Cuando acabamos de desayunar y nos hemos vestido, bajamos a despedirnos de la familia D'Amico. Y me fijo en como Harry le entrega unas llaves a su hijo y le dice algo al odio al darle un abrazo. Me sorprende lo cariñosa que es la despedida, como si nos fueramos por un largo tiempo.
Los padres de Tayler se despiden de mi con un abrazo y Gi, aunque parezca que también lo esta haciendo, lo que realmente hace es asfixiarme.
A medida que nos alejamos de ellos para ir hacia el garaje, ellos se despiden con la mano y nos desean un buen viaje, mientras que Gi pide que usemos preservativo porque es muy joven para ser tía, y que le mandemos muchas fotos.
Cuando Tayler abre la puerta del garaje no puede quedar más perpleja. es la mejor coleccion de coches que he visto en mi vida.
- ¡Esto es la fantasía de cualquiera! -digo sin poder evitarlo, creo que mi cara muestra lo impresionante que es la imagen de los coches antiguos, los Ferrari, los coches de carrera, las motos, Lamborghini... y a medida que voy avanzando voy viendo cada vez un coche más impresionante que el anterior.
- Lo es. Pero la mía no.
- ¿Y cual es la tuya?
- Mi padre es coleccionista de coches antiguos, mi hermano colecciona toda clase de coches de lujo, por otro lado a mi me fascinan las motos, y para rematar a los tres nos encantan los coches de carrera, y antes solíamos competir entre nosotros aunque mi madre odiaba que hiciéramos carreras. Decía que es peligroso y se enfadaba con mi padre por animarnos. -me percato de que ha evitado mi pregunta, pero tampoco le doy muchas vueltas.
Cruzamos entre los coches hasta que Tayler se para delante de un Chevrolet Corvette de 1962. Abre la puerta del copiloto para dejarme paso y cuando me subo me ata el cinturón y me da un suave beso que deja mis labios con ganas de más. Le da la vuelta al coche, se sube y arranca. El rugido del coche retumba en la enorme habitación y, en cuanto la enorme puerta del garaje se abre, Tayler acelera como si quisiera hacer que el coche despegara.
Miro la radio y lo miro a él, con una sonrisa que deja claros mis deseos.
- Pon lo que tu quieras.
- Te adoro. -digo encendiendo la radio.
- Mi único objetivo, es que seas tan feliz que no puedas dejar de sonreir. Porque no soporto la idea de ver el reflejo de la tristeza en tus ojos.
-Eres la única persona en este mundo capaz de lograr eso.
- Eres lo más valioso que tengo.
Me paso el resto del camino cantando a pleno pulmón y, para mi sorpresa, no solo se sabe las canciones sino que las canta conmigo.
En menos de veinte minutos estamos en la ciudad, enfrente de uno de los edificios más altos. Me resulta imposible no fijarme en las letras que se encuentran encima de la gigante puerta, que va acorde con el tamaño del oscuro edificio, y me sorprendo al ver en letras doradas "D'Amico". Tayler nunca me había comentado a que se dedicaba su padre, y, por lo que veo, puedo intuir que esta es la sede principal de una gran corporación.
La sobriedad del edificio me resulta tan propia de su padre, a pesar de lo oscuro y atemorizante que se ve desde fuera, por dentro es muy luminoso, aunque sigue siendo todo igual de frio.
Al entrar los hombres de seguridad del edificio saludan a Tayler como "señor D'Amico" y les devuelve él saludo, pasa la tarjeta de reconocimiento y nos montamos en el ascensor.
Por fin solos, ya me puedo burlar del señor.
- Señor D'Amico -no puedo evitar la sonrisa de burla-
- ¿ Te hizo gracia?
- Me costo no reirme. Se me hace raro oírlo la verdad.
- Vete acostumbrándote, eres la futura señora D'Amico. -la sonrisa al pensarlo se me escapa. Pensar en pasar toda una vida con él me asusta, seguramentr acabaríamos tirandonos piedras, pero ese sentimiento de miedo queda totalmete opacado por la inmensa ilusión que me hace pensar en compartir todos los importantes momento de mi vida con él, tan fuerte es este sentimiento que una vida me parece poco tiempo para compartir.
- Antes me lo tendrás que proponer y la parte mas difícil, te tendría que decir que si.
- No me vas a rechazar.
- Te veo muy seguro, señor D'Amico. -pongo en duda lo que da por hecho.
- Lo estoy. Creo que se me da bastante bien persuadirte. -se me acerca lentamete y me besa. Me obliga a retroceder para pegarme contra la pared. Mete sus manos por debajo de mi sudadera y agradezco la calidez de su piel. Sus manos se quedan pegadas a mi cintura y las mías rodeando su cuerpo. Sus labios, que parecen incapaces de separarse de los míos, se separa en cuestión de segundos cuando escuchamos el ruido de que la puerta se va a abrir.
- ¡Mierda! - exclama, al separarse rápido de mi. Al abrirse la puerta vemos a todo el personal mirándonos en silencio. Ambos devolvemos el saludo como si nada pasara, aunque creo que por el rubor de mis mejillas todos pueden saber lo que estaba pasando.
- ¿Te da vergüenza? -pregunto cuando se vuelven a cerrar las puertas.
- ¿De besarte? Si pudiera pondría un víedo besándonos en Times Square para que todos sepan quien es la señora D'Amico. Pero la señora D'Amico es muy decente y prefiere dejarme caliente. Yo creo que por eso le dio al botón parar el ascensor. - terminar en tono burlón.
- No no no, yo no fui la culpable de eso, fuiste tu quien me empujo contra los botones. Y por cierto ¿como que "señora"?
- Fue tu culo el que toco lo botones, vieja.
- Pero porque tu me llevaste hacia ellos. Y te recuerdo que eres mayor que yo, así que si yo soy vieja ¿tu que eres? ¿un dinosaurio?
- Nah, tu sugar daddy.- se ríe y le golpeo el hombro.
- Te pasaste.
- Todavía no. Por la noche a lo mejor si. -Se me vuelve acercar lentamente pero antes de que me bese lo detengo y le señalo el letrero donde pone que ya vamos a llegar al piso que marco, el último piso. Con tanta distracción no me había parado a pensar en por qué vamos al último piso. Hace que me acuerde de nuestra primera noche juntos, la primera vez que pase la noche con él, ese recuerdo hace que sienta como si las mariposas esas de las que todo el mundo habla, y que yo no creía que existieran hasta que lo conocí, quisieran salir de mi cuerpo. Aunque este edificio es infinitas veces más alto. Me roba un beso rápido a medida que se abren las puertas y jala de mi mano para salir del ascensor, emocionado como un niño pequeño.
La impresión se apodera de mi y se refleja perfectamente en mi rostro, mi barbilla casi llega al suelo, me quedo petrificada mirando como Tayler avanza. Cierro la boca, sonrio, corro hacia él y salto sobre el para abrazarlo por la espalda pillándolo por sorpresa.
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Pasiones Ocultas
RomansaTan distintos pero no podían ser más iguales, tan lejos pero se encontraron, tan tristes pero se enamoraron, tan vulnerables pero lucharon, tantas cosas....¿algo podría separarlos? Una historia de amor, pasión, drama, acción, comedia... los consumió...