02; Lindo, pero gay.

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El primer día escolar en ese instinto fue horrible para Morgan, gracias a la tonta Cayetana que le lanzó su almuerzo encima, de no ser porque fue a tomar una ducha hubiera pasado más vergüenza, afortunadamente solo unas cuantas personas presenciaron aquel mal momento.

—¿Que tal el insti?— Cuestionó la madre de la joven cuando estaban tomando el desayuno.

—Una rubia tonta me tiró su almuerzo encima.— Respondió Morgan.
—Dijo que fue un accidente pero no le creí.—

—Ay hija, nadie dijo que sería fácil, intenta que te incluyan.— Dijo la mujer.

—¿Quien te ha hecho eso? Debiste decirme para golpearla.— Dijo Rebeka a su hermana menor.

Rebeka siempre era muy protectora con Morgan.

—No importa, si vuelve a suceder le dejaré un ojo morado.— Dijo Morgan sonriéndole a su hermana.

Después del desayuno ambas chicas se despidieron de su madre y partieron al instituto.

Rebeka no podía quedarse callada ante lo que le habían hecho a su hermana, así que en cuanto entró al salón de clases golpeó el escritorio de Cayetana con su puño y la miró con molestia.

—Yo no me voy a creer el cuentito de que ha sido un accidente lo de echarle la comida encima a mi hermana ayer. Vuelve a tirarle comida a Morgan y yo te dejaré sin un pelo.— Dijo Rebeka amenazando.

Morgan fue directo a su lugar y se sentó en silencio, le daba algo de vergüenza, pero por otro lado agradecía tener a su hermana.

—Tu no nos das miedo.— Dijo Lu a Rebeka y le sonrió con hipocresía.
—He oído sobre ti y no llevas ni dos días aquí, tu madre tiene negocios de drogas.— Agregó.

—Ya estás advertida, bonita.— Dijo Rebeka mirando a Cayetana, quien no se preocupó por hablar, y después miró a Lu. —¿Ah sí? Entonces deberías tenernos miedo.— Le guiñó un ojo y fue a sentarse en su lugar.

Cayetana solo puso sus ojos en blanco.

Por otro lado Ander había podido escuchar cada cosa y visto toda la escena.

El joven no pudo evitar recordar a Morgan desnuda, carajo, odiaba no poder borrar esa imágen de ella.

—Ander, mi hermano te mandó ésto.— Dijo Nadia.

El muchacho recibió la nota que le entregó la morena, sonrió como tonto, suponía que era una carta de su novio.

—Calma, te vas a adaptar a esas estúpidas.— Dijo Nadia a Morgan, ya que al igual que Ander ella vió la escena.

—No soy una persona de problemas, pero quién me busque me encuentra.— Respondió Morgan sonriéndole a Nadia. —Y también a mi hermana, me protege mucho.—

No quería joder su disciplina por culpa de una rubia tonta, y por eso no buscó problemas.

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La clase de educación física estaba siendo divertida hasta que al profesor se le ocurrió pedir que hicieran grupos de cuatro.

Samuel buscó de inmediato a Nadia y a Christian, pero les faltaba un integrante, así que invitaron a Rebeka.

Morgan sintió la soledad tan horrible en ese momento, pero para su suerte tres chicos necesitaban un cuarto compañero.

Guzmán, Polo y Ander.

—Morgan, tú vas con ellos.— Dijo el profesor.

La muchacha se acercó a los jóvenes y Polo le sonrió, le extendió la mano y ella la tomó.

La actividad consistía en que debían tomarse de las manos todos los integrantes y correr para llegar a la meta trabajando en equipo.

Ander se dió cuenta de que él debía tomar la otra mano de Morgan y así lo hizo.

El muchacho sintió una suavidad extrema en la mano de ella, era tan delicada y pequeña. Su cerebro le mandó la señal de que con su pulgar acariciara aquella piel.

Morgan sintió aquello y se tensó, él se avergonzó al notar lo que estaba haciendo, pero entonces trató de disimular ignorando la situación.

Los cuatro jóvenes corrieron cuando el profesor dió la orden pero no pudieron llegar a la meta.

—¿Quieren venir tú y tu hermana ésta noche a una fiesta?— Preguntó Polo a la jóven.

—Mm... Voy a hablarlo con ella, quizá sí.— Respondió Morgan.

—Estará de puta madre.— Dijo Guzmán.

Ander guardó silencio.

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Rebeka aceptó de inmediato, ella amaba las fiestas, y quería que su hermana se abriera más al mundo.

—¿Estás segura de ir?— Preguntó Morgan.

—Sí, arréglate ya.— Dijo Rebeka.

Las hermanas se arreglaron y fueron a la dirección que les mandaron, era la casa del joven Guzmán.

—Ésta casa es muy lujosa.— Comentó Morgan bajandose del auto.

—A divertirnos, nena.— Dijo Rebeka.

Las chicas entraron a la mansión y Guzmán las recibió con entusiasmo.

Aunque ahí estaban también Carla y Lu, las hermanas se mezclaron con Samuel, Nadia y Christian.

—¿Aún no te gusta ningún chico de aquí?— Preguntó Nadia en el oído de Morgan para que la escuchara ya que la música estaba alta.

—Me parece lindo Ander.— Le respondió la muchacha.

Nadia comenzó a reír y negó con su cabeza.

—Querida, él es el novio de mi hermano Omar.— Le dijo la morena.

Morgan hizo una mueca, creyó que le estaba gastando una broma, pero luego supo que era verdad, pero no importaba, no fue a ese instituto a buscar novio ni ligues.

A lo lejos veía a Rebeka bailar con Samuel, pensó que su hermana se vería bien con ese chico.

Cuando las horas pasaron, Morgan sintió un dolor en su vientre, cosa de chicas, así que corrió en busca de un baño, pero antes de encontrarlo alcanzó a ver por una puerta que estaba medio abierta.

Eran Ander y Omar.

La curiosidad le ganó a Morgan y se acercó para verlos mejor.

Omar estaba arrodillado y le estaba dando sexo oral a Ander, quien hacía gestos y respiraba con dificultad.

La muchacha siguió mirando aquella escena un poco más, pero el dolor en su vientre se intensificó así que tuvo que buscar el baño.

Morgan encontró aquella escena muy excitante, pero se sintió mal al haberlos visto sin permiso, después regresó a la fiesta y trató de no pensar más en lo que vió.

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Sɪʀᴇɴᴀ; AɴᴅᴇʀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora