Capítulo 6

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Shaya

Durante días, papá me sermoneó sobre mi "actitud rebelde" con respecto a mí mismo, y a los cambios que debería hacer para mejorar.

— Ser más "agradable" no me hará un mejor cazador. — le dije.

— Pero sí te hará un mejor lobo... — me respondió.

— ¿No has visto a Sura?

— Sajer — me corrigió — y no, no lo he visto desde hace mucho tiempo.

— Si él viniera... ¿Lo tratarías bien?

— Tan bien como se le trata a un lobo solitario...

— Este año no vino ese lobo. ¿Crees que está con él?

— Eso espero.

— Oye... — papá me miró — si solo soy yo al que hay que presentar... ¿Qué vas a pedirme que haga?

— No puedo decirtelo. Pero sé que no puedo pedirte que hagas lo que siempre hacemos. — comenzó a levantarse — en fin. No seas tan duro contigo mismo, y no lleves tu mal carácter a los demás. Kaila e Inu no tienen la culpa de nada.

— Lo sé. — me levanté. Estar junto a papá me recordaba lo pequeño que era. — ¿puedo irme ya?

— Adelante. Espero no tener que volver a pasar días hablando contigo nuevamente.

— Nos vemos... — le dije mientras me marchaba.

La labor de papá con la manada era admirable, ya que fuera de todo lo cotidiano, podía pasar días lidiando con mi mal carácter.

— Está bien... Concéntrate — musité mientras acechaba una liebre — eres más rápido que ellas...

Comencé a sentir un olor extraño y desconocido a varios metros de mí. Al mismo tiempo que un extraño sonido de ramas rompiéndose, como si alguien se acercara lentamente a donde yo estaba.

La liebre comenzó a correr, y yo me quedé en mi puesto, atento a lo que me acechaba. No era Kaila, ni Inu, ni Lala, mucho menos papá. No era un Lobo.

Un zumbido se escuchó al mismo tiempo que un pinchazo se sintió en mi pierna derecha. Di un salto y comencé a mirar hacia todas direcciones en busca de lo que fuese que estaba ahí.

— ¡¿Quién está ahí?! — pregunté.

Al no ver a nadie, quise correr. Quería huir. Pero mis pasos eran torpes, y poco a poco comencé a sentirme somnoliento. Hasta que caí, y todo comenzó a nublarse. Entonces vi a una criatura muy alta que caminaba en sus patas traseras hacia mí.

— Ayúdenme... — intenté gritar, pero fue inútil. — por favor... — dije a lo que parecía un lobo junto a la criatura, que hablaba de una forma extraña e inentendible. Aunque el "lobo" junto a él parecía entenderle.

Entre lobos... (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora