Mi amiga Alex
—Mamá ¿Y mi tía? —
—Hoy no pudo venir, tuvo que ir con tu tía Mónica a ver unas cosas de la boda—
—¿Y mi cueto? —
—Amor, bien sabes que yo no sé la historia, tu tía nunca me deja escucharla—
—Pero yo quedia escuchad la pincesa Sam—
—Lo sé Amor— ¿Así que la princesa Sam? —Tengo una idea Amor, ¿Qué te parece si tú me cuentas la historia de la princesa Sam? —
—No— Y mi hija se acostó dándome la espalda.
—¿No? — Le pregunté acercándome a ella.
—Mi tía Ale me dijo que no dijeda nada de la pincesa Sam—
—Pero Amor, yo quiero escucharla—
—No, mi tía me dijo no—
—Si me la cuentas, mañana te doy helado—
—¿Helado? — Los ojos de mi niña brillaron —No, yo hice una... mamá ¿Cómo se llama cuado das el dedito? —
La pregunta me hizo sonreír —Promesa—
—Sí, yo hice pomesa—
—Está bien Amor, siempre hay que cumplir las promesas—
—Oye, mi tía me da dos helados— Y mi hija se acostó —¿Me tapas mamá? —
—Sí mi vida—
—¿Mamá? —
—Sí Amy—
—No apagues luz—
—Claro que no— Y le di un beso en la frente antes de salir.
Alguna vez sentí celos de que mi hija y Alex tengan una relación muy estrecha, pero después de mucho entendí que Amy vino a ayudar a Alex a superar un poco lo de Sam, me da gusto que Alex le enseñe cosas buenas a mi bebé, aunque admito que haga lo que haga jamás se dé que se trata esa historia que ella le cuenta. Mi embarazo fue algo bueno para todos, cuando Enrique no estaba Alex me cuidaba. Ella fue un gran apoyo y como era de esperarse le pedí que fuera la madrina de mi hija, creo y dudo que exista una niña más consentida que la mía.
Aún recuerdo el día que Alex y Mo regresaron de Francia, creo que jamás había visto un zombi y Alex en ese momento lo era, no lloraba, pero se le notaba que la tristeza la estaba matando, su lenguaje se limitaba a monosílabos y su mirada estaba perdida. Esa noche le pedí a Enrique que le diera un calmante y es que cuando llegó a su habitación le dio un ataque de ansiedad. Creo que jamás había tenido tanto miedo, Alex siempre ha sido de esas personas que tratan de hacer todo para protegerte o para ayudar, pero por primera vez en su vida creo que entendió que lo que hizo no fue para nada correcto.
Ese día Mo y yo no dormimos.
—Explícame ¿Por qué no buscaron al tío de Sam? —
—Alex ya no quiso, en cuanto vio la revista ella ya no quiso buscarla—
—Pero es que se rindieron muy rápido Mónica, no debieron haber regresado hasta que Alex hablara con Sam—
—Yo no supe que hacer Isa, yo...— Mi amiga bajo la mirada para ver sus manos.
—Lo siento Mo, es solo que estoy analizando todo lo que está pasando... no sé si me entiendas— Por un momento guardamos silencio.
—Sé que debí insistir un poco más, pero cuando Alex vio las fotos de la revista su cara cambió... me dio miedo—
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Dos historias de un solo corazón (Libro 2)
RomanceUna relación de distancia, un amor de ensueño, una vida llena de sonrisas, amor, felicidad, una mala decisión, lagrimas, dolor y dos corazones rotos. Después de tres largos años que se han sentido como una vida entera, un reencuentro con heridas qu...