Yūzai | Yutae

You

Pov Yuta

La cafetería está bastante llena, miro por todos lados pero no encuentro a Minhyuk en ningún lado. Caminé un poco más adentro de este lugar que, se ve bien, bastante para ser sinceros.

En una mesa muy apartada de las otras estaba Minhyuk, palmeando la superficie. Tenía los auriculares puestos y la mirada fija en la pared. Se veía raro.

Me acerqué a él y golpeé la mesa, llevándome su atención en un susto.

Se quitó los auriculares y los guardó en la mochila.

-¡Hola! —Agitó una mano con vigor.

-Hola. —hice una reverencia y me senté en la silla frente a él.— ¿Cómo estás?

-Bien. —Apoyó sus palmas en la mesa y me miró fijamente con una sonrisa gatuna.— ¿Tú?

-Bien. He tenido clases de bases biológicas y neurológicas... Es un embrollo. —Me pasé la mano por la frente, porque al recordar todo lo que tuve que copiar de esa clase me hizo doler la cabeza.

-Yo estuve en la sala de ensayos, bailando con mis amigos una coreo que vamos a presentar mañana a la noche en la fiesta de la Universidad. Ya sabes, el día de la primavera.

Mi teléfono comenzó a sonar estruéndosamente sobre mi bolsillo delantero. Me levanté y antes de irme a otro lugar, hice una reverencia de disculpas. Era Doyoung quien me llamaba. Deslicé mi dedo sobre la pantalla y me puse el celular al oído.

-¡Yuta-San! ¡Yuta-San! ¡Yuta-San! —Alejé el celular, haciendo una mueca de dolor luego de sentir un chirrido en mi oído.

-¿¡Qué pasa?!

-Va a haber una fiesta mañana a la noche. ¿vas a ir?

Suspiré y miré a Minhyuk. Le di una sonrisa y repliqué.

-Ya sé, ya sé. ¡Estoy ocupado Doyoung!

Podía sentir a kilómetros la levantada de ceja que seguramente esté haciendo ese idiota.

-Oh Nakamoto-San... —Su voz burlando el japonés me ofendió un poco pero, como siempre me hizo reír.— ¿Estás con Minhyuk?

-sí ¿me dejarás charlar con él?

-Usa preservativo.

-Cállate. —le corté sin que tenga posibilidad de responder y me dirigí a la mesa nuevamente para sentarme y mirar a Minhyuk con pésame.— Disculpa.

-Está bien. —mostró sus dientes en una sonrisa, haciendo eyesmile, se veía muy tierno.— Oye, tu pelo es muy largo.

Se levantó un poquito de su silla y se inclinó hacia mí, tocando mi pelo. Luego se incorporó en su silla de vuelta.

-Sí, lo sé. Te queda bien el rubio. —apoyé mi codo en la mesa, y luego reposé mi cabeza en la mano.

-Gracias. Estuvimos hablando por un largo rato y nunca pedimos nada para tomar. —Se rascó la nuca.— ¿Qué quieres?

-Un capuchino. —se fue y pasó por mi lado sin siquiera poder darle el dinero para pagar mi bebida.

Prendí mi celular y divagué por distintas aplicaciones del móvil hasta llegar a la galería, la cual abrí y encontré muchas fotos. Fotos que realmente no quería abrir. Pero abrí una, en la que estaba Taeyong durmiendo en el sofá de la sala. Se veía tan lindo y tan tierno, lo extraño tanto.