"Pudiste contra todo, pudiste contra los tiempos difíciles y el dolor. Pudiste contra todas esas veces en las que todo lo que querías era rendirte... así que déjame decirte que estoy orgullosa de ti Alexandria"
"Portada echa por _stellacadenti"
Está...
Camine por el pasillo de Polis tranquilamente, se podía escuchar el murmullo de las personas ya despiertas, me gusta estar en Polis y me alegraba que hasta ahora los miembros de Arkadia estaban en paz.
Llevamos está paz con ellos dos semanas, Indra todavía seguía con ellos, incluso Octavia se había ido una semana pero apenas volvió hace tres días y de alguna manera Clarke está tratando de vigilarlos, ellos a un continúan con sus armas, algo que molesta a mucha gente de diferentes clanes.
Salí de mis pensamientos cuando llegue a la habitación de Lexa, los guardias me dieron un asentimiento de cabeza con respeto para después hacerse a un lado, entre a la habitación para encontrar a mi hija todavía en cama.
-Mira nada más, Heda la mujer más poderosa sigue envuelta en sus pieles como una niña-. Dije con tono burlón mientras ella se levantaba un poco para mirarme.
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-Madre, solo un momento más-. Gruñó recostandose de nuevo.
-Vamos Alexandria, levántate, hay muchas cosas por hacer en este día, está noche tienes reunión con los embajadores, todos estan ansiosos por saber de tu plan para acabar con Mount Weather-. Dije con firmeza tomando asiento en la orilla de su cama.
-Solo tengo que hacer eso madre y será después de la cena-. Gruñó como siempre lo hacía cuando no le parecía algo pero se sentó a mi lado.
-Cuando te comportas así me haces recordar a cuando eras pequeña-. Dije poniendo un mechón de cabello detrás de su oreja.
-Recuerdo como fui arrastrada de las piernas por toda la aldea en Trikru, eso fue gracioso-. Dijo Lexa soltando una risita.
-Eres incontrolable, eres un alma libre mi amada, incluso Anya tuvo conflictos cuando te entrenaba-. Dije levantándome de la cama.
-Si... Solo que soy controlable con una mirada tuya, además Anya solía despertarme con agua helada o me arrojaba rocas, diciendo que debo de estar alerta siempre-. Dijo Lexa y yo sonreí por que había sido testigo de algunas veces de aquellas situaciones.
-Eso forjó la mujer guerrera que eres-. Dije alzando una ceja y haciendo un gesto.
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