Yūzai | Yutae

Because is the end

Una semana después.

Yuta parecía mejorar con cada día, incluso tiñiendo su cabello de un rojo. Aunque ahora habiendo pasado una semana completa de su cambio de color cabelludo, le quedó un naranja bastante intenso que pintaba muy bien en sus pelos largos.

Minhyuk y él simpatizaban más que hace una semana y Yuta agradecía eso, porque en serio pensaba que su mundo venía abajo si Minhyuk le dejaba.

Simplemente había mejorado todo. No quería saber nada más, ni de su madre ni de Taeyong. Estaba bien en su mundo perfecto.

¿Leer cartas? ¿para qué? Él está bien, mierda.

-Vamos cariño, es temprano aún, tenemos tiempo para más. —Yuta le incitaba a pecar. Tocando uno de los mechones de la parte de la nuca de Minhyuk.

-Es la primera vez que voy a decir esto en toda mi vida.— Suspiró.— Estoy cansado.

-Muy rápido. —vaciló acercándose para abrazarlo.

El teléfono sonó pero al parecer Yuta no lo escuchó y se acurrucó sobre Minhyuk.

-Yuta. —Lo llamó.— Yuta, tu teléfono. —Gruñó alejándose de su zona de confort para agarrar su móvil. Luego de unos segundos para enfocar bien la vista pudo divisar que era su tía quien llamaba.

Atendió sin pensarlo.

-¡Yuta, hijo, ven rápido! —Todos los pelos del japonés se le pusieron en punta.

-¿Tía? ¡¿qué pasa?! —Ahora no sólo Yuta estaba alertado, sino también su novio.

-¡Tu madre se cayó estando en el baño! ¡se golpeó la cabeza! ¡dios por favor, ven ya! —La llamada de cortó y Yuta quedó estupefacto viendo un punto fijo sin prestar atención a su alrededor. Su corazón estaba a punto de salirse por la boca y estaba seguro de que la humedad en sus ojos no era porque los había mantenido mucho tiempo abiertos. El nudo en su garganta apareció como en otras ocasiones y se quedó allí como huésped.

-¡Yuta por favor dime qué pasa! —Su novio golpeó su cara cuidadosamente.

-¡Tengo que ir a ver a mi madre! —Se levantó rápido y vistió con prendas abrigadoras. Era las 3:30 Am y hacía mucho frío a pesar de seguir siendo primavera y ya pasando a verano.

Minhyuk también se vistió para acompañar a su novio a donde fuera que vaya.

-No me dijiste que tenías madre.

5 Am

-¡Yuta, querido! —La tía le abrazó con tal fuerza que parecía haber acumulado. Estaba desahogando todo lo que no pudo en esa hora y media que parecían horas.- Se resbaló y golpeó su cabeza con el bidet.

-¡Mierda! —A penas entonó. No paraba de soltar lágrimas como un idiota que tenía miedo. Miedo de perder a la única persona que lo ayudó a salir adelante.

-Cálmate ¿sí? Ella va a estar bien. —Minhyuk tocó el brazo de su novio tratando de trasladarle calidez.— ¿Hace cuánto no sale el doctor? —Ahora dirigía su mirada a la señora.

-Desde que la internaron. —Parecía que iba a seguir hablando, pero el ruido de la puerta la interrumpió.— ¿qué haces aquí?