Capítulo 4 Cuac, cuac

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Sam

No he sabido nada de ella, ya han pasado casi dos días sin verla, sin escuchar su voz melodiosa ¡Basta, basta de pensar en ella! Estoy recostada en la cama no he tenido ganas de salir, la susodicha fiesta me tiene nerviosa y no entiendo por qué razón. Yo he ido a miles de fiestas, la diferencia es que en esta estará ella, la culpable de todo este caos que tengo dentro de mí... necesito escuchar su voz, solo una vez, es raro que no me haya llamado, debe tener mi número... ¿Pero en qué rayos estoy pensando? Además ¿Por qué me llamaría? No tiene por qué hacerlo, yo no le intereso —Ayyy ¿Por qué me pasa esto a mí? — Tomo la almohada y grito sobre ella, me incorporo —Yo la llamaré...— ¿En serio Sam? ¿En serio? Vaya que soy masoquista... pero no tengo su número, Danni ella debe de tenerlo, pero si se lo pregunto querrá saber para que lo quiero mmm piensa, piensa claro para confirmar lo de la fiesta.

Salgo de mi habitación y veo a mis amigas, Danni en el sofá hablando por teléfono seguramente con Israel y Em en la laptop en Skype con su novia. Me acerco a donde esta Em y con la mano saludo a Cloe, tomo un lápiz que está junto a la lap y me volteo a ver a Danni, ella está muy entretenida hablando, me acerco sigilosamente y me paro un lado de ella.

Me voltea a ver, se despega el celular de su cara y lo cubre con una mano —¿Qué? —

—Me puedes dar el número de Alex—

—Mmmm, ¿Para qué? —

—Para confirmar la hora de la fiesta—

Se me quedó viendo como diciendo; No te creo y de repente sonrió ampliamente —No te preocupes ya lo hice yo, es a las 7 como nos habían dicho y el lugar también está confirmado—

—Ah, ok gracias—

Me di la vuelta y me fui de nuevo a mi habitación —Tonta, tonta, tonta— Me arrojé a la cama y patalee un poco, debí ser yo la que me encargara de todos los arreglos y no debí decirle a Danni que no quería saber de Alex. Solté un suspiro contenido y me di la vuelta para ver el techo.

—Creo que es hora de hablar con Alex, no sé exactamente sobre qué, pero debemos hablar—

Ya casi era la hora y yo aún no estaba lista —Debí haber ido de compras— Ya había sacado todo lo de mi maleta, mi habitación se parecía mucho a la de Danni, un campo de batalla, ya me había puesto todo y nada me parecía perfecto.

—Sam ¿Ya estás lista? — Era la tercera vez que me lo preguntaba Em.

—Denme 10 minutos más—

—Eso dijiste hace 20 minutos, vamos a llegar tardé—

—¡Abre la puerta ahora mismo o la abro yo y sabes que soy capaz! —

Sabía que era capaz, en mis días malos cuando le ponía llave a la puerta, ella no sé cómo le hacía, pero siempre aparecía allí a mi lado, así que no tuve más remedio que abrirle.

—¡Por Dios! ¿Qué paso aquí? — Preguntó Em que tenía los ojos como platos.

—Esto, amiga mía, fue causado por el huracán ardilla loca, aunque no tomaste café—

—Danielle—

—Ese vestido te queda perfecto ¿Por qué dices que no estás lista? —

—Bueno es que...—

—¿A quién quieres impresionar pillina? —

—Eres insoportable—

—Lo sé jejeje, pero así me quieren—

Tomé mi bolso y salí de la habitación, podía escuchar la risa de mis amigas —¿No que tenían mucha prisa? ¡Vámonos! —

—Creo que tu comiste ogro— Me dijo Danni al salir de la habitación.

Dos historias de un solo corazón (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora