Capítulo 2

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~ELLA~

Doy gracias a que la carretera está completamente vacía lo que significa que el puede acelerar todo lo que quiera. Y como si me hubiera leído la mente, comienza a acelerar.

Las vistas son realmente hermosas. Y no lo digo únicamente por el chico guapo que tengo delante sino también por la increíble puesta de sol que estoy contemplando.
Estoy disfrutando del momento y, creo que, por primera vez en toda mi vida no tengo ninguna preocupación. Creo que tengo dibujada en la cara la sonrisa más grande que alguien podría tener.

Mientras recorremos la bahía yo disfruto viendo como el sol se esconde detrás del inmenso mar mientras el frío viento hace que todos los horribles pensamientos que he tenido se disipen.

A medida que nos vamos adentrando en la ciudad Tayler va desacelerando. Y en menos de  diez minutos ya estamos aparcando.  Nos bajamos y comenzamos a caminar por la calle en silencio.

- Todavía no me has dicho adonde me llevas. -digo para romper el silencio.
- Todavía no me has dicho tú nombre.
- Me llamo Madison.
- Vale Maddie, primero iremos a dar un paseo por el muelle para hablar un poco -se pasa las manos por el pelo para colocárselo un poco antes de volverse para mirarme- ¿qué te parece?
- Me parece una gran idea siempre y cuando no me vuelvas a llamar Maddie.
- ¿Y eso por qué?¿No te gusta?
-No eres digno de llamarme así. -digo sarcásticamente para evitar decirle una razón.
- No me conoces, no puedes saber si soy digno o no.
- Es verdad, quizás me sorprendas -bromeo.
- Oh, créeme, lo haré -me afirma, demasiado seguro- y por eso vamos a el muelle, para conocernos un poco. No puedo permitir que una chica tan linda vaya por ahí con un completo desconocido. -me dice, dejándome sin palabras y provocando que me ruborice.

Se nos hace de noche mientras caminamos, hablamos y nos reímos. Resulta que Tayler no es tan tonto como pensaba, de hecho es muy inteligente, mucho más que yo, aunque eso no es que sea muy difícil. Para ser sincera, la primera vez que lo vi pensé que era un completo gilipollas, el típico chico malo que deja los estudios y le importa todo una mierda, y en parte lo es, pero para mi sorpresa Tayler estudia, trabaja y es bastante culto. Nos gustan los mismos libros, series y películas pero obviamente tenemos opiniones totalmente diferentes sobre ellos.
La verdad es que, a pesar de saber más cosas sobre él, se me ha hecho mucho más misterioso. Cada vez que averiguo algo sobre él, me asaltan quinientas dudas más.

Llegamos a la zona de bares y restaurantes y seguimos caminando por enfrente de ellos hasta que siento como Tayler tira suavemente de mi brazo haciéndome entrar en un restaurante.
El restaurante es demasiado bonito y la verdad es que no creo que vaya bien vestida para un sitio así. Tayler me lleva de la mano hasta una mesa de la terraza, me suelta y hecha la silla hacia detrás para que me pueda sentar. Me rio un poco ya que, el gesto me hace gracia. Es la primera vez que veo a alguien hacer eso fuera de una película.
Tomó asiento mientras el se sienta enfrente de mi y comienza mirarme a los ojos, entonces yo desvío la mirada y cuando lo hago me quedo perpleja  ante las vistas. Se ven perfectamente las luces de ciudad reflejadas en el mar.
- ¿Habías venido alguna vez? -me pregunta llamando mi atención y yo miro hacia sus preciosos ojos claros.
- No - digo y vuelvo a apartar la mirada- No suelo comer fuera. -por no decir que casi nunca lo hago.
- Si te quedas conmigo eso cambiaría-le dedicó mi mejor sonrisa- ¿confías en mi?
- Depende de para qué.
- Voy a pedir algo por ti y te va a encantar -dice con mucha seguridad.
- Te veo muy seguro.
- Es que lo estoy.
- No deberías, y ¿si no me gusta?
- ¿Apostamos? -me reta.
- ¿Qué se llevaría el ganador?
- Buena pregunta.... Pues el ganador le puede tirarle piedras al perdedor ¿qué te parece? -dice riéndose.
- Pues que probablemente uno de los dos acabara muerto -digo riéndome.
- Ahora en serio, si yo gano tu accederás a una cita conmigo y como está claro que yo voy a ganar, no hace falta que digas que quieres tú en el imposible caso de que ganarás.
- Que prepotente -me burlo y miro hacia arriba mientras pienso -si yo gano tu me dejarás conducir tu moto. -le digo sin pensármelo dos veces.
- No, ni hablar -niega con la cabeza para dejarlo más claro aún- Nunca te habías subido en una moto, hasta hoy, y ya quieres conducirla -dice riéndose.
- Eso es que seguro sabe horrible.
- Entonces hay trato supongo -dice mientras extiende la mano por arriba de la mesa para estréchala con la mía y, después de esto, le hace un gesto al camarero para que venga.
¿Ya saben lo que van a pedir? -pregunta un chico alto de ojos verdes con una gran sonrisa.
- Si, lo de siempre para dos -habla el por los dos y yo, en el fondo, lo agradezco porque no conozco casi nada de la carta y no sabría que elegir. Me daría miedo pedir algo y que luego no me guste y con la apuesta, si eso sucediera, le echaría la culpa a Tayler y conduciría su moto.

Después de veinte minutos llega el camarero con dos platos y una botella de vino. Nos coloca a los dos el plato enfrente y antes de que pueda servir el vino Tayler lo detiene.
- Gracias, eso lo hago yo -le dice a el camarero educadamente.
- Que aproveche -dice este antes de irse.

He de admitir que no tengo ni idea de lo que tengo en el plato pero huele y tiene una pinta increíble.
- Mmm... -se me escapa cuando lo pruebo. Creo que es lo mejor que he probado en mi vida.
- Eso es que sabe horrible ¿no? -me dice sarcásticamente.
- Claramente horrible. -digo y luego me meto en la boca la mayor cantidad de comida que puedo.
- Se ve que estás haciendo un gran esfuerzo por comertelo. -dice y los dos nos hechos a reír.

Tayler comienza a servir el vino y yo paro de comer y me quedo observándolo.
-¡Oh! ¿No quieres? -dice al notar que lo observo y se detiene.
- No, no, si quiero -digo y le hago un gesto para que siga echando.
-Bien, porque este vino es el acompañante perfecto de este plato. -asiento y deja la copa medio llena sobre la mesa.
Nunca he bebido vino, mejor dicho, nunca he bebido alcohol pero supongo que esta es la noche perfecta para hacerlo. Decido probarlo, tomando un gran sorbo de este líquido rojizo.
Y la verdad es que no sabe mal, tiene un toque amargo pero me gusta bastante y a medida que voy bebiendo, más me va gustando.

Pasiones OcultasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora