Sam
De nuevo yo y mis preguntas tontas sobre las decisiones que tomo, pero es que a ver ¿Qué tenía yo que estar aquí encerrada en el auto con un calor infernal, rodeada prácticamente de un silencio incómodo? Claro, pero yo dejándome llevar por lo primero que pasa por mi mente, y no es nada más que la persona que va sentada a mi lado, pero parece que va a un kilómetro de distancia y de eso yo soy la culpable. Danni tiene razón creo que estoy haciendo berrinche y uno muy grande. Ella quiere darme una explicación, pero me niego a ello ¿Acaso no es lo que quiero? ¿Entonces por qué me niego a escucharla? ¿Por qué lo sigo aplazando? No sé para qué me pregunto esto sí sé muy bien la respuesta; miedo, temo a sus palabras, a lo que pasó, temo a que cuando ella me escuché se decepcione de mí.
—¿Puedo poner música? —Me pregunta Alex.
—Como quieras— Cortante y seca es como le respondo, en verdad que este viaje no puede ser peor.
Claro yo y mi bocota, para empeorar las cosas el tráfico se hace presente. Sé que ella está poniendo todo de su parte, intenta corregir su error, pero yo no hago nada para dejar que ella siga, no sé si sea orgullo, miedo o simplemente porque soy idiota, pero no la dejo que se acerqué, aunque muero por tocarla, mirarla, sentirla ¡Demonios! Cerré los ojos con fuerza intentando tranquilizar mi pulso que en tan solo un segundo se había disparado.
—¿Te sientes bien? —
—Sí— Le respondí sin siquiera mirarla.
Y eso fue todo, ya no volvimos a cruzar ni una sola palabra durante el resto del camino, si no fuera por la música creo que el viaje hubiera sido más que insoportable y no es que no disfrute de la compañía de Alex o del paisaje, pero aún me siento lo suficiente molesta como para no querer decir nada, y es que si empiezo a hablar con ella sé que con sus ocurrencias y comentarios puede hacer que mi molestia desaparezca por un momento. Siento que me sofoco, el ambiente está que arde y no solo por los 35 grados de temperatura, es porque la cercanía con Alex hace que mi cuerpo me traicione y quiera sentir su piel, sus labios, sus... ¡Dios tengo problemas!
Cuando por fin llegamos bajamos de la camioneta y nos fuimos directo al hotel.
—No te preocupes yo reservo tu habitación Sam—Esas fueron sus palabras el día que le hable para pedirle que si podía irme con ella a Cocoyoc. Lo cual era todo lo contrario a lo que estaba escuchando ya que no hay dicha reservación, solo una e inmediatamente me la concedió porque misteriosamente la única que estaba hecha era la de ella. Alex se ve más que nerviosa, al igual que la chica que nos atiende, escucho el tecleo en la computadora en búsqueda de posibles soluciones a este 'problema' inclusive compartir habitación era una de ellas ya que incluía un sofá-cama, hasta el gerente también lo sugirió y bueno es que solo hay una sola habitación disponible en no sé cuántos kilómetros a la redonda y solo había una cosa por hacer.
—Le llamaré a Mónica—¿Mo?
—¿Para qué? —
—Es que ella tiene habitación doble, así tú te puedes quedar sola y yo no te molesto—
—No me molestas, te puedes quedar en el sofá cama— Y es que, aunque me parecía extraño lo de la reservación, no quería estar lejos de ella, lo sé estoy loca, pero es que ella así me tiene, además Alex es muy meticulosa en los detalles, ella no haría esto a propósito, no como están las cosas entre nosotras. Así que compartir por algunos días la habitación, no creo que cause ningún problema.
—¿Segura? —
—No es la primera vez que compartimos habitación—
—Sí, pero... tu y yo éramos... y yo no quiero que te sientas incómoda—
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Dos historias de un solo corazón (Libro 2)
RomanceUna relación de distancia, un amor de ensueño, una vida llena de sonrisas, amor, felicidad, una mala decisión, lagrimas, dolor y dos corazones rotos. Después de tres largos años que se han sentido como una vida entera, un reencuentro con heridas qu...