XVII

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Después de ganar cinco partidas de doce Jihoon decidió que era tiempo de tomar un descanso, se despidió de sus amigos los cuales seguirían jugando online y fue a su habitación para tirarse de lleno a la cama.

Su hermana lo había dejado solo un momento, tenía cosas que hacer con sus amigos en el mundo ancestral y Jihoon no tenía problema en quedarse solo.

Su teléfono sonó anunciando un mensaje, con una sonrisa lo desbloqueó, su querido novio le había mandado una foto, llevaban casi un mes siendo pareja y él no podía estar más feliz, afirmaba a cada beso que SeungCheol era aquello que necesitaba, que sus almas estaban destinadas a unirse eternamente.

Aunque aún tenía miedo, aún no sabía que tenían que ver SeungCheol y Soonae en la misión, ni cuando sería, pero fuera lo que fuera, haría de todo para protegerlos, ellos no podían ser los malos.

Una carcajada llenó la casa, las conversaciones con el mayor eran de todo menos aburridas y más cuando tenía emocionantes historias vividas en la cafetería para contarle, respondió el mensaje con un audio y a los minutos su novio le contestó con una propuesta, una cita, a las afueras de la ciudad, en un restaurante hermoso.

Jihoon asintió de inmediato sin cuestionarse el horario de trabajo de SeungCheol y el hecho de que este estaba en pleno turno, la ubicación llegó a su teléfono mientras él se cambiaba la ropa con una sonrisa, aquel lugar no ostentaba un lujo excesivo, pero deseaba verse bien para el mayor, terminó de calzarse los zapatos y tomó las llaves de su casa dejándolas en su bolsillo junto a su teléfono.

Tomó el pomo de la puerta y el sonido de su ventana siendo bruscamente abierta lo asusto, rio de su exaltación mientras con sus poderes la volvía a cerrar desde lejos, no dejaría que los cansinos demonios le fastidiaran esa salida, quería que fuera pacífica, solo él y SeungCheol, nada de magia, entes y peleas.

Salió de su hogar bajando las escaleras con rapidez, esta vez sí que no iba a llegar tarde, se despidió de su portero con una sonrisa mientras empezaba su caminata por las calles despejadas de Seúl, estaba feliz.

Siguió lo que le indicaba el teléfono pues no sabía exactamente como llegar al local, normalmente el mayor lo iba a buscar a su casa o decía que lo esperara en la cafetería, se sentía un poco extraño con aquel cambio de rutina, además para la hora y día de la semana que era, las calles estaban tenebrosamente vacías, pero le daba igual, SeungCheol le había invitado a almorzar y no se iba a detener a cuestionar por qué solo había tres personas en la calle y unos cuantos entes que ni siquiera lo tomaban en cuenta.

Siguió caminando por las calles mencionadas por su teléfono, doblando esquinas y metiéndose cada vez más por sitios que no conocía, callejones oscuros, raros pasadizos y descampados preocupantes, avanzó lo poco que le faltaba y cuando llegó al lugar acordado tuvo que mirar dos veces para asegurarse de que no se había equivocado, el supuesto restaurante estaba cerrado, de hecho, ni siquiera era el de la foto, se notaba desde lejos que había sido clausurado hace años y que los dueños nunca lo volvieron a abrir.

Suspiró frustrado he ingresó manualmente la dirección que le había mandado SeungCheol, pero era inútil, siempre daba con el mismo local, probó a contactarse con el pelinegro, pero no recibía las llamadas ni los mensajes, esperó un poco por si aparecía y descubría por el mismo que se había equivocado en elegir el lugar.

Pero luego de veinte minutos nada aparecía, ni un alma pasaba por ese lugar y su corazón empezaba a palpitar rápidamente por la ansiedad que le estaba empezando a dar esa situación, no le gustaba nada la atmósfera que se estaba empezando a formar, el aire se sentía pesado y por más que se quisiera ir, sus piernas pesaban y no respondían correctamente, algo estaba por ahí, algo con poder.

El Medium ~• JicheolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora