"Si tuvieras 3 deseos, ¿Cuáles serían?"El otro día lo escuchó en una conversación entre dos pequeñas que estaban sentadas en la cocina.
Y se quedó pensando en su respuesta.Suponía que estar acompañada, tener una familia, alguien que la haga sentir que forma parte de ese círculo tan especial. Una mamá, un papá y tal vez una hermana. Y si se preguntan si es huérfana, no lo es, hasta dónde ella suponía.
Sabía que tenía papás ,pero realmente no recordaba con precisión sus rostros. La dejaron ahí por que no podían pagar su tratamiento para su problema, por que realmente es un problema. Padecía de EPOC.
Enfermedad Pulmonar
Obstructiva Crónica.
¿Demasiado jodido, no?Mrs. Frunges Foundation la acogió cuando apenas tenía 3 años de edad. Es una casa hogar para aquellos que no tenían la oportunidad de que les paguen el tratamiento, puede variar, hay chicos con Parálisis, Leusemia, Osteoporosis, VIH, Síndromes...
La casa te ayuda con una dosis de tu respectivo medicamento al mes, y te dan un techo, una cama y tus necesidades de adolescente o niño reprimido.
El punto de esta fundación es que llegue alguien, conocido aquí como tú padrino o madrina, que se compromete a ver por ti y por tu enfermedad, y que te cubra todas tus necesidades, técnicamente, te adoptan.Siempre vienen por los más pequeños, ellos son los más afortunados. Los jóvenes tienen sus ventajas y desventajas.
En cambio ella ya sentía que ya estaba destinada a morir ahí con inhaladores en su cripta. En 20 años nadie se ha interesado en ella y dudaba mucho que menos a sus 23 primaveras.
Cree que se debe a que la confunden con las enfermeras o niñeras en ciertas ocasiones.
Maya se la pasa con los pequeños jugando, para que no sientan lo que normalmente sentía ella, que nadie la incluía. Irving tiene principios de Leusemia a sus 9 años y nadie en su escuela estaba dispuesto a prestarle ni un lápiz.
Melissa, una pequeña con Síndrome de Down, es como su hermana menor, le ayuda con sus tareas, ah, porqué la fundación también procura por la educación de todos.
La acompaña a su dormitorio, juega con ella, claro cuándo
no tiene que estar sentada descansando o en rehabilitación por su molesta tos.
23 años, de altura media, rasgos latinos, morena clara, cabello rizado, ojos marrones, delgada y con chapitas en sus mejillas que salían espontáneamente.(...)
–"3 deseos" Ojalá fueran más–habló Maya enfrente de la ventana que daba al jardín
–Desgraciadamente el cuento dice 3–la interrumpió su enfermera Stacy.
–Gracias, realmente necesitaba ese recordatorio, justo hoy–atajó sarcástica la chica.Stacy era su enfermera desde que cambiaron a la Señora Gumbble, esa mujer a duras penas se acordaba de la existencia de los medicamentos y Maya no la culpaba en lo absoluto, la señora llevaba trabajando 47 años y ya se veía cansada. Para su cumpleaños número 17, Gumbble se fue con honores y llegó a su vida Stacy.
Una enfermera joven, pelirroja, delgada y de ojos azules grisaseos. Era preciosa y una excelente amiga.La muchacha se acercó Maya abrazándola delicadamente.
—Feliz cumpleaños cielo—le dijo suavemente
Con un suspiro y los ojos cerrados, la cumplañera se aferró a su abrazo.
—Gracias.
—Anda vamos, los demás de seguro te esperan—le dijo Stacy para tomarla del brazo y salir de su dormitorio—¿Entonces qué se siente tener 24?
—¡Ha! Nada que no haya sentido de diferente en mis otros 23 años–sonreía la morena—Sólo se que me hago más vieja y aburrida al pasar los días.Eso era cierto, realmente ya empezaba a esperar lo peor y nunca por algo positivo.
Bajaron por las escaleras camino al comedor dónde la estarían esperando todos los niños,enfermeras y directivos... bueno sólo la rectora de la casa, que demostraba día a día que Maya definitivamente no era su persona favorita. ¿Pero que podía hacer ella? Callar y seguir, la verdad es que no era una chica problemática como las otras adolescentes de ahí, pero la rectora la trataba con doble moral.
Entraron al comedor y al verla los niños corrían a abrazarla y con sus voces chillonas y dulces le decían "Feliz Cumpleaños"
—Gracias, gracias a todos—les decía acariciando las cabecitas con y sin cabello
—¿Tienes 21?
—No te vas a ir, ¿cierto?
—Yo te veo igual de bonita
—¿Me regalas tus vestidos?
—Yo te amo Maya.La morena los veía divertida, cada expresión de cada uno era la sensación más dulce del lugar.
—Ustedes son lo más bonito de mi cumpleaños. Y no, no me voy a ir aún. Todavía me quedaré a jugar con ustedes un buen rato—lo decía con una seguridad que no sabía de dónde la había sacado.
Entre las manitas la llevaron a su asiento y se reunieron alrededor suyo.
La rectora veía desde el otro extremo de la mesa y la analizaba con más hipócrita de las miradas, Maya estaba consciente de ello y la verdad no quería darle importancia.
El pastel que tenía al frente se veía demasiado dulce, como odiaba la crema batida, las velas parecían añejisimas... Se imaginaba que para el próximo año esas mismas velas estarían en un pastel parecido o tal vez igual y entonces tendría 25,seguiría paseando entre los matorrales, seguiría escondiéndose de los niños, seguiría encerrada.
Una lágrima cayó sobre su mejilla,sus ojos estaban al borde del llanto, no escuchó cuando le cantaron el Feliz Cumpleaños, ahora sabía que tenía que hacer, tenía que pedir un deseo.
Sólo uno.
—Pide un deseo Maya...—escuchó la voz pedante de la rectora que fingía una sonrisa.
La morena cerró los ojos y sopló a las velas.
Con gritos y vitoreos que ella sentía en eco total, deseo lo que más quería y añoraba desde lo más profundo de su alma.
Quería vivir
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Aire || Ewan McGregor ||-Escribiendo
RomanceHa estado encerrada 20 años en una casa hogar dónde la ayudan a mantenerse viva físicamente. Sus rutinas diarias se limitan a pasear entre los jardines. Y cuando menos se lo espere él la sacará de ahí, para hacerla cumplir su lista de deseos dentro...