"Quisiera ser libre, como las nubes que vagan por el cielo sin ninguna preocupación"Shikamaru Nara.
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Esmerald23•♣•♣•♣•♣•♣•♣•♣•♣•♣•♣•♣•
La chica se encontraba literalmente tendida sobre el pasto, observando el cielo nublado frente a sus ojos.
Anteriormente había pasado el día entrenando, dando todo de sí para fortalecer su cuerpo y sus músculos, por ello se encontraba más que cansada.
Tan cansada que el solo pensar en ir hasta su habitación le causaba más cansancio — si es que era posible —.
Escuchó unos pasos cercanos, así que giró el rostro hacia la derecha, encontrándose con el menor de los pilares.
Su mirada — como siempre — era inexpresiva, no mostraba sentimientos o eso aparentaba.
_____: ¿Pasa algo? - cuestionó al pelinegro sin mover algún músculo.
Muichirō: ¿Qué haces aquí?
_____: Observo la nubes, ¿No es lo que hacemos siempre? - él asintió y se sentó a su lado, por ello, ella tuvo que contraer su mano derecha para que no fuese aplastada por el chico.
Pasados unos segundos Muichirō ya estaba recostado a su lado mirando hacia arriba igual que su amiga.
Muichirō: Shinobu dijo que estabas aquí, tirada como una persona sin vida, aseguró que llovería y me pidió que te convenciera de ir a tu cuarto a descansar.
_____: Iría a mi cuarto si pudiese pararme - rió divertida - Me duele todo - confesó - Y no me molestaría que comenzará a llover, amo la lluvia, así que no sería necesario cubrirme.
Ambos estuvieron en silencio los próximos cinco minutos.
_____: Muichirō, ¿Porqué te gustan tanto las nubes? - ella giró su rostro para mirar al chico que seguía con su mirada clavada en el nublado cielo.
Muichirō: Por su simpleza - se limitó a responder - ¿Y a tí? - ella regresó su vista hacia arriba y pensó un poco.
_____: Porque son libres - está vez fue el pelinegro quien miró a la chica - No tienen preocupaciones, pueden tener la forma que deseen y prácticamente no tienen que hacer nada, es el viento quién las nueve y las lleva de un lado a otro, no deben hacer ni el más mínimo esfuerzo y sobre todo...no sufren todo lo que nosotros - respondió - Me gustaría ser una nube - añadió.
Muichirō: Si fueses una nube, me recostaría en este sitio para mirarte a diario...- ella rió.
_____: Claro, te gustan las nubes - musitó - No sueles conversar mucho sobre tus gustos, así que siempre me pregunto si hay algo que ames más que las nubes - la primer gota de lluvia cayó sobre su frente.
Muichirō: Si hay algo que amo más - pronto más gotas comenzaron a caer - No sé explicarlo bien, pero me gustas mucho más que las nubes...- la lluvia comenzó a caer tan fuerte de repente.
_____ giró el rostro para mirar al chico, pero se topó con su mirada, ambos permanecieron acostados mirándose en silencio mientras el agua les cubría.
_____: ¿Qu--
Shinobu: ¿Acaso no se han dado cuenta de que está lloviendo? - cuestionó desde el "pórtico" - Vengan acá, ¡Se enfermaran! - ordenó la pelinegro a ambos.
Su voz les hizo reaccionar y ambos se pusieron de pie.
Corrieron hasta ella, estando ahí comenzó a darles un pequeño sermón diciendo que no les cuidaría si enfermaban y cosas como esas.
(...)
_____ no lograba conciliar el sueño por dos razones.
Una de ellas era la fuerte lluvia que provocaba un ruido no muy fuerte, pero si constante y le impedía pegar el ojo.
La otra, las palabras que el pelinegro había dicho hacía un par de horas seguían repitiéndose constantemente, una y otra vez sin cesar.
¿Se había declarado? Suponía que preguntarse eso era estúpido, obviamente había sonado como una confesión, pero tratándose de Muichirō, podría ser que ni siquiera supiese lo que su boca estaba diciendo en aquel momento.
Se levantó de repente, dispuesta a salir, no pasaría la noche en vela solo viendo el techo de su habitación, podría hacer cualquier otra cosa — como robar comida de la cocina —.
Su pijama — que por cierto le quedaba grande — era idéntica a una Yukata — pero mucho menos formal y elegante — y de color gris.
Llevaba el cabello suelto y este le llegaba hasta debajo de la cintura — siempre lo llevaba sujeto puesto que podría ser una desventaja en combate — lo había dejado así debido a que estaba húmedo, pues antes de dormir, Shinobu le había ordenado darse una ducha para no enfermar al igual que a Muichirō.
Salió de su habitación y caminó por los pasillos con la intensión de llegar a la cocina, pero al doblar la esquina se chocó con alguien y calló al piso, todo estaba demasiado oscuro como para notar de inmediato de quién se trataba, solo sabía que la otra persona tenía la intensión de no aplastarle, pues con sus brazos evitaba poner todo su peso sobre ella.
_____: Perdón - susurró para no despertar a alguien — si es que su caída no lo había hecho ya —.
— ¿_____? — escuchó su nombre y al instante reconoció la voz de la persona.
_____: ¿Muichirō? - llevó sus manos hasta el rostro del chico, sintiendo también como su cabello estaba suelto — así que era eso lo que picaba un poco en su cara — - ¿Qué haces aquí?
Muichirō: Yo...iba a buscarte.
_____: ¿A mí? ¿Porqué?
Muichirō: No podía dormir así que pensé que talvez...me dejarías dormir contigo...- sonrió por sus palabras.
_____: Vamos, vayamos a dormir - tras haberse puesto de pie ambos, caminaron hasta la habitación de la chica, pronto estuvieron recostados y cobijados listos para intentar pegar el ojo.
_____ se sobresaltó cuando sintió las manos del chico rodear su cintura y aferrarse a su cuerpo.
Simplemente correspondió a su abrazo.
Muichirō: _____...- llamó a la chica.
_____: ¿Qué pasa? - sintió una de las manos del pelinegro en su mejilla.
Muichirō: Te amo...- y las palabras que él había dicho hace algunas horas volvieron a su mente.
_____: ¿Más que a las nubes? - cuestionó divertida.
Muichirō: Más que a ellas - el pelinegro se acercó hasta ella y pegó sus labios a los de la chica con suavidad.
Su boca era tan suave como aparentaban serlo las nubes que observaban a diario.