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Ese día no había esperado nada del otro joven que con movimientos adormilados lograba esquivar los ataques de la ruidosa pirata. Con dos ataques más ya tuvo recargado su ataque especial y no dudo en utilizarlo para volverse invisible a si mismo y a los dos hermano. La pequeña rápidamente se acercó al centro para agarrar la decima gema y llevársela con ella mientras que la joven pareja se quedaba a defender con la ventaja de estar ocultos a los ojos de las tres chicas.

Diez segundos faltaban y la tormenta de arena aún no acababa. Ellos seguían atacando mientras que del equipo contrario Penny de rendía e insultaba a sus compañeras por no ser lo suficientemente buenas. La pelirroja y la bateadora no se quedaron calladas aceptando esos comentarios por su parte y se los devolvieron más hirientes o con golpes, dependía de cual fuera la respuesta de la irritante pirata.

El más joven de los varones dejó de atacar al verlas en así, la tormenta de arena no duraría mucho más tiempo, pero ya no le hacía falta al no ver razones para pelear en los segundos que faltaban. Escuchó a Leon utilizando su bomba de humo para desaparecer, creyó que iría a por las chicas para apoyar la pelea entre ellas. En realidad, el otro joven solo lo había hecho para darle un abrazo sorpresa sin que fuera visto.

¿No me viste venir, bebé? –apoyó su cabeza en el hombro aprovechando esa deferencia de tres centímetros de altura.

¿Acabas de volverte invisible en medio de mi tormenta de arena? –suspiró molesto– Eso no es lo más eficiente… –intentó no mostrarse tan apático con el abrazo, le gustaba que fuera cariñoso con él, pero no en esos momentos.

Pero si lo es para mostrarte mi amor. –dio repetidos besos al aire avergonzando a propósito al menor que soportó una risa por su actitud infantil.

Ya basta. –dijo entre risas– No me gusta que Penny nos vea, sabes como se pone cuando nos ve.

No me importa. –alcanzó a darle un corto beso en la comisura de los labios en el momento que la tormenta de arena acabó.

La avariciosa joven dejó de pelear contra sus amigas cuando vio a la pareja de esa forma tan melosa enfrente de ella. No pudo evitar soltar unos chillidos enternecida por la relación que envidiaba de sus amigos, le parecía muy tiernos juntos y no lo ocultaba como las otras chicas en el pueblo. Abandonó a Jessie y a Bibi en medio de la discusión interesada en ver más.

Vaya par de tortolos. ¿No se dieron cuenta que la batalla ya terminó? ¿O acaso es esta su manera de celebrar? –comentó sin dejar de mirarlos pícaramente.

Lo siento, no quería incomodarte. –Sandy puso sus manos sobre las de Leon que estaban a la altura de su cintura queriendo que lo soltara, pero el sigiloso, encaprichado, no quiso soltarlo.

No, no, no. Ustedes sigan, no me molesta en absoluto. Mientras que no me hagan pagar por ver.

¡Claro que hay que pagar! –Leon se unió a la charla– Son veinte monedas por cada segundo. Y si miras a mi Sandy cuando sea y donde sea me debes cinco monedas.

¡No te voy a pagar nada, lagartija estafadora! Sandy, soy tu amiga, para mi es gratis, ¿no?

Con más razones, serán cuarenta monedas para ti. –al igual que su pareja, miró con malicia a la de pelo lila.

Ja, son muy graciosos, chicos. –miró a la joven pareja, ninguno parecía estar bromeando– ¡No pienso pagarles nada! Esto no es un negocio.

Eso no me dicen la cantidad de revistas que tienes sobre chicos lindos que-

¿¡Cómo sabes eso!? ¿¡Has estado entrando a mi dormitorio!? –interrumpió.

Creo que no… –sonrió haciéndose pasar por un buen chico que no hacía travesuras a diario por más que Penny ya lo conocía hace años.

Para su suerte, Nita llegó para detener todo el sermón que la pirata le daría.

Leon, ¿por qué siempre abrazas a Sandy así? –preguntó curiosa al verlos aún abrazados.

Porque es mi novio ¿No lo has notado? –las otras dos chicas también se unieron a la conversación y aprovechó la mirada de todos para ser cariñoso con el de estrella dorada con tal de presumirles su relación con él.

¿¡En serio!? No me di cuenta. –la pequeña miró sorprendida y alegre por su hermano.

¿Hace cuanto pasó? –preguntó la bateadora.

Ya ha pasado un mes… –respondió Leon ocultando su sonrojo detrás del más alto.

¿Ya cumplimos un mes? No tengo ningún tipo de regalo para esto. –comentó en voz baja Sandy apenado por no estar preparado para ese momento.

No hace falta, tu ya eres el regalo perfecto. –aprovechó que Sandy estaba distraído y lo besó los labios.

Tanto Penny como Nita chillaron de emoción al ver esa pequeña acción por parte de Leon. Fue corto para no avergonzar demasiado al otro legendario. Le gustaba ser la causa de sus sonrojos, le parecía tierno por más que le molestara mostrar cariño frente a otros por apenarse fácilmente.

No quiero interrumpir, pero… –apenas escuchó la voz del antropomórfico detrás suyo se separó de Sandy– Hay otros que quieren luchar y ustedes no se lo permiten por estar en medio del mapa. –

L-lo siento. Ahora nos vamos. –tomó la mano de su pareja y salió de allí apresurado al haber sido visto por Crow.

Entre risas, trotaron fuera del área de batallas. Como hacían la mayoría de esos días, se juntaban todos al finalizar cada evento y obtener las recompensas. El de ojeras intentaba no quedar dormido en el momento que estaba con sus amigas, pero por él siempre eran los primeros que se retiraban por el cansancio extremo que tenía aunque durmiera lo que correspondía. Nunca parecía ser algo que al mayor le molestara, siempre estaba atento a lo que le ocurriera por si de repente caía dormido.

Con su ayuda fue más fácil soportar las pesadillas y las parálisis de sueño. No había noche en la que durmiera solo, Leon hacia lo imposible para estar con él desde que dormía hasta que despertaba. Incluso había llegado a escaparse de la casa de sus padres para ir con él y seguía haciéndolo por más que le dijera que no era necesario.

Quizás llegó a tener miedo de encariñarse con él por pensar que no era lo que Leon quería y podría dejar de interesarse en cualquier momento. Eso no sucedió en ninguno de los días del primer mes que llevaban juntos, era lo contrario: mostraba que tanto lo quería en cada oportunidad que tenía. Fue inevitable tomarle aún más cariño. Leon realmente se sentía cómodo con él. A tal punto de que le hizo una promesa de quedarse a su lado de la manera en la que fuera con tal de verlo feliz.

Y parecía que aquella promesa era cumplida con cada mes que pasaba. Seguía recibiendo sus besos, sus abrazos, sus bromas, su compañía en cada noche y en cada despertar, sus caricias, sus coqueteos en público, sus halagos… nunca creyó que Leon fuera alguien cariñoso. Era demasiado cariño el que recibía cada día y no era capaz de devolvérselo. Pero todas sus preocupaciones terminaban con una corta charla con su pareja que siempre acababa con un “te amo”.

Algún día pensaría en que hacer para agradecer a Jessie aquel empujón que lo llevó a confesarse.

Teenage Dream (Leon x Sandy) [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora