01; Nuevo año, nueva gente.

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El joven Ander llegó a su instituto, y como era de costumbre fue directo a encontrarse con sus amigos para darles la bienvenida.

—¿Que han hecho en las vacaciones, chicos?— Cuestionó Guzmán.

—Yo solo he ido a París con Carla.— Respondió Polo.

—Yo me he quedado en casa, le dije a mi padre que quería solo estar echado en la cama tragando como cerdo.— Respondió Ander.

—Hola, chicos.— Dijo Lu acercándose a los jóvenes y besando los labios de Guzmán.

En cuanto el reloj marcó la hora de entrada, todos los estudiantes fueron a sus salones.

—Buenos días, jóvenes. Hoy les traigo la buena noticia de que tienen compañeros nuevos.— Comentó el profesor entrando al salón y dejando sus cosas sobre el escritorio.

Eran cuatro estudiantes nuevos, tres chicas y un chico.

—Sus nombres son Valerio, Cayetana, y las hermanas Rebeka y Morgan. Espero que sean buenos con ellos y los hagan sentirse cómodos rápidamente.— Finalizó el profesor y le indicó a cada joven donde podían sentarse.

Morgan quedó en el asiento que estaba adelante de Ander, él hizo un gesto de leve disgusto, pues no solía agradarle tener chicas muy cerca, y rápidamente se escucharon susurros por parte de sus amigos, entonces Morgan volteó y miró a Ander.

—¿He hecho algo malo?— Preguntó mirándolo con sus grandes y bonitos ojos.

Ander la miró y negó con su cabeza, pues en ese instante pensó que quizá estaba siendo grosero y no tenía nada de malo que ella se sentara ahí.

La clase inició, pero ni Guzmán ni Polo estaban poniendo atención, hablaban entre ellos sobre los compañeros nuevos.

—¿Pueden callarse?— Regañó Lu a los chicos, pero más a su novio.

—No puedo, es que me molesta que no me hayan dado sus números las chicas nuevas.— Dijo Guzmán con una sonrisa burlona.

Lu miró mal a Guzmán y le dió un codazo.

Polo se burló ante aquella escena.

Mientras Ander se encontraba fastidiado, a él no le gustaban las chicas.

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—Pero bueno ¿Acaso se puede negar el hecho de que están preciosas?— Cuestionó Guzmán en la hora del almuerzo.

—Son unas santitas.— Dijo Polo.

—Hey, amigo. Tienes un muy mal ojo para juzgar, ellas tienen pinta de ser muy rebeldes.— Dijo Guzmán.

—Yo pienso que son narcos.— Dijo Lu.

—¿Pueden dejar de pensar en coños un rato?— Preguntó Ander ya realmente fastidiado y se retiró de la mesa, quería hablar de su novio con sus amigos, pero ellos no le daban paso, siempre hablaban de chicas.
Alcanzó a ver por un pasillo a las chicas nuevas hablando con Samuel, Christian y Nadia, pero ese no era asunto suyo, así que no le dió importancia.

Ander caminó hasta el gimnasio, adentrándose a la parte donde se cambiaban sus ropas y se sentó en el piso para comer su almuerzo en paz, pero momentos después un azote de puerta lo asustó, alguien entró.

Era Morgan, ella tenía todo su uniforme lleno de comida.

—Si esa estúpida no se fija por dónde camina la próxima vez voy a dejarle un ojo morado.— Habló la chica para sí misma.

Morgan no sintió la presencia de Ander y con toda naturalidad se desnudó para bañarse en las duchas que estaban muy cerca a donde el muchacho se encontraba.

Ander la observó y tragó un gran trozo de su sandwich, se cubrió la boca para evitar soltar una tos y que ella lo descubriera, entonces salió rápido de ahí.
Había visto a una chica desnuda, él jamás vió una antes, al menos no de cerca, quizá en el porno sí, solo por curiosidad.

El joven se sintió raro por haberla mirado, aunque tuvo que admitirse que el cuerpo de Morgan era bonito, como una sirena, y no porque no tuviera piernas, sino porque en los dibujos animados las sirenas siempre tenían una figura bien definida.

Pero solo le pareció bonito y ya, no significaba que con eso ya era bisexual.

Dada la casualidad Omar había entrado al instituto para entregarle algo a su hermana y vió a Ander.

—¿Que te ha pasado?— Preguntó Omar al encontrarse a su novio con cara de asustado.

—Nada, solo... No importa.— Sonrió tratando de calmarse y abrazó a Omar.

💀

Las clases siguieron y Ander jugaba nervioso con su lapicero mientras observaba el cabello de Morgan, pero en un momento de descuido su lapicero se soltó de entre sus dedos y cayó al piso.

Morgan se percató de lo sucedido y recogió el lapicero de su compañero.

—Ten, se te cayó.— La chica sonrió al muchacho y él hizo una media sonrisa.

Ander se preguntaba a sí mismo por cuánto tiempo más iba a almacenar la imagen de Morgan desnuda en su mente, le era bastante incómodo recordarla así, pero no lo podía evitar.

Todo el resto de la clase el chico estuvo tratando de borrar a su compañera de su mente, pero no era un computador.

En cuanto fue la hora de la salida prácticamente corrió cual niño de primaria por abandonar rápido el salón, se encontró con Omar afuera y lo agarró de la mano, corriendo lejos del instituto.

—¡Calma! ¿Que pasa?— Preguntó Omar ante tanta emoción de su novio.

—¡Quiero follar!— Respondió Ander riendo, y sí, deseaba poder llegar a su casa antes de que le dieran ganas de masturbarse en mitad de la calle.

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Sɪʀᴇɴᴀ; AɴᴅᴇʀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora