Capítulo 40

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Shaya

Durante la mañana, los hombres parecían estar algo inquietos; al igual que los perros.
- ¿Qué está pasando? - dije algo ansioso al ver a tantos hombres y perros moverse.
- Ni idea. Pero creo que ese que está ahí tiene algo que ver con todo esto... - dijo apuntando cin la nariz a un perro.
- Un lobo atacó a uno de los hombres. - dijo Sever - al parecer el inútil de Buddy fue por él, pero se le escapó...
- ¿Un lobo dices? ¿No dijiste que ya no habían lobos de este lado?
- Bueno, al parecer hay unos cabos sueltos. O quizás no sean de por aquí...
Me puso algo nervioso el pensar que Sura había sido quien atacó al humano. Y sentía que mi estómago se retorcía al pensar que podían atraparlo y matarlo.
- Oye ¿Estás bien? - preguntó Unan.
- Sí... Estoy bien... Solo...
- Piensas que fue él quien lo hizo ¿verdad?
- Sí.
- Oye, Sever. - este lo miró - ¿nos mantendrías al tanto de todo?
- ¿Por qué habría de darle información a un lobo?
- No hay razón en hacerlo - parecía tener algo en mente - pero supongo que podríamos llegar a un acuerdo que nos beneficie a ambos.
- No tengo nada que negociar con un lobo como tú...
- ¿En serio? - Sever parecía algo interesado, pero era poco lo que demostraba - de lo poco que llevo aquí me he dado cuenta de algunas cosas que tenemos en común...
- ¡Ja! ¿Qué podríamos tener en común tú y yo? - Unan sonrió.
- Que los dos tenemos a la misma piedra que se nos mete entre los dedos...
No estaba muy seguro de lo que estaba intentando hacer. Pero eso que dijo pareció llamar la atención de Sever.
- Es obvio que no soportas a Colosso. Porque piensas que tú deberías ser quien lidere a los demás. Y a ti no te gusta recibir órdenes, sino darlas.
- Cuál es tu punto... - gruñó.
- Mi punto es... Que si unimos fuerzas podríamos deshacernos de esa molesta piedra... ¿Qué dices? Si tu nos ayudas... Nosotros podemos ayudarte con lo que quieras... - sonrió.
Sever se mantuvo en silencio mientras miraba a Unan con expresión seria e interesada. Pareció que diría algo; pero el silbido de un humano llamó su atención, y se fue sin responder. Miré a Unan, quien por su expresión, parecía satisfecho con el resultado.

Entre lobos... (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora