Capítulo 5: Una noche de trabajo: el acuerdo

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Siete ghouls entraban a la fabrica, todos esparcían la gasolina en los lugares mas fáciles de incendiar (lugares lejos de la humedad, cerca de combustible extra como papel o madera seca, etc.) la fabrica era un lugar de aspecto abandonado con varios agujeros en el techo filtrando poca luz iluminando el camino, la maquinaria estaba oxidada y los cables de electricidad estaban roídos por las ratas haciendo que las lámparas de luz mas grandes estuvieran colgadas del techo tendidas solo de un cable y el olor del lugar era ligeramente húmedo.

A Rize le habían dado un cubre bocas negro sencillo para "proteger" su identidad y protegerse del humo, ella rociaba el liquido transparente que tenía un olor particularmente fuerte, el cubre bocas le ayudaba a aguantar el aroma, tomó su muda de ropa con la que salió del trabajo (una camisa sencilla blanca y una mini falda color lila junto con unas pantimedias) las empapó con gasolina y las dejo en el suelo, todos los ghouls estaban en diferentes puntos de la fabrica, ella particularmente en la parte sur de la planta baja (es decir cerca de la puerta por la que entraron a la fabrica) se preguntaba en cuanto tiempo iba a pasar para que la descubrieran, el ghoul que era conocido de Tsubaki de apodo Kizuato apareció frente a ella llamando su atención.

—¿Terminaste?. —le preguntó el ghoul.

—Si.

—Debemos prepararnos, estamos a punto de incendiar el lugar.

—De acuerdo. —Rize miraba la salida con una mirada perdida.

A los ojos del ghoul Rize lucía preocupada y algo distraída, Tsubaki le había comentado que ellas habían tenido un "ligero mal entendido" con los otros traficantes y que habían sido vistas por un investigador, pensaba el ghoul que la chica que estaba frente a él podría estar preocupada por que los descubrieran.

—¿Cuál es tu nombre?. —le preguntó el ghoul, Tsubaki no le había dicho el nombre de su compañera.

—Hinganbana. —Contestó Rize.

—¿Flor del infierno? Supongo que te queda por el color de cabello casi rojizo.

—Mmm...gracias. —Rize acaricio uno de sus mechones de la peluca con una de sus manos.

Los otros ghouls ya estaban listos, Kizuato le entrego una pequeña caja de cerillos, Rize las miro esperando una explicación.

—Todos empezaremos una parte del incendio, como la fabrica es muy húmeda y demasiado grande no podemos confiarnos en solo un punto para iniciar el incendio todos encenderemos una parte para asegurarnos del trabajo, serás la segunda cuando se te la "señal", si no funciona la siguiente persona lo intentara, será como "pasar una antorcha de punto a punto" hasta que a uno le funcione, cuando funcione el primer incendio corre lo mas rápido que puedas hacia la salida principal, procuraremos irnos todos juntos. —señalo con su pulgar la puerta del otro lado de donde estaban.

—Entendido.

—Bien, buena suerte Hinganbana-san.

El primer ghoul que estaba en el primer piso prendió un encendedor acercando el fuego al el área que le fue asignada, pero no funciono por la humedad del lugar (probablemente por la cercanía del techo roto que goteaba por las lluvias) en la fabrica, comenzó por intentarlo de nuevo, pero no funciono, sonó un silbato indicando al grupo que no había funcionado y a Rize que era su turno, Rize encendió la cerilla arrojándola a la ropa, un fuego rojo se propago funcionando por el combustible extra quemando la ropa y siguiendo con el camino de gasolina hacia los lados de la fabrica que Rize había dibujado.

Los demás ghouls vieron la luz del fuego como una señal clara de salir corriendo, Rize ya estaba dándose a la fuga temiendo que el fuego la quemara cuando una de las lámparas del techo cayo sobre el fuego impidiéndole el paso, el sonido que escuchó fue demasiado horrible y fuerte para Rize haciendo que se asustara y cubriera sus oidos con ambas manos, pronto el humo empezó a propagarse y la llamas ahora rojizas consumían el lugar, Rize no podía salir por el mismo lugar que los otros ghouls, cuando el caos del fuego comenzó a fallarle la visión y el humo a empezarla a asfixiar salió por la puerta por la que entraron corriendo, casi quemándose las manos a la hora de empujar la puerta metálica, una explosión dentro de la fabrica sonó potentemente haciendo que algún escombro o vidrio caliente alcanzara su pierna izquierda hiriéndole la primera capa de la piel de la parte trasera de la rodilla hasta el tobillo.

HiganbanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora