Capítulo 5

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~ELLA~

Él camino a casa con Sac transcurre en silencio hasta que Sac lo rompe:
- ¿Tú no ibas a dormí anoche en mi casa? -pregunta sin apartar los ojos de la carretera.
No se que responderle. Tengo la suficiente confianza con los gemelos como para contárselo pero, de los dos gemelos, Sac es el más protector conmigo y se que se enfadaría. A parte, se que si se lo cuento tampoco me creería, llevamos toda la vida juntos, ya que su hermana es mi mejor amiga, y ellos también me conocen lo suficiente como para saber que yo no haría eso.
- Me surgió un contratiempo. -le digo y no es una mentira, me surgió un contratiempo llamado Tayler.
- ¿Qué clase de contratiempo? -pregunta extrañado.
- Eres un cotilla. -le digo con voz aguda y una sonrisa burlona.
- Pero eso tú ya lo sabías. -nos reímos.

El resto del camino transcurre rápido, Sac y yo hablamos de cosas triviales y nos reímos. Para cuando llegamos a mi casa estoy casi llorando de la risa. Me bajo del coche y me despido de Sac con la mano mientras todavía me estoy riendo de las idioteces que hemos dicho.
Cuando entro en casa voy corriendo a mi habitación, suelto mis cosas sobre la cama y luego voy directa a la ducha, me desnudó y me meto en ella todo lo rápido que puedo para no congelarme.
Siento como mi cuerpo se va relajando a medida que el agua caliente cae sobre mi. Voy girando cada vez más el regulador del agua hasta que casi está del todo caliente, es el máximo que aguanta mi cuerpo. La habitación se inunda de vapor y me paro a mirar como el humo emana de mi piel. Para cuando salgo de la ducha estoy por completo relajada. Me pongo un chándal y salgo a la cocina.
- Peter vendrá a cenar con nosotras, no estes picando -me dice mi madre.
- No, Peter vendrá a cenar contigo. -digo en tono cortante.
- Madison por favor.
- No puedes entenderlo, ¿verdad?, ¿solo eres capaz de pensar en ti? -tragó saliva fuerte para que no me salgan las lágrimas- Ayer hizo 9 años desde la muerte de mi padre y no estoy de humor para cenar con un hombre que quiere sustituirlo y su asesina. -digo y me voy rápidamente a mi habitación, enfadada.
- Yo solo quiero salir adelante. -grita.

Cuando entro en mi habitación cierro de un portazo mientras dejo caer mi cuerpo al suelo al mismo tiempo que caen mis lágrimas.
No puedo soportar el hecho de que mi padre no esté aquí y que a mi madre básicamente ni le importe, al igual que no le importo yo. Cuantas más vueltas le doy más lloro y soy incapaz de levantarme del suelo hasta que mi móvil empieza a sonar e intento detener mis sollozos y me obligo a levantarme del frío suelo.

~ÉL~

Después de dejar a Maddie me fui al gimnasio para soltar la ira que todavía tenía dentro. Cuando la dejé, la ira fue volviendo a mediada que me iba alejando de ella, todos lo recuerdos volvieron y no se me ocurrió otra idea que llamar a James para boxear. Después de estar todo el día entrenando, salvo por un pequeño descanso para comer, estoy agotado, necesito irme a casa.
Después de una ducha rápido, salgo muy relajado y me voy a mi taquilla a por mi ropa.
- ¿Dónde estuviste anoche? -pregunta James cuando abre su taquilla que está al lado de la mía.
- Fui a dar una vuelta, necesitaba despejarme. -No le quiero hablar de Maddie porque se cual va a ser su respuesta y no me apetece escuchar sus gilipolleces - ¿podrías echarte menos desodorante? - le digo al ver que se está hechando medio vote y para que no siga con el tema.
- ¿Y matar mi esencia? ¿Estás loco? -dice sarcástico.
- Ya entiendo como tantas mujeres acaban en tu cama, las dejas inconscientes con tanto desodorante, cabrón.
-Exacto amigo, esa es la técnica. -bromea -Por cierto vine en taxi -dice mientras salimos del gimnasio.
- Pues vete en otro.
- Capullo, llévame a casa.
- Nos vemos allí. - digo mientras me subo a la moto.
- Joder Tayler.
- Sube anda- me rio - te llevo, pero sin mariconadas - bromeo y se sube.
- Claro que no amor -dice pasándome la mano por el abdomen, sabiendo que eso me iba a molestar, y se hecha a reír.

James es un gilipollas y sabe como tocarme las pelotas pero he de admitir que es el mejor amigo que podría haber encontrado. Nos conocimos en un momento duro de mi vida y desde entonces me ha ayudando con todas mis mierdas.

En quince minutos estamos en nuestro apartamento. No digo nada y me meto en mi habitación. Llevo todo el día pensando en llamar a Maddie así que nada más entrar saco el teléfono y la llamo. Tarda un poco en contestar pero finalmente lo hace.
-Hola -le digo emocionado mientras miro por la ventana.
- Hola -dice entre sollozos intentando ocultarlos.
- ¿Estás bien? - cuando hago la pregunta escucho como empieza a llorar desesperadamente, ese sonido me rompe por dentro, no puedo soportarlo- Maddie di algo por favor.
- No, no estoy bien. -le cuesta decir mientras llora.
- Mándame tú ubicación, voy a buscarte.
- ¿Qué dices?
No le respondo en lugar de ello cuelgo y cojo de nuevo las llaves de la moto.
Al salir de la habitación me encuentro a James tirado en el sofa con el móvil.
- ¿A donde vas? -me pregunta.
- Todavía no lo sé.
- ¿No íbamos a cenar pizza?
- Ya te diré.
Salgo del apartamento lo más rápido que puedo, no me molesto ni en coger el ascensor para bajar, corro por las escaleras y salgo a la calle, pero antes de subirme a la moto miro si Maddie me mandó la dirección y si lo hizo. No sabía si lo haría porque le colgué y ahora me preocupa cada vez más, debe de estar muy mal para no hacerse la dura y no cabrearse porque no le conteste y la dejé hablando sola.
A medida que me voy acercando a la dirección me voy poniendo más y más tenso. Preguntas como: ¿qué le habrá pasado?, ¿estará herida?,¿alguien le hizo daño?... atormentan mi cabeza y juro que como alguien le haya hecho daño le partiré la cara.

Cuando llego a la dirección me encuentro con una pequeña casa, muy humilde. No me detengo mucho a verla y corro hacia ella. Suponiendo que las habitaciones están el el piso de arriba corro alrededor de ella buscando la manera de subir. Consigo la manera de subir escalando por una columna que sujeta una pequeña terraza en el piso superior. Una vez estoy arriba me acerco a las puertas correderas de cristal y, sin mirar que hay al otro lado, las abro y entro.

Pasiones OcultasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora