𝑯𝒂𝒍𝒇𝒃𝒍𝒐𝒐𝒅 𝒕𝒂𝒍𝒆𝒔 -.ᴇᴠᴇʟʏɴ

O 3

𝘚𝘩𝘦 𝘸𝘢𝘴𝘯'𝘵 𝘧𝘳𝘢𝘨𝘪𝘭𝘦 𝘭𝘪𝘬𝘦 𝘢 𝘧𝘭𝘰𝘸𝘦𝘳, 𝘴𝘩𝘦 𝘸𝘢𝘴 𝘧𝘳𝘢𝘨𝘪𝘭𝘦 𝘢𝘴 𝘢 𝘣𝘰𝘮𝘣
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narra amanda

    Por primera vez en mucho tiempo, todo comenzaba a estar bien. Aceptaron mi petición de trabajo para aquella empresa de telecomunicaciones, y por fin pude mudarme a Columbus con esperanza de encontrar un futuro mejor allí.

Luego estaba Joseph; un hombre cariñoso, comprensivo y amable. Estaba divorciado, e incluso había tenido una hija con su primer matrimonio.

A los 5 años de conocernos, nos casamos. En ese entonces, no me importó mucho formar una familia tan de golpe. No me importaba, porque no sabía que se iba a tratar de ella.

De Evelyn.

Una niña normal de unos diez años. Eso era lo que aparentaba. Pero nadie llegó a sospechar al monstruo que alojaba en su interior.

Todo comenzó a torcerse a la semana del casamiento. La niña cada vez se comportaba de un modo más extraño, con reacciones bruscas y humor muy cambiante. Incluso hubo brotes de ansiedad unas cuantas veces.
Finalmente, la llevamos al psicólogo. Nos dio un diagnóstico final.

Ataques de ira.

Vale, eso sí que era un problema. Pero la vida me estaba sonriendo por primera vez en años, y no iba a dejar que un simple trastorno mental lo pusiera todo patas arriba.

Lo malo es que no se trataba de un simple trastorno mental.
Las semanas siguientes fueron todavía peores. Cada vez más peleas, insultos e incluso algún que otro ataque. Hasta que, un buen miércoles, Joseph me contó toda la verdad, y quizá hizo que todo tuviera más sentido.

Sin darme cuenta y sin quererlo, me sumergí en un loco universo de dioses griegos egocéntricos y semidioses adolescentes.

Evelyn era uno de esos semidioses adolescentes.

Y, por lo tanto, lo de divorciado había sido solo una fachada para aparentar normalidad. Allí no había habido nada de matrimonio. Joseph se había acostado con una diosa griega.

Sí, suena peor de lo que parece.

Todo se veía más claro ahora, pero a la vez hacía que me cuestionara una y otra vez cosas que no lo habría hecho en mi vida Al cabo de los años, terminé por aceptarlo: Evelyn tiene sangre de diosa, y no lo sabe. Posee grandes poderes, solo que yo soy incapaz de verlos porque soy una simple mortal.

Mortal. Así era como nos llamábamos. Suena bastante despectivo, pero después de comprender todo casi me alegraba de ser uno de ellos.

Las cosas con Joseph no se torcieron en absoluto, por extraño que parezca, si no que nuestro matrimonio cada vez se hacía más fuerte.
Él me necesitaba de verdad. Ser semidiós nunca fue fácil, y lo sabía perfectamente. Sabía por lo que Evelyn estaba pasando.