Capítulo 16 Dímelo sin miedo

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Sam

—¿Lista? —

—Siempre—

Esa fue mi respuesta en el momento, si hubo duda, pero estaba decidida a hablar. A cada paso que doy me siento más nerviosa ¿Y cómo lo sé? Pues a pesar de que estoy empapada, puedo sentir mis manos sudar. La miro de reojo por un instante y ella se ve tan decidida, en cambio yo estoy llena de miedo, miedo a lo que voy a escuchar, pero más a lo que tengo que decir, me aterra la idea de que se aleje de mí. Vamos Sam calma, calma, respira y sobre todo no corras. Aunque quiero hacerlo, huir lejos, pero eso no solucionaría nada, solo empeoraría todo, ¡Deja de ser una cobarde!

—¿Te quieres bañar tu primero? — Le pregunté a Alex mientras tomaba mi neceser y mi pequeña bata y es que vi como empezaba a temblar. Pero no puedo creer que tenga tanto frío si está haciendo mucho calor.

—No, hazlo tú, ve tú primero, no quiero que te enfermes—

—No, de verdad, tú primero— Porque tal vez la que se enferme es otra.

—Sam, ve tú—Terca como siempre.

—¡Alejandra ve tú! — Me crucé de brazos dándole a entender mi molestia.

—Deberíamos ir juntas—Me dijo con su mejor sonrisa pícara, esa que me encanta y mata más de una neurona en mi cabeza.

—¡Alejandra! —

—¿Qué? Si mal no recuerdo eras tú a la que le encantaba que nos bañáramos juntas—

Me sonroje a más no poder —Eso... eso fue antes, además éramos novias—

—Pues si todo sale bien tú y yo seremos novias y hasta más—

—¿Tan confiada estás? — Le pregunté.

—¡Sí! —Me dijo tan decidida que hizo que mi corazón saltara —Te voy a recuperar Sam ya lo veras—Me sonrió —Anda apúrate—

Entré al baño con una sonrisa tímida en mi rostro, me miré en el espejo —Quiero que me recuperes— Traté de no tardar mucho, una ducha de 5 minutos era más que suficiente, salí del baño y por mero y me da algo, ella estaba por quitarse su blusa mojada pero eso no fue lo que me alteró el ritmo cardíaco, si no que ya no tenía los pantalones puestos, mi único pensamiento en ese momento fue correr a sus brazos y hacerla mía, pero tenía que controlarme respiré profundamente, le dije o por lo menos le di a entender que podía ya entrar a bañarse. ¡Calma! ¡Calma! ¡Control! Ella no me lo estaba poniendo fácil al contonearse por la habitación en ropa interior, no saltarle encima no es nada fácil. Cuando por fin entró al baño me dejé caer en la cama, los nervios de nuevo aparecieron sabía lo que venía a continuación y no sabía si podría hacerlo, vi la botella que estaba sobre la cómoda y aunque por unos minutos dudé, decidí que necesitaba un poco de valor líquido, cuando ella salió vestía lo mismo que yo, mi mente me estaba traicionando y es que solo podía imaginarla desnuda sobre mí en la cama, así que me tomé el tequila de un solo trago, se sintió tan bien como bajaba por mi garganta. Ella me preguntó por qué tomaba, valor, fue mi respuesta, necesito un incentivo para hacerlo, después de tener una pequeña charla sobre esta bebida, me pidió que hiciera la pregunta que quisiera.

—¿Sin mentiras? —

—Sin mentiras—Dijo levantando su mano derecha en signo de juramento.

Tal vez fue cobardía porque bien pude preguntar lo que realmente me interesa, pero tengo tantas dudas sobre su vida, que preferí algo más sencillo y que sé que no me lastimará.

—¿Por qué dejaste a Don José? — Le pregunté.

—Porque me corrieron... golpeé a 'El Jefe'—Dijo enmarcando unas comillas imaginarias.

Dos historias de un solo corazón (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora