfuerzo, pero habían ganado y eso era lo que al de menor altura le importaba.

Intentaba siempre mostrarse con energía para seguir en las batalla, pero con cada una que pasaba el cansancio acumulado se hacía más visible para su compañero.

En la última que participaron, estaban ganando con la mayor cantidad de gemas superando al otro equipo y huyendo hasta que acabara la cuenta regresiva. A solo cinco segundos de que terminara, ambos jóvenes defendían a Darryl que era el que había quedado con todas las gemas. El de pelo purpura quiso seguir luchando hasta obtener la victoria, pero en un segundo sintió su cuerpo demasiado pesado, en el siguiente perdió el equilibrio y cayó al suelo.

A su lado, Leon siempre estuvo atento desde que notó el esfuerzo que hacía por mantenerse despierto y, antes de que cayera, lo atrapó en sus brazos. En el momento, Sandy volvió a abrir sus ojos negándose a caer dormido. La cercanía lo despertó, podía notar los ojos del más bajo observándolo presumidamente. Su rostro volvía a tener ese ardor en sus mejillas que esperaba que no fuera tan obvio.

Te atrapé, arenita. –dijo con un tono juguetón y lentamente ayudó a su amigo a levantarse sin soltar una de sus manos hasta asegurarse de que pudiera pararse por su cuenta aunque siguiera con sus torpes pasos por el sueño– Hiciste muy bien. La verdad, me has sorprendido. Te has quedado despierto más de lo que pensaba. –

La batalla ya estaba ganada y no le importaba más que el de estrella dorada que casi caía dormido en sus brazos. Darryl, que hace segundos estuvo a punto de morir por sus tres oponentes que lo rodearon, salió de allí molesto por haber sido abandonado a su suerte por el dúo legendario.

Es para que reconozcas que soy más que un estorbo en la batalla. –contestó ganándose una feliz pero competidora sonrisa del de capucha de camaleón.

Eso ya lo veremos luego, es apenas el primer día que te veo así. –comenzó a caminar fuera del área de batalla y Sandy intentó seguir su ritmo– Sería genial que mantuvieras esta actitud para las batallas. Vas mejorando con cada día que pasa, quizás llegas a ser igual de bueno como yo. –

No es tan difícil como pensaba. Aprendí de Mortis pero sigo pensando que sería mejor que aprendiera de ti… –teniendo la mirada del otro luchador sobre él, sintió nervios por el significado que le tomara a sus palabras y necesitó explicar– Como decías, de legendario a legendario. –

Y eso que tu mismo decías que preferías a Mortis. Ahora te arrepientes. –habló mirando con superioridad al de ropa ligera– Empiezas a aceptar lo mucho que me necesitas. –

– ¡Oh, no! Estoy completamente arrepentido. Leon, no te vayas, te necesito. –siguió el juego del joven vestido de camaleón, a propósito hizo una mala actuación con su vaga y suave voz.

– ¿Te estas burlando de mi? –dijo entre una risa contenida y un pequeño rubor en su rostro por las palabras que utilizó el otro luchador.

No, para nada, ¿Cómo voy a burlarme de mi muy buen amigo Leon? –

– No te será gracioso cuando te la devuelva. –

– Hey, yo también quiero jugar a veces. –

– Hazlo, pero luego no vengas a reclamarme cuando seas víctima de mis bromas. Serás el reemplazo de Nita. –comentó al recordar la charla con sus amigas y su hermana.

Teenage Dream (Leon x Sandy) [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora